Más datos de que el ejercicio, por escaso que sea, reduce el riesgo cardiovascular

Un estudio cuantifica los beneficios de la actividad física del día a día. Episodios de intensidad moderada, de solo un minuto, reducen el riesgo de eventos. La investigación ha calculado el beneficio en la prevención cardiovascular de actividades como subir escaleras.

Los beneficios del ejercicio son largamente conocidos y ensalzados, pero en los últimos tiempos comienzan a aparecer estudios que revelan que toda actividad física, por poca que parezca, tiene grandes beneficios en la prevención de enfermedades. Un respiro para esa gran parte de la población que no quiere o no puede practicar deporte de forma rutinaria y sistemática.

La revista The Lancet Public Health publica una investigación que proporciona las evidencias más sólidas hasta la fecha de que episodios breves de actividad incidental, del tipo que forma parte de la vida diaria, se asocian a una reducción significativa del riesgo de eventos cardiovasculares. Este tipo de actividad física intermitente asociada a la vida cotidiana comprende acciones como subir las escaleras, correr para coger el autobús o limpiar la casa con energía.

“En los últimos años hemos llegado a comprender que no solo el ejercicio estructurado es bueno para nuestra salud, pero sabemos muy poco sobre cómo estos breves periodos de actividad intermitente se traducen en beneficios para la salud”, explica el investigador Emmanuel Stamatakis, de la Universidad de Sídney, que ha liderado a un equipo de investigadores de las universidades College London, Glasgow, Edimburgo, Loughborough y Oxford.

Para su estudio, los investigadores se sirvieron de los datos del Biobanco de Reino Unido procedentes de las pulseras de actividad de 25.241 adultos de entre 42 y 78 años, que declararon no practicar deporte. Gracias a la información de estos dispositivos pudieron analizar los patrones de actividad física incidental durante siete días de estas personas, que podrían consistir en periodos de solo 10 segundos.

Con esta información, relacionaron estos micro patrones de actividad física con los registros de salud de los participantes, a los que siguieron durante casi ocho años.

El equipo de Stamatakis comprobó que el 97% de la actividad física incidental consistió en episodios que duraron menos de 10 minutos. La actividad, de intensidad moderada a vigorosa, se asoció con una reducción significativa de infartos de miocardio, ictus o muerte por cualquier causa.

Además, el movimiento constante durante periodos de uno a tres minutos se vinculó con una reducción del 29% del riesgo con respecto a los episodios cuya duración fue inferior a un minuto.

Duración e intensidad

A más duración e intensidad del ejercicio mayor fue el efecto protector. Los episodios de dos minutos reportaron más beneficios que los de treinta segundos, con independencia del total acumulado de actividad física.

El tipo de actividad considerada vigorosa (la que hace resoplar y no permite mantener una conversación) durante el 15% del tiempo (unos diez segundos por minuto), también obtiene un mayor beneficio. Incluso aquellos episodios de menos de un minuto se asociaron a beneficios si se aplicaba la regla del 15%.

“Este estudio sugiere que las personas podrían reducir potencialmente su riesgo de sufrir eventos cardiacos al realizar actividades de la vida diaria, de al menos intensidad moderada, en las que, idealmente, se muevan continuamente durante al menos uno a tres minutos a la vez”, señala el también investigador de la Universidad de Sídney Matthew Ahmadi. “Parece que esto puede tener beneficios para la salud comparables a las sesiones más largas que duran entre cinco y diez minutos”.

Los investigadores aclaran que menos de uno de cada cinco adultos de mediana edad practica ejercicio con regularidad. “La idea de acumular períodos cortos de actividad moderada a vigorosa a través de las actividades de la vida diaria hace que el ejercicio físico sea mucho más accesible para las personas que no quieren o no pueden participar en su práctica estructurada”, comprende el investigador. “Pero como vemos con estos datos, la duración y el vigor que la gente pone en estas actividades incidentales son importantes”.

En julio, Stamatakis y Ahmadi publicaron en JAMA Oncology los resultados de otro estudio similar que asociaban este tipo de actividad física intermitente con una menor incidencia de cáncer en adultos no deportistas.

Los investigadores sostienen que su estudio contradice la idea de que son necesarias sesiones de ejercicio continuo de 10 minutos como mínimo para obtener beneficios en salud. Esta creencia ha estado ampliamente extendida hasta que la Organización Mundial de la Salud eliminó en 2020 esta afirmación en sus recomendaciones sobre actividad física, cambiando su posicionamiento por el de que “cada paso cuenta para mejorar la salud”. Naiara Brocal

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