Cardiopatías valvulares: tratamientos innovadores

Por Antonio Fernández-Ortiz. Director del Instituto Cardiovascular, Hospital Clínico San Carlos.

Las cardiopatías valvulares constituyen hoy en día un importante desafío terapéutico. Las dos valvulopatías más frecuentes, la estenosis aórtica y la insuficiencia mitral, son principalmente enfermedades degenerativas y, por tanto, muy prevalentes en personas de edad avanzada. Su impacto en la calidad de vida es muy significativo ya que, a la pérdida funcional propia de la edad, se añaden síntomas como la fatiga, dificultad para respirar, edemas o dolor torácico. Su manejo requiere, por tanto, un enfoque holístico que englobe no solo la intervención médica sino también aspectos emocionales y de calidad de vida. Se trata de un grupo heterogéneo de pacientes que abarca desde personas añosas sin comorbilidades, robustas e independientes, hasta pacientes frágiles, con comorbilidades y dependientes. Por tanto, el primer reto es evaluar adecuadamente la situación de cada paciente, incidir en los aspectos mejorables del estilo de vida y valorar los beneficios y posibles riesgos del tratamiento.

La evolución de los tratamientos refleja un cambio hacia opciones más personalizadas y menos invasivas. En este contexto, el desarrollo de técnicas menos invasivas con las que es posible reparar o sustituir las válvulas a través de catéteres (normalmente introducidos por la ingle) han ampliado las opciones de tratamiento en pacientes de mayor riesgo. Los dos principales tratamientos con catéter para las valvulopatías son el remplazo valvular aórtico percutáneo (TAVI por sus siglas en inglés), para el tratamiento de la estenosis aórtica; y la reparación mitral percutánea con dispositivos borde a borde (clips), para el tratamiento de la insuficiencia mitral. Con estas técnicas son muchos más los pacientes que hoy en día pueden mejorar la calidad de sus vidas.

En conclusión, un enfoque holístico para las cardiopatías valvulares reconoce la complejidad de estas afecciones. Desde la prevención y gestión inicial hasta intervenciones invasivas, se busca no solo restaurar la función cardíaca, sino también mejorar la calidad de vida global del paciente, integrando aspectos físicos, emocionales y sociales en el proceso de atención. El reto es una buena planificación y coordinación asistencial que permita expandir el beneficio de estos tratamientos a todos los pacientes que lo necesiten.

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