Josep Tabernero, oncólogo: “Seremos capaces en el futuro de operar un páncreas sin verlo gracias a la biopsia líquida”

En el mes del cáncer colorrectal, el director del VHIO de Barcelona expone la necesidad de nuevos cribajes.

Con la excusa del día mundial contra esta enfermedad celebrado el pasado marzo, Josep Tabernero, director del Vall d’Hebron Instituto de Oncología (VHIO) y jefe del Servicio de Oncología Médica del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona, conoce muy bien cómo ha cambiado el panorama oncológico de este tumor.

En la actualidad, el colorrectal es el segundo cáncer con más casos en España tanto en hombres -solo por detrás del cáncer de próstata- como en mujeres -a la zaga de los tumores de mama-. Además, ostenta el segundo puesto en la mortalidad por cáncer: en 2023 fallecieron por su culpa 15.385 españoles. Por eso, empieza a surgir el debate de cuándo deben empezarse a cribar a los pacientes.

PREGUNTA. Las estimaciones de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) señalan que en 2024 los cánceres que se diagnosticarán con más frecuencia en España serán los de colon y recto, con 44.294 nuevos casos. ¿Está aumentando la incidencia o se diagnostica mejor este tipo de tumores?

RESPUESTA. Se da una combinación de ambas cosas. Por un lado, esta es una enfermedad que cada vez se conoce mejor y cada vez se incide más en su diagnóstico. Por otro, sabemos que mayoritariamente el cáncer colorrectal es un tumor asociado a la edad. Entonces, cuanto más sobreviva la población, más posibilidades habrá de desarrollarlo. De cualquier forma, lo que es más alarmante es que, cuando corregimos las estadísticas por ese factor de la edad, también vemos que el cáncer colorrectal está aumentando especialmente en menores de 50 años.

Con estos datos en menores de 50 años, ¿habría que reducir la edad de inicio de los programas de cribadode cáncer colorrectal?
Esto se está discutiendo mucho y yo creo que se bajará. Los programas de cribado se establecen por criterios de coste eficiencia. Hasta ahora la norma era llevarlos a cabo a partir de los 50 años pero ya hay países que tienen más incidencia de cáncer colorrectal en gente joven, como EEUU o Canadá, que están bajando el inicio a los 45 años. Yo creo que esto acabará pasando aquí también. Y probablemente, al paso que vamos, en 10 años habrá que bajarlo aún más. Pero siempre estos cambios tienen que venir determinados por la seguridad de que vas a tener un impacto, de que se van a salvar vidas.

Este año se cumplen 10 años de la implantación del programa de cribado en España, pero recientemente la Asociación Española contra el Cáncerdenunciaba que no se han conseguido los objetivos de manera homogénea en todo el territorio y no hay datos transparentes de cobertura ni participación.
Es una realidad que no solo pasa en este ámbito, sino en otras áreas de salud. Cuando el ministerio incluye algo en la cartera de servicios, esto no implica que inmediatamente todas las comunidades autónomas lo implementen. El programa de cribado implica que si das positivo en sangre en hecestienes que someterte a una colonoscopia y la realidad es que no siempre están establecidos los recursos necesarios para que esto se lleve a cabo. Sin duda, que hubiera una implementación más rápida del programa es un tema pendiente. Pero, por otro lado, también hay que destacar que el cumplimiento personal, el cumplimiento de las personas que reciben la carta para el cribado, no es todo lo alto que sería deseable. Esto también pasó al principio con las mamografías y las exploraciones ginecológicas de la mujer para detectar precozmente el cáncer. Por lo tanto, es importantísimo seguir difundiendo la importancia del programa de cribado de cáncer colorrectal. Hemos de convencer a la población de que lleven a cabo el screening cuando les corresponde porque esto salva vidas. Claro que sería más fácil someterse a un análisis de sangre que enviar un bote con heces para detectar sangre, pero por el momento es la prueba que tenemos y es efectiva.

¿En qué punto están las investigaciones de la biopsia líquida?
Hemos avanzado mucho porque quiero recordar que, al principio, hace 10 o 15 años, se utilizaba solo para saber el perfil molecular de un tumor ya diagnosticado cuando no se podía acceder a tejido. Hoy en día ya lo estamos utilizando para detectar enfermedad microrresidual después de la cirugía o, en programas de investigación, al acabar el tratamiento de quimioterapia complementaria, para saber si queda enfermedad microrresidual o no y con esos datos cambiar el tipo de tratamiento. El objetivo es aumentar el ámbito de aplicación de la biopsia líquida. Y yo creo que será una herramienta fundamental para cambiar el pronósticopor ejemplo del cáncer de páncreas, que lo diagnosticamos tardíamente porque no da síntomas. Cuando consigamos desarrollar técnicas más sensibles, que se logrará, podremos empezar a hacer biopsia líquida en poblaciones de riesgo una vez al año o una vez cada dos años y saber si se está generando un microtumor de páncreas. Y seremos capaces en el futuro de operar un páncreas sin verlo porque sabremos por la biopsia líquida que se está generando un tumor de páncreas cuando la enfermedad todavía es milimétrica. Solo entonces cambiaremos el pronóstico del cáncer de páncreas de una manera importante. Sí que es verdad que los nuevos tratamientos lo están cambiando, pero de una manera incremental. Si queremos cambiarlo radicalmente será diagnosticándolo muy precozmente. Esto pasará con la biopsia líquida.

En cuanto a los tratamientos, ¿cuál es la diferencia entre alguien que se diagnostique hoy y otra persona a la que se le detectó la enfermedad hace 30 años?
La supervivencia no para de aumentar. La supervivencia hace 30 años estaba en el 35% y ahora en cáncer colorrectal las cifras están muy cerca del 60%. En 2030, si todo va bien estaremos en el 70%. Hay múltiples factores que intervienen en esto. Por supuesto influye un diagnóstico más precoz pero también el desarrollo de mejores tratamientos, que no son únicamente farmacológicos. También ha habido un gran avance en tratamientos quirúrgicos o técnicas de radioterapia, entre otros. Fundamentalmente, lo que ha cambiado en estos años es que ahora se puede ofrecer un tratamiento personalizado. Antes te diagnosticaban cáncer colorrectal y punto y ahora hay definidos como mínimo cinco subgrupos diferentes con un abordaje clínico. Y, además, hay al menos 10 subgrupos más en fase de investigación para los que estamos desarrollando tratamientos personalizados. Hoy distinguimos entre el cáncer colorrectal que no tiene mutaciones en RAS, el que tiene mutaciones en BRAF, el que tiene sobreexpresión de HER2, etc. Y todos estos tipos de tumores tienen un tratamiento diferente. El panorama ha cambiado radicalmente y va a seguir mejorando en los próximos años sin ningún tipo de duda. Cristina G. Lucio

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