Unos tres millones de personas mueren, anualmente, a causa de enfermedades asociadas a la contaminación del aire en las viviendas

Las partículas y otros contaminantes presentes en el aire doméstico inflaman las vías respiratorias y los pulmones, perjudican la respuesta inmunitaria y reducen la capacidad de la sangre para transportar oxígeno.

Anualmente, 3,2 millones de personas mueren prematuramente a causa de enfermedades atribuibles a la contaminación del aire en los hogares causada por la combustión incompleta de combustibles sólidos y queroseno, que suelen emplearse, sobre todo, para cocinar.

Ello se produce a consecuencia del uso de elementos y tecnologías ineficientes y contaminantes dentro y alrededor de la vivienda que contienen una variedad de contaminantes perjudiciales para la salud, incluidas pequeñas partículas que penetran profundamente en los pulmones y entran al torrente sanguíneo. Las partículas y otros contaminantes presentes en el aire doméstico inflaman las vías respiratorias y los pulmones, perjudican la respuesta inmunitaria y reducen la capacidad de la sangre para transportar oxígeno. Dicha exposición es especialmente elevada entre las mujeres y los niños, al pasar, por lo general, más tiempo dentro del hogar.

Muertes por exposición a esta contaminación

El 32% de las muertes se producen por cardiopatía isquémica: 12% de todas las muertes por cardiopatía isquémica,, que representa más de un millón de muertes prematuras al año, puede atribuirse a la exposición a la contaminación del aire en los hogares, según datos ofrecidos por la OMS.

Un 23% se atribuyen a un ictus: aproximadamente 12% de todas las muertes por accidente cerebrovascular se puede atribuir a la exposición diaria a la contaminación del aire doméstico derivada del uso de combustibles sólidos y queroseno en el hogar.

Más de un 20% se debe, según la OMS, a infecciones de las vías respiratorias inferiores: la exposición a la contaminación del aire doméstico casi duplica el riesgo para LRI infantil y es responsable del 44% de todas las muertes por neumonía en niños menores de 5 años. Esta contaminación es un riesgo para infecciones agudas de las vías respiratorias inferiores en adultos y contribuye al 22 % de todas las muertes de adultos debido a neumonía.

Además, un 19% son a causa de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC): 23% de todas las muertes por enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) en adultos en los países de ingresos bajos y medianos se deben a la exposición a la contaminación del aire en los hogares.

Finalmente, un 6% se deben a cáncer de pulmón: aproximadamente el 11% de las muertes por cáncer de pulmón en adultos son atribuibles a la exposición a carcinógenos provenientes de la contaminación del aire en el hogar causada mediante el uso de queroseno o combustibles sólidos como madera, carbón vegetal o carbón para las necesidades energéticas del hogar. Asimismo, hay pruebas de que existe una relación entre la contaminación del aire en los hogares y el bajo peso al nacer, la tuberculosis, las cataratas y los cánceres de nasofaringe y laringe.

Combustibles limpios para la salud

La alternativa, según la OMS, se encuentra en los combustibles y tecnologías que son limpios para la salud, entre los que se incluye la energía solar, electricidad, biogás, gas licuado de petróleo (GLP), gas natural, combustibles con alcohol, así como estufas de biomasa que cumplan con los objetivos de emisiones de las Directrices de dicha Organización.

Es por ello que se defiende la necesidad de cambios de políticas significativos para aumentar rápidamente el número de personas con acceso a combustibles y tecnologías limpios para 2030 para abordar las inequidades en salud, lograr la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y mitigar el cambio climático

Las estrategias para aumentar la adopción de energía doméstica limpia incluyen políticas que brindan apoyo financiero para comprar tecnologías y combustibles más limpios, mejor ventilación o diseño de viviendas, y campañas de comunicación para fomentar el uso de energía limpia. Rv. Ana Mera, farmacéutica. Barcelona

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