Un tercio de los pacientes covid-19 hospitalizados en España tuvo un síndrome de distrés respiratorio agudo

Los datos presentado en el reciente 41 Congreso de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) concluyen que un tercio de los pacientes ingresados por Covid-19 presentaron síntomas respiratorios de gravedad.

Más de 54 millones de infectados por el virus SARS-CoV-2 y más de un millón de muertes en el mundo. En España se han confirmado 1,6 millones de casos y son ya casi 44.400 fallecimientos. “Las cifras son impresionantes y esto es el suelo porque probablemente están superadas. Es una crisis sanitaria y también socio-económica, equiparable a la gripe de 1918 o a las dos guerras mundiales”. Es la aseveración realizada por Carlos Lumbreras Bermejo, internista del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid, para introducir la mesa redonda de actualización en el manejo de la covid-19 en nuestro país, que ha moderado en el congreso virtual de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI).

Los ponentes que han participado en el debate han intentado contestar a la pregunta “¿Qué hemos aprendido?”. Sin duda, muchas respuestas se pueden obtener a partir de los datos del registro SEMI covid-19, uno de los mayores registros clínicos de España y del mundo sobre el SARS-CoV-2 en el que participan 686 investigadores de 150 hospitales de todas las comunidades autónomas.

Del análisis de la situación clínica de 17.000 pacientes, aunque ya están incluidos más de 19.000 (la mayoría de la primera oleada de la pandemia), se infiere que un tercio de los pacientes hospitalizados en España (el 33,8%) sufrió un síndrome de distrés respiratorio agudo (SDRA), el 10% neumonía bacteriana y el 6,2% sepsis. La tasa global de mortalidad se sitúa en el 20,9%, la de ingreso en UCI en el 8,6% y la de reingreso hospitalario en el 3,8%.

Más afectación en mayores de 50 años 

José Manuel Casas, especialista del Servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario Infanta Cristina de Parla (Madrid), es el responsable del registro SEMI covid-19 y ha sido el encargado de exponer las conclusiones que se han obtenido ya a través de los 70 estudios de investigación que están en marcha, algunas de las cuales han venido conociéndose durante los últimos meses.

“Tenemos una foto nítida del paciente tipo: un varón (el 57,2% de los pacientes son hombres) con una edad media de 69,4 años y con importantes comorbilidades”, ha señalado Casas. El principal factor de riesgo es la edad: “La mortalidad es rara por debajo de los 50 años, del 10% a los 60 y, a partir de esta edad, se dobla por cada década”.

La comorbilidad más frecuente es la hipertensión (51%), seguida de las dislipemia, (40%), y la obesidad (21%). No obstante, este especialista ha destacado que en los ancianos (mayores de 80 años) las comorbilidades individuales no tienen tanto impacto en la mortalidad como el grado de dependencia.

Con respecto a la hipertensión y la controversia farmacológica suscitada con los efectos de los inhibidores de la ECA y los antagonistas del receptor de la angiotensina II (ARA2), que son antihipertensivos muy utilizados, ha reiterado que la observación de las personas hospitalizadas sugiere mantener este tratamiento durante el ingreso porque tiene un efecto protector.

La triada con peor pronóstico

Los síntomas más comunes al ingreso son fiebre (83,9%), tos (73,1%), dificultad respiratoria (57,5%), fatiga (43,2%), diarrea (24%), anorexia (19,7%) y anosmia (7,4%). En la exploración física los hallazgos más frecuentes fueron fiebre (52%), ruidos anormales a la auscultación (53,8%), taquipnea (31,5%), taquicardia (24,8%), saturación del oxígeno inferior al 90% (17,9%), confusión (12%) e hipotensión (6,3%). En su intervención, Casas ha llamado la atención sobre el hecho de que, a su llegada a urgencias, el 27% de los pacientes ya necesitaban apoyo respiratorio.

Uno de los estudios incluidos en el registro clasifica a los pacientes en cuatro grupos fenotípicos y los que presentan la triada fiebre, tos y disnea son los de peor pronóstico, mientras que los pacientes con fiebre, tos y disnea y también augesia y/o anosmia, los que tienen mejor pronóstico. Los que junto a la triada sufren síntomas de gripe, como dolor de cabeza y garganta, o síntomas gastrointestinales, se sitúan en un rango medio. En cuanto a los parámetros de laboratorio al ingreso, la hiperglucemia se asocia a mayor necesidad de ventilación mecánica, ingreso en UCI y riesgo de muerte.

 Remdesivir, eficaz en graves si se administra precozmente

El antiviral remdesivir es eficaz en los pacientes graves si se administra precozmente. Así lo ha defendido Alex Soriano Viladomiu, internista del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Clínico de Barcelona, durante la mesa redonda de actualización en el manejo de la covid-19, celebrada durante el congreso virtual de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI). Soriano ha considerado que la estrategia adecuada con estos pacientes es administrar el antiviral durante los primeros días desde la aparición de los síntomas y sumar los antiinflamatorios cuando debuta la respuesta inflamatoria. Más allá del día 10 o cuando esa reacción se agrava, se diluye el papel del antiviral.

El ponente ha sacado a colación los resultados publicados en ‘The New England Journal of Medicine’ del ensayo doble ciego y aleatorizado y controlado con placebo, en el que participaron 1000 pacientes con un seguimiento de 28 días. Los pacientes tratados con remdesivir tuvieron una recuperación más corta que los que recibieron placebo: 10 días versus 15 días. No se produjo una diferencia significativa en cuanto a mortalidad, pero sí la hubo en el subgrupo de los pacientes con neumonía que requirieron oxígeno sin necesidad de ingresar en UCI: un 3,9% frente a un 12%. En estos pacientes también fue menor el tiempo de recuperación: 7 días versus 9 días.

Son unas conclusiones distintas a las extraídas del estudio ‘Solidarity’ de la OMS, que no encontró diferencias significativas entre las personas que recibieron remdesivir y el grupo control, pero el especialista del Clínico ha subrayado que este trabajo tiene una limitación: “No dicen el momento en que se administró remdesivir. Si fuera en la primera semana, nos haría dudar, pero si fue tardío, obviamente no habría beneficio. El estudio de New England precisa que se hizo a los 9 días, así que está dentro de la ventana de oportunidad, quizá podría haber más beneficios si se hubiera utilizado antes”.

Hasta el momento, en el hospital Clínico han recibido remdesivir más de 100 pacientes con una mortalidad inferior al 5%.

La pandemia de la covid-19 ha azotado con especial virulencia a algunos centros y la experiencia de uno de ellos, el Hospital Infanta Leonor de Madrid, ha sido revisada en esta mesa redonda. El internista Pablo Ryan Murúa ha dado los detalles de lo que se convirtió en una unidad macro Covid. Durante la primera oleada de la pandemia, en diez días se llenó y la ocupación alcanzó el 200% y en la UCI el 400%, llegaron a tener 750 personas ingresadas.

A mediados de marzo, el hospital ya sólo trataba a pacientes Covid, se suspendieron las cirugías y consultas, y las urgencias por otras patologías se derivaron a otros centros. Ante esta situación, se tuvieron que adoptar medidas organizativas con urgencia.

Con respecto a la segunda ola de la pandemia, ha comentado que es diferente: “No la esperábamos tan pronto, cayó en verano con pocos recursos humanos, aunque el ascenso de casos fue progresivo, no exponencial; los pacientes vienen en mejores condiciones clínicas y los médicos sabemos mejor quienes pueden irse a casa. Estamos atendiendo a otro tipo de pacientes”. María D. Lagoa

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