Recuperar el olfato con un diagnóstico precoz

Por la Dra. Maria Colomé, otorrinolaringóloga. C.M. Teknon. Barcelona

El olfato es un sentido químico; el más primitivo de todos los sentidos. Está relacionado con la supervivencia, la alimentación y la procreación. Conecta directamente con centros superiores del cerebro encargados del reconocimiento y la memoria (áreas temporales y frontales), con el hipotálamo y el sistema límbico, encargado de la sensación de bienestar. De hecho, una de cada 5 personas es consciente de que tiene una alteración olfativa, y el 2% de la población ha perdido totalmente el olfato.

Una de las causas más frecuentes de alteraciones de olfato son las rinosinusopatías —patologías de nariz y senos paranasales— que impiden la llegada de los odorantes al epitelio olfatorio, dando una afectación de tipo conductivo. Son ejemplos la rinitis alérgica y no alérgica, la rinosinusitis, la poliposis nasal, los tumores intranasales, la hipertrofia de adenoides y las desviaciones del tabique nasal. No hay que olvidar que una alteración olfativa puede enmascarar más de 300 enfermedades, e incluso puede provocar accidentes que lleguen a ser mortales.

Un diagnóstico precoz puede mejorar o recuperar el olfato y el sabor. Este diagnóstico debe incluir toda la vía olfativa, desde la llegada del estímulo al neuroepitelio olfativo del techo de las fosas nasales, el bulbo olfativo y las áreas cerebrales. Este estudio se realiza a través de una historia clínica minuciosa (problemas endocrinos, hepáticos, neurológicos, farmacológicos, etc.), de la endoscopia nasal y resto de exploración ORL, las pruebas funcionales olfativas, gustativas y respiratorias, el estudio neurológico y radiológico.

 Un tratamiento farmacológico, y en ocasiones quirúrgico, puede recuperar rápidamente el olfato.

Es el caso de varios pacientes que cito como ejemplo que han recobrado su mejor calidad de vida. Caty, a quien le habían dicho que no tenía solución, y que en un mes y medio recuperó el olfato. O el de Montse, que tras recuperar su olfato ha tenido que ‘pensar’ olores que no recordaba ni que existían. O el de Marcos, quien después de 10 años volvió a degustar la comida.

Todos ellos disfrutan ahora de una mejor salud nasal y calidad de vida.

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