¡Ojo en las verbenas!

los-profesionales-alertan-de-los-peligros-de-esta-practica-si-no-se-tienen-en-cuenta-las-medidas-de-seguridad-pngLos efectos de los petardos en la zona ocular pueden ir de afecciones leves y pasajeras a pérdida de visión irreversible

FRANCESC TORELLÓ. El cielo de la noche de San Juan se llena cada año de las luces de petardos y cohetes. La verbena saca a la calle a niños y adultos para exhibir las diferentes variedades de petardos que iluminan y ensordecen la noche más larga del año. Sin embargo, los profesionales de la salud alertan de los peligros de esta práctica en esta y otras verbenas si no se tienen en cuenta las medidas de seguridad. Los ojos son un blanco especialmente sensible. Desde pequeñas lesiones leves a quemaduras que pueden comprometer la visión. En estos casos una gafa siempre resulta una buena protección.

“En urgencias se reciben cada año personas con importantes lesiones oculares producidas por los petardos, algunas con secuelas irreversibles”, alerta Andrés Picó, oftalmólogo de la unidad de cirugía refractiva de Centro de Oftalmología Barraquer. Esta práctica no sólo puede producir quemaduras por contacto, el estallido de un petardo a una distancia demasiado corta de los ojos puede provocar una contusión grave. “La onda expansiva crea un efecto igual que cuando se da un puñetazo que puede derivar en un hematoma o una hemorragia en la retina”, explica este oftalmólogo. En función de las estructuras afectadas las consecuencias pueden variar. Si la onda expansiva afecta a la mácula, la parte central de la retina, puede producir una cicatriz que comprometa permanentemente la visión.

 Las quemaduras por contacto en la conjuntiva o en la córnea son otra posible consecuencia. Si afecta a esta última puede provocar que se haga opaca en algunas zonas y, por tanto, tenga como resultado pérdida visual. Además, se puede clavar un cuerpo extraño en el ojo y que éste cause pequeñas heridas. “Normalmente son lesiones sin gravedad a no ser que afecten a la córnea”, señala Picó. En cualquier caso, ante estas situaciones siempre se debe acudir a urgencias rápidamente para evaluar la gravedad de las lesiones e intentar que las secuelas sean mínimas.

Pero el riesgo a una quemadura ocular no se limita únicamente a la noche de San Juan. Ahora que llega el buen tiempo, los ojos, de la misma manera que la piel se pone roja cuando se toma el sol sin protección, pueden sufrir quemaduras con efectos agudos inmediatos. “Dependiendo del tiempo de exposición, de forma leve se puede desarrollar conjuntivitis, causada por una quemadura en la piel que recubre el ojo, o queratitis actínica, una inflamación en la superficie de la córnea”, explica Picó. Si se afecta la parte trasera del ojo las consecuencias son más graves. La quemadura en la mácula, la parte central de la retina y más importante del ojo, puede tener efectos permanentes. Asimismo, como pasa con la piel, el ojo tiene memoria. La exposición solar incontrolada durante muchos años puede producir efectos como cataratas y degeneración macular.

Nuevamente, la mejor protección es una buena gafa de sol. Por normativa todas deberían proteger frente a las radiaciones solares, de ahí la importancia de cerciorarse de la homologación a la hora de escoger el modelo más apropiado. La tonalidad del cristal únicamente hará que varíe la absorción de luz visible, pero unas gafas con cristal transparente pueden tener un filtro de alta protección.

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