La degeneración macular asociada a la edad (DMAE) es la primera causa de pérdida de visión

Una sociedad cada vez más envejecida implica que las patologías asociadas a la edad ganen relevancia. Es el caso de la degeneración macular asociada a la edad (DMAE), que en pacientes mayores de 55 años supone la primera causa de pérdida de visión gradual en España, según la Sociedad Española de Retina y Vitreo (SERV).

Se trata de una patología, que además del envejecimiento tiene la predisposición genética como factor determinante en su desarrollo, además de la obesidad, el hábito tabáquico, y la diabetes mellitus, entre otros.

Según explica Manuel Cobos Fernández, miembro del servicio de oftalmología del Hospital Quirónsalud Huelva ‘la DMAE se trata de una patología frecuente, entre el 0,2-5,4% para personas entre 60-85 años según la SERV, por lo que debemos acudir a revisión con el oftalmólogo de manera anual como el primer paso para su diagnóstico precoz y mejor tratamiento’.

Como se ha dicho en el primer párrafo, la DMAE es la primera causa de pérdida visual irreversible en el mundo occidental en personas mayores de 50 años. En España, el porcentaje de personas que sufren esta enfermedad en mayores de 65 años es del 13%. Entre los mayores de 75 años, el 30 % está afectado en alguna proporción.

¿Qué síntomas produce la DMAE? 

Los síntomas de la afectación macular pueden incluir, de mayor a menor frecuencia:

  • Visión central borrosa, conservándose la visión periférica.
  • Alteración en la forma de las imágenes ( metamorfopsia)
  • Alteración en el tamaño de las imágenes: mayor (macropsia)  o menor  (micropsia)

¿Qué tipos de DMAE existen?

  • DMAE seca o atrófica: es la forma más frecuente de la enfermedad (90% de los casos). La progresión de la enfermedad es lenta (años) y la pérdida de visión total puede llevar décadas. Inicialmente puede no dar síntomas y se diagnostica por controles oftalmológicos. Se produce una pérdida progresiva de células nerviosas en la mácula.
  • DMAE húmeda o exudativa: aunque es la forma menos frecuente (10 % de los casos), es muy agresiva y conduce a la pérdida de visión central en poco tiempo (semanas, meses). En ella aparece un nuevo tejido bajo las capas más profundas de la retina que crece, exuda y puede sangrar (membrana neovascular)

Los pacientes con forma seca pueden pasar a la forma húmeda y viceversa. El diagnóstico precoz de ambas formas puede mejorar la progresión de la enfermedad.

¿Cómo se diagnostica la DMAE?

Muchos pacientes no se dan cuenta de su problema hasta que la visión se ha hecho borrosa o aparecen alteraciones visuales como la metamorfopsia. El oftalmólogo puede detectar la enfermedad en etapas más iniciales, realizando una serie de pruebas, que, según el grado de afectación, normalmente incluyen:

  • Test de Amsler: el paciente mira una página cuadriculada para determinar el grado de afectación o metamorfopsia.  Este test puede ser entregado al paciente para efectuarlo periódicamente en casa y detectar de forma precoz alteraciones
  • Fondo de ojo: exploración minuciosa de la zona macular, para observar el grado de afectación, así como determinar si se trata de la forma seca o húmeda.
  • Angiografía Fluoresceínica (AGF), utilizada generalmente en la DMAE húmeda y nos define la localización, extensión y grado de actividad de la membrana neovascular que se llena de contraste.
  • Tomografía de Coherencia Óptica (OCT), que muestra cortes microscópicos virtuales de la mácula y que proporcionan mucha información al oftalmólogo, tanto en la forma seca como húmeda de DMAE.  Indispensable para evaluar la respuesta al tratamiento en la forma húmeda

¿Cómo se trata la DMAE?

En general el manejo de la DMAE recae en oftalmólogos especializados en la retina (retinólogos) o incluso especialistas sólo en mácula.

DMAE seca: desafortunadamente no tiene un tratamiento específico. Se utilizan diversos aportes vitamínicos (antioxidantes, luteína) que podrían enlentecer la progresión de la enfermedad en estadios intermedios-avanzados.

DMAE húmeda: desde hace pocos años, existen nuevos medicamentos de nombres impronunciables (bevacizumab, ranibizumab, aflibercept…) para frenar la evolución de la enfermedad.  Se administran en forma de inyecciones intraoculares periódicas hasta que se inactiva la lesión.

Este tratamiento ha cambiado drásticamente el pronóstico de la DMAE exudativa, ya que permiten detener la pérdida de visión e incluso mejorarla en algunos casos.  El diagnóstico precoz es básico, ya que el tratamiento es más eficaz cuanto menor es la lesión y el tiempo de evolución.

¿Podemos prevenir la DMAE?  Factores de riesgo

El principal factor de riesgo es la edad, ya que la enfermedad sólo afecta a personas mayores de 50 años y el riesgo aumenta significativamente a partir de los 65 años. También es más frecuente en individuos de raza blanca y se sabe que existe una predisposición genética. Estos factores de riesgo no dependen de nosotros y por tanto no son modificables. Otros factores que sí podemos controlar y que se han relacionado científicamente son:

  • Fumar: es el principal factor de riesgo evitable. Aumenta considerablemente el riesgo de padecer DMAE.
  • Obesidad / Dieta rica en grasas: puede acelerar el proceso de degeneración macular y por tanto de pérdida de agudeza visual.
  • Hipertensión arterial / Enfermedades cardiovasculares
  • Radiación solar

Por tanto, ante el diagnóstico de DMAE es necesario ponerse en manos de su oftalmólogo para el manejo de la enfermedad, pero, como para la prevención de otras muchas enfermedades, también llevar un estilo de vida sano, con una dieta variada y realizar ejercicio de forma regular. M.T.T. (SyM)

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