La microbiota abre la vía a nuevas terapias contra la depresión y la ansiedad

Una dieta rica en fibra y alimentos fermentados garantiza una mejor salud mental

“Y, usted, ¿qué come?”, les suele preguntar la psiquiatra de Vall d’Hebron de Barcelona Amanda Rodríguez a sus pacientes. Y es que estudios realizados durante los últimos 15 años han arrojado luz sobre la relación estrecha– que existe entre salud mental y microbiota intestinal. Así, se ha visto que determinadas intervenciones alimentarias y tratamientos con probióticos dirigidos a modular esta comunidad de microorganismos pueden mejorar los síntomas y la gravedad de algunos trastornos y enfermedades mentales, como la ansiedad y la depresión.

“Es una línea de investigación muy prometedora”, valora Rodríguez, quien es también investigadora del Vall d’Hebron Institut de Recerca (VHIR). La microbiota y las moléculas que esta secreta influyen en el sistema nervioso central, el comportamiento y las enfermedades neurológicas. Y la alimentación es el factor que más influye en la composición de la microbiota. Por ello, Rodríguez suele prescribir a sus pacientes seguir la dieta mediterránea, muy rica en fibra, y, en estados de ansiedad y depresión leve, indica además tomar probióticos, microorganismos beneficiosos para la salud, tal como también recomienda desde el 2005 la Organización Mundial de la Salud.

“Modulando la microbiota podemos influir en los síntomas de la enfermedad mental. Y no solo en casos de ansiedad o depresión, sino también en alzheimer, parkinson, epilepsia y autismo. La microbiota intestinal puede ser una diana terapéutica”, insiste.

En este sentido, algunos experimentos han demostrado ya que administrar lácteos fermentados probióticos a personas sanas mejora su estado de ánimo y se asocia a cambios en las regiones del cerebro asociadas con la ansiedad. “En un estudio reciente dimos probióticos a voluntarios durante meses y aumentamos la cantidad de fibra y de alimentos fermentados que tomaban. Comprobamos que, tras esta intervención, se sentían mejor y eran capaces de responder mejor al estrés”, señala John Cryan, investigador del Instituto del Microbioma APC de la Universidad de Cork y autor de un artículo en Science en el que hace balance de los avances y desafíos en este ámbito de la ciencia.

“Si alimentas bien a tus bacterias, puedes mantener a raya la ansiedad y la depresión”, asegura. “Aún no comprendemos bien los mecanismos subyacentes: si las alteraciones en la microbiota son el origen de la enfermedad o la enfermedad produce alteraciones en las bacterias. Pero sabemos que podemos tratar los trastornos y mejorar sus síntomas a través de la alimentación y con psicobióticos, cócteles de bacterias específicas. Y esto es el inicio de una autén­ti­ca revolución”, considera.

La microbiota intestinal, el conjunto formado por 39 billones de microorganismos, sobre todo bacterias, que habitan en el colon, desempeña funciones cruciales para la salud global humana. Existen pruebas consistentes acerca del papel que ejerce en la aparición de enfermedades metabólicas, como la obesidad o la diabetes; también acerca de cómo es capaz de modular la respuesta a la inmunoterapia del cáncer. Y numerosos trabajos han asociado la composición de este cóctel microbiano con el desarrollo y la función del cerebro. “La mayoría de estudios sobre el eje intestino-cerebro se han llevado a cabo en animales […] Necesitamos más datos en humanos para entender cómo la microbiota puede modificar el comportamiento. Eso nos abrirá la puerta a diseñar psicobióticos, probióticos con capacidad específica para tratar un trastorno, adaptados para cada persona”. “Si alimentas bien a tus bacterias, puedes mantener a raya la ansiedad y la depresión”. C. Sáez

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