“La investigación va mucho más allá de los laboratorios”. Ignacio García Doval, epidemiólogo y dermatólogo

Ignacio García Doval, epidemiólogo y dermatólogo. Dirige la Unidad de Investigación de la Academia Española de Dermatología y Venerelología (AEDV)

¿Qué investiga la AEDV?

La pregunta que mucha gente se hace : ¿son los dermatólogos investigadores? ¿Es positivo disponer de una estructura que aúne la investigación? Estas dos preguntas tienen una clara respuesta: sí. La investigación va mucho más allá de los laboratorios y las pipetas, no solo se hace por investigadores básicos. En dermatología, como en otras especialidades médicas, es necesaria una investigación sobre las diferentes enfermedades, su evolución, tratamientos, etc. Y también es necesario ordenar la información que se genera en los distintos estudios creando documentos como Guías de Práctica Clínica o Revisiones Sistemáticas.. Eso es lo que hace la Unidad de Investigación de la Academia Española de Dermatología y Venereología, la sociedad científica más antigua de España, con más de 100 años de historia, y que agrupa a la práctica totalidad de los dermatólogos españoles. En 2012 creó su Unidad de Investigación, con el objetivo de facilitar la investigación colaborativa y de calidad entre los dermatólogos españoles. La Unidad recoge las ideas de los miembros de la AEDV y las canaliza para que se conviertan en proyectos útiles, con calidad, aportando apoyo metodológico y logístico profesional. Además, desarrolla una actividad docente muy importante para facilitar y promover la participación en investigación. Desde su formación, la Unidad de Investigación ha tenido una actividad creciente, como muestran las cifras de su actividad: más de 18.000 participantes en sus estudios, con más de 300 investigadores dermatólogos implicados, en más de 75 centros repartidos por toda España y con 120 publicaciones científicas. El Dr. Ignacio García Doval, dermatólogo y epidemiólogo, es su director y con él compartimos su experiencia.

¿Cómo surge la idea de crear una Unidad de Investigación?

En 2010, la AEDV hizo un análisis de la situación y vio que los dermatólogos producían muchas publicaciones de investigación clínica, pero en muchos casos con un impacto mejorable y poca coordinación y colaboración entre centros. Se observó además que para los estudios que se coordinaban desde la propia sociedad científica se recurría a empresas externas, con las limitaciones que esto supone. En ese momento había algunos ejemplos nacionales e internacionales de organización de grupos de investigación y se aprovechó su experiencia para crear la Unidad de Investigación dentro de la sociedad científica.

 

¿Qué aportaciones ha hecho a la investigación?

La Unidad ha aumentado la productividad y calidad científica de la dermatología española. Ha dado visibilidad a la sociedad y ha generado importantes colaboraciones nacionales e internacionales. Por ejemplo, la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios participa en algunos de los estudios, empleando los datos y los resultados que se generan. También colaboramos con varios proyectos internacionales, como la Red Europea de Psoriasis (Psonet) o el grupo de trabajo internacional (TREAT) para la dermatitis atópica. Además, la Agencia Europea de Medicamentos ha concedido el sello de calidad e independencia a alguno de nuestros estudios.

De todas formas, creo que el cambio principal por su repercusión es un cambio social: la Unidad ha sido un factor fundamental para pasar de una investigación a pequeña escala, de centros individuales o pequeños grupos, a una investigación altamente colaborativa con perspectiva nacional o internacional, y accesible, facilitando incluso que se puedan poner en marcha estudios con menos recursos. En estos momentos, para un dermatólogo investigador, participar en un estudio nacional en colaboración con la Unidad es probablemente la forma más fácil de realizar un buen proyecto con garantías de calidad y éxito, incluso más fácilmente que haciéndolo individualmente en su centro.

 

¿Esto tiene repercusiones o es aplicable al resto de la investigación clínica en España?

A lo largo de los años, la profesionalización de la investigación y la coordinación de grupos en grandes estudios ha sido una de las estrategias principales de mejora de la investigación. Es la estrategia seguida por el Ministerio de Ciencia, estableciendo las redes temáticas de investigación. Muchas otras sociedades científicas han tenido un desarrollo científico similar al nuestro, aunque con modelos de organización variados. En realidad, se trata de un cambio hacia modelos más colaborativos y profesionales que se está produciendo a muchos niveles.

 

¿Cuáles son las dificultades principales con las que se encuentran?

Son variadas. Para los investigadores la investigación clínica supone un esfuerzo extra, muchas veces en su tiempo libre, que es poco reconocido en nuestro medio. Por ejemplo, en países próximos con mayor producción científica, existe personal de soporte para la recogida de datos en todos los centros, o tiempo específico para dedicarle dentro de la jornada laboral, mientras que aquí es escaso o inexistente y no depende, en muchas ocasiones, del Sistema Nacional de Salud.

Desde el punto de vista normativo, la normativa es compleja y en muchas ocasiones poco coherente. En muchos aspectos cada comunidad autónoma funciona de forma distinta, dificultando la realización de estudios nacionales. Tenemos la experiencia de que la autorización de un estudio en España ha sido considerablemente más compleja que en otros países europeos.

Por último, a la hora de obtener financiación, las sociedades científicas, al no tratar pacientes directamente, se ven excluidas de algunas convocatorias.

 

¿Podrían contarnos algunos de los trabajos que han realizado y su repercusión?

La Unidad de investigación coordina o colabora con muchos proyectos. Uno reciente que ha tenido enorme repercusión ha sido la descripción, publicada en abril, de las manifestaciones de la COVID-19 en la piel. También tenemos estudios importantes sobre la seguridad de fármacos para el tratamiento de la psoriasis o la dermatitis atópica. Hemos organizado varios estudios sobre dermatología pediátrica, incluyendo la participación de varias asociaciones de pacientes. Otro campo en el que la investigación clínica es muy relevante es el cáncer de piel, incluyendo un gran estudio sobre cirugía de Mohs, un tipo específico de cirugía dermatológica para tratar el cáncer de piel, otro estudio sobre linfomas cutáneos o el Libro Blanco de la AEDV del cáncer cutáneo, con varias Guías de Práctica Clínica para mejorar el tratamiento de los pacientes con cáncer cutáneo. Todos estos proyectos nos dan una clara imagen de la fortaleza investigadora de la dermatología española a nivel mundial y habrían sido muy difíciles sin el efecto aglutinante de la Unidad de Investigación coordinando el trabajo de muchísimos dermatólogos.

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