Salvador Macip, genetista: “Realmente no sabemos cuántos pacientes están muriendo por coronavirus”

Este investigador cree que en Europa y Estados Unidos se ha actuado tarde y avisa de que, a la espera de una vacuna, hay que inmunizar a la mitad de la población

Salvador Macip (Blanes, 1970) es doctor en Genética Molecular y Fisiología Humana. Actualmente es médico investigador de la Universidad de Leicester (Inglaterra) y de la UOC. Antes pasó nueve años en el hospital Mount Sinai de Nueva York, donde estudió el funcionamiento del sistema inmune y las infecciones. Tiene un extensa bibliografía entre la que destaca una obra, Las grandes epidemias modernas (Destino), que diez años después de su publicación vuelve a reeditarse con una primera parte dedicada a la COVID-19.

¿A alguien que ha publicado un libro titulado Las grandes epidemias modernas le ha sorprendido la pandemia provocada por el coronavirus?

No, porque ya en el libro, pero incluso antes, ha habido muchos expertos que avisaban de que esta era una posibilidad. No sabíamos cuándo pasaría, pero sabíamos que la posibilidad existía. La OMS ya hacía tiempo que había alertado de que debíamos prepararnos para un virus nuevo que podía dar lugar a una pandemia e incluso le puso nombre llamándola la enfermedad X. Sabíamos qué podía pasar, lo que no sabíamos era con qué virus y esto sí ha sido una cierta sorpresa porque los coronavirus no eran los sospechosos habituales para provocar este tipo de pandemia.

Cuando escribió el libro, hace 10 años, señaló que las cuatro plagas actuales son la gripe, el sida, la malaria y la tuberculosis. ¿Debemos añadir el coronavirus?

Todavía sería prudente pese a los rebrotes actuales. Es evidente que cuando ha entrado en escena ha creado mucho caos, como siempre pasa cuando aparece un virus nuevo con estas características, pero todo dependerá de cómo consigamos controlarlo, que aún no se ha podido. Si logramos construir una buena inmunidad entre la población, ya sea con una buena vacuna o superando la infección, este virus pasará a la lista de los muchos que tenemos que están controlados, como puede ser la poliomielitis o el sarampión. Pero si no logramos una inmunidad como la que necesitamos, tendremos más problemas para controlarlo, puede que se convierta en estacional y, como el de la gripe, vuelva cada año y provoque pequeñas epidemias. Lo que está claro es que estos virus no se van y a lo único que podemos aspirar es a encontrar los instrumentos para controlarlos.

En alguna ocasión ha comentado que después de la gripe A se podría haber investigado más y no se ha hecho. ¿Con más investigación se habría podido evitar una pandemia como la que estamos sufriendo ahora?

No se podría haber evitado completamente porque los virus siempre evolucionan y la posibilidad de que salten a los humanos existirá siempre. Pero si existen protocolos de actuación más claros, se puede evitar que haya muchas infecciones de golpe para no saturar el sistema sanitario. Si dejas que, en función de qué político tiene cada país, se tome una opción u otra en vez de apostar por una coordinación, sea desde la OMS u otro organismo, el impacto de esas medidas será menor.

¿En países como Italia o España había información suficiente para que las autoridades hubieran tomado medidas antes?

Sí, más allá de que fuese una situación nueva y de que los políticos no están preparados para eso, había mucha gente experta en el mundo a los que se podría haber escuchado más. Los países asiáticos tenían menos información, pero cuando llegó a Europa, ya teníamos una idea clara de lo que sucedería. No tenían excusa para no haber hecho más de lo que hicieron. Europa, en general, ha actuado tarde y con poca firmeza. Después de lo que pasaba en Italia, España debería haber actuado de modo distinto. Y Estados Unidos también, viendo lo que pasaba en Europa. La gestión ha sido bastante mala en muchos países.

¿Por qué en España tenemos tantos muertos?

Es difícil saber por qué unos países tienen tantos muertos, o más muertos o infectados que otros. Hay varios factores que influyen. El primero es que tenemos unos datos malos, no son fiables porque no sabemos cuántos casos reales hay de infección. Por lo tanto, es muy complicado calcular qué porcentaje de pacientes se mueren si no sabes cuántos infectados hay. Realmente no sabemos cuántos pacientes están muriendo por coronavirus.

Después hay otros factores. Uno es el sistema sanitario, si este puede absorber y tratar bien todos los casos graves sin saturarse. Después hay patrones más aleatorios. Alemania, uno de los países que se cita siempre como ejemplo de menor mortalidad, empezó a infectarse con gente joven. Se apunta que fueron jóvenes esquiadores que estuvieron en Italia y regresaron con el virus. En cambio, en España, ha habido una proporción muy alta en residencias, en una población que tiene más posibilidades de morir. Por lo tanto, existe una combinación de varios factores. Ahora estamos en plena crisis de rebrotes y eso hace difícil saber bien el porqué de esta alta mortalidad.

Usted vive en el Reino Unido, allí las medidas son menos restrictivas que en España a pesar de que la curva de contagiados y muertos no para de crecer. Decenas de miles de personas, más de 50.000, han muerto a causa del coronavirus en Reino Unido, según una estimación del Financial Times realizada a partir de las cifras de mortalidad de la Oficina Nacional de Estadística. ¿Es una cifra creíble?Financial Times

Todas las cifras de muertos que tenemos son inferiores a las reales. En California han estado haciendo pruebas en una zona limitada y haciendo estimaciones llegaron a la conclusión de que estamos calculando entre 50 y 80 veces menos infectados de los que hay realmente. O porque no hay test o porque muchos de ellos la pasan sin los síntomas. Y con los muertos está pasando lo mismo. En Inglaterra no estaban contando los que había fuera de los hospitales y puede que incluso en los hospitales sean más de los que se están contando. Todo depende de cómo se juega con los datos. Por eso hacen falta protocolos claros y saber cómo se cuentan los contagios y los muertos.

No sabemos qué hubiese pasado si los niños hubiesen estado menos confinados. Lo que ha fallado en países como España es intentar hacer una norma de confinamiento igual para todo el mundo. La realidad del territorio es diferente y las medidas para ciudades con una densidad como Barcelona y Madrid no deben ser las mismas que para pueblos de la España rural. Si se hace de manera razonable, el confinamiento puede ser más suave. Lo que hay que evitar son las situaciones de riesgo, las aglomeraciones o los encuentros sociales. Lo que queremos no es que la gente no salga de casa, lo que queremos es que no haya situaciones de peligro.

¿Los niños resisten mejor la infección?

Los niños son más resistentes a la infección por motivos que aún no tenemos claros. También tenemos menos casos graves, es decir, una población con un riesgo menor. El problema es que a una cierta edad son difíciles de controlar y lo que no se puede hacer es llevarlos a las tiendas, como se dijo en un primer momento, porque el supermercado es a donde menos tendrían que ir los niños. Lo que necesitan es correr y no estar en un espacio cerrado. Tal vez se hubiese podido encontrar antes la manera de que los niños hiciesen un poco de ejercicio que, al fin y al cabo, es lo que nos conviene. Siempre que sea de una manera razonable.

Hace poco escribía en un artículo que se debe dejar de lado por un momento las disquisiciones sobre si debemos mantener la prudencia o acelerar la recuperación económica y reclamaba mirar más allá porque la clave es la inmunidad.

Tener algún tipo de registro de la gente que es inmune sería muy útil. La limitación que tenemos son los test porque no hay suficientes para saber quién tiene anticuerpos. La inmunidad se consigue de dos maneras. Una es pasando la enfermedad y esta es la parte que todavía no sabemos hasta dónde llega porque se está analizando si hay casos de personas que se han infectado pero que después no tienen anticuerpos suficientemente buenos. También puede pasar que aquellos que han tenido menos síntomas tampoco tengan muchos anticuerpos. La otra manera, y la mejor para crear una buena inmunidad y crear suficientes anticuerpos, es una vacuna. Pero seguramente hasta el año que viene no la veremos.

Su cálculo es que para poder controlar el virus tendría que estar inmunizada el 50% de la población. ¿Esto cómo se consigue?

El objetivo sería como siempre mucho más alto y lograr los grados de inmunidad que ya tenemos con las vacunas para enfermedades más clásicas. Pero con ese 50% para este virus ya sería una gran mejora porque el contagio se reduciría de forma drástica. La clave de la inmunidad de grupo es que no solo te proteges tú, sino que actúas como cortafuegos respecto al resto de la sociedad.

Existe un debate sobre si el llamado pasaporte inmunitario puede vulnerar la protección de datos y si puede acabar siendo discriminatorio. ¿Usted es partidario de crear esa especie de DNI vírico?

Esta es una discusión bioética y legal que ya hace tiempo que dura. Si se hace con las debidas medidas de seguridad para el control de los datos, en situaciones como esta la diferencia entre saber quién es inmune y quién no es superior al tema de la privacidad. El principal problema del pasaporte inmunitario es más logístico, porque no tenemos suficientes test para hacerlo bien.

Hay países como Francia, Bélgica y otros que ya han recomendado a sus ciudadanos que no viajen al extranjero. ¿En el caso de que se pueda viajar, cosa que no está nada clara, cree que es un buen consejo?

El planeta está inmerso en esta pandemia, aunque sea en diferentes velocidades. Cuando esto se relaje un poco, como mucho deberíamos movernos por una zona cercana y siendo muy prudentes. Hasta que no tengamos la vacuna o una buena inmunidad de grupo, el riesgo de rebrote es altísimo. Este verano no será normal.

Haya o no vacuna, ¿hay cosas, por ejemplo, los conciertos u otras situaciones que impliquen aglomeraciones, que nunca volverán a ser como antes?

Yo soy optimista y creo que podremos volver a la normalidad en un momento u otro porque tenemos muchos virus que se han acabado incorporando a nuestra vida y los hemos superado. Al inicio de la poliomielitis o el sarampión el problema era como el de ahora, se podía infectar todo el mundo. Si tenemos manera de controlar el virus, la vida podrá normalizarse bastante. Neus Tomás

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