Fuster alerta del auge de las enfermedades cardiovasculares

Los casos de enfermedad cardiovascular casi se han duplicado desde 1990 y las muertes que provocan han aumentado un 50%, según una investigación internacional que ha analizado el impacto de la causa número uno de mortalidad en el mundo. En el 2019 se produjeron 18,6 millones de muertes por enfermedades cardiovasculares, o 50.000 al día, concluye el estudio, publicado ayer en la revista JACC. Gran parte de ellas fueron muertes  

El mayor factor de riesgo modificable fue la hipertensión arterial, que estuvo en el origen de 10,8 millones de muertes en el 2019. Le siguen, por este orden, las dietas poco saludables, el exceso de colesterol LDL y la contaminación del aire. El sobrepeso y la obesidad suben de la sexta a la quinta posición en el ranking de factores de riesgo mientras que el tabaquismo baja de la quinta a la sexta. “Estos resultados nos indican qué factores de riesgo podemos modificar para reducir el impacto social y los costes crecientes de las enfermedades cardiovasculares”, declara en entrevista telefónica Valentín Fuster, director médico del hospital Mount Sinai de Nueva York y director del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) en Madrid, que ha coordinado el estudio. “Esperamos que sean útiles para guiar cambios en las políticas sanitarias”.

En el estudio, financiado por la Fundación Bill y Melinda Gates, han participado más de 50 instituciones científicas de 16 países. En España han participado el CNIC y el hospital Clínic de Barcelona.

“El recrudecimiento de las enfermedades cardiovasculares es una emergencia de salud pública que tiene un impacto enorme sobre las personas, los sistemas sanitarios y el conjunto de la sociedad”, advierte Fuster. “Está relacionado con factores sociales, ambientales y de conducta, además de los factores de riesgo cardiometabólicos. Para corregir estos factores, hay que actuar desde la infancia destacando la importancia de la salud en la educación de niños y niñas”. Según los resultados del estudio, los casos de enfermedad cardiovascular ascendieron a 523 millones en el 2019, lo que representa un 6,8% de la población mundial. En 1990, fueron 271 millones (o un 5,1% de la población en aquel momento). En estas tres décadas, la mortalidad de origen cardiovascular ha pasado de representar un 24,5% de todas las muertes (12,1 millones sobre un total de 49,4 millones en 1990) a un 31,8% (18,6 millones sobre 58,4).

Las enfermedades coronarias (que originan infartos de miocardio y anginas de pecho) fueron el año pasado la causa de la mitad de las muertes de origen cardiovascular en el mundo. Los ictus causaron una de cada tres. El 16% restante se debió a otras enfermedades cardiovasculares como aneurismas de aorta, miocarditis o enfermedad arterial periférica. Estados Unidos, México, Brasil e India destacan entre los países donde más ha empeorado la salud cardiovascular de la población en las tres últimas décadas. En España y el conjunto de Europa Occidental, por el contrario, tiende a mejorar. “Hay que corregir factores de riesgo sociales, ambientales y de conducta”, concluye Valentín Fuster. J. Corbella

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