Actuar precozmente en TDAH para evitar su impacto en la edad adulta

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El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es un trastorno neurobiológico que afecta aproximadamente al 6% de los niños, se mantiene en el 70% de los casos en la adolescencia y persiste en la edad adulta entre el 50%-60% de los casos.

Es más frecuente en hombres que en mujeres, con una prevalencia en niños de 2 a 2,5 veces mayor que en las niñas, aunque estas diferencias disminuyen a una ratio 1,5 a 1 en la edad adulta, según datos del International Journal of Epidemiology y del Journal of Clinical Child and Adolescent Psychology.

Los síntomas que caracterizan el TDAH son la falta de atención, la impulsividad y la hiperactividad. Mientras este último tiende a disminuir o desaparece con los años, la falta de atención, asociada con la distracción, y la falta de organización son los más predominantes entre los adultos con este trastorno. El TDAH puede además manifestarse con o sin hiperactividad.

Más desapercibido en mujeres

A nivel social hay bastante desconocimiento sobre el TDAH en mujeres, en las que los síntomas suelen comenzar más tarde, con un predominio de las dificultades de atención, de ansiedad y depresión. Esto hace que los síntomas pasen más desapercibidos y en consecuencia pueda haber un mayor infra diagnóstico.

En general, los síntomas pueden tener un fuerte impacto en las distintas esferas de la vida: personal, familiar, educativa, social y laboral. Ello conlleva que las personas adultas con TDAH tengan una menor formación académica y mayores dificultades en el terreno laboral, debido a la falta de control de los impulsos y la inatención. Asimismo, suelen tener más dificultad en la conducción de vehículos, y sus relaciones interpersonales y de pareja pueden verse afectadas. En las personas con TDAH también hay mayor incidencia de comorbilidades psiquiátricas, como depresión o ansiedad, trastornos de la conducta alimentaria e incluso un mayor riesgo de consumo de tóxicos y adicciones, tal y como recoge The Journal of Clinical Psychiatry.

Implicación de todas las partes

Para evitar estas consecuencias, es necesario detectar el trastorno lo antes posible en la infancia; sin embargo, además de estar infradiagnosticado, el sistema no ofrece la ayuda necesaria. Tal y como ha detectado el grupo de trabajo de TDAH de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria, SEPEAP, para el futuro de estos pacientes, “es esencial sensibilizar a todos los profesionales implicados, a la sociedad y la Administración sobre la necesidad de promover un diagnóstico y tratamiento precoces”. Por tanto, es necesario promover la colaboración de todos los profesionales: pediatras, psicólogos, psiquiatras, neurólogos, orientadores y profesores, pero también del propio entorno, especialmente la familia.

El tratamiento debe ser personalizado y multimodal, con medidas psicológicas, psicopedagógicas y farmacológicas.  Entre las necesidades que hay que cubrir, la SEPEAP también incide en mejorar la formación de los profesionales, tanto de atención primaria como hospitalaria, y un plan de acción dirigido a la población infantil, basado en la evidencia científica y en las guías de práctica clínica, así como favorecer el abordaje de este trastorno y prevenir la aparición de comorbilidades.

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