Osteoporosis y fracturas vertebrales

Dr. Francisco Villarejo. Jefe de Servicio de Neurocirugía. Hospital La Luz

La osteoporosis se define como un trastorno del esqueleto caracterizado por una resistencia ósea comprometida que predispone a un riesgo elevado de fractura. Constituye Ia ruptura más frecuente y puede aparecer sin traumatismo o con un traumatismo mínimo. Al año se diagnostican en la Unión Europea 438.750 casos unos 1.117 por 100.000 personas y Ia prevalenciaa umenta claramente con los años. El coste económico resulta muy alto. La estancia hospitalaria media es de diez a 30 días con una discapacidad de 95 días.

La causa de las fracturas vertebrales está originada por que el centro de gravedad de las personas se desplaza hacia delante, se crea una flexión importante y además aumenta el riesgo de fracturas adicionales en otrasv értebras. Clínicamente, hay una reducción de Ia velocidad de la marcha, alteración del equilibrio, mayor fatiga muscular y mayor riesgo de caídas y, por lo tanto, ocasionar otras fracturas (cinco veces más). Pero lo más importante es el intenso dolor local con deformidad de Ia columna. Respecto al tratamiento, han existido múltiples, desde la inmovilización total con reposo y lecho de escayola, a corsés rígidos y, recientemente, la inyección o cementación del cuerpo vertebral de forma percutánea. El cemento más usado ha sido el polimetilmetacrilato (PMMA). Esta sustancia se preparaba en el quirófano. El paciente estaba sedado o anestesiado y con control de rayos X, mientras se inyectaba a través de los pedículos de la vértebra fracturada. El cemento, al principio tenía una consistencia parecida al yogur y fraguaba a los pocos minutos de Ia inyección adoptando una rigidez o dureza que evitaba el dolor por el calor producido al fraguar y para recuperar el paciente la altura de Ia vértebra. Este elemento se inyectaba directamente (vertebroplastia) o en unas cavidades creadas con un balón pequeño de uno o dos centímetros que se inflaba dentro de Ia vértebra y después de hacer hueco se retiraba y se introducía el PMMA (cifoplastia) o bien se meten «stents» metálicos que se rellenaban.

Pero estos tratamientos tienen algunos inconvenientes. El primero, Ia creación de una reacción exotérmica durante la polimerización que puede producir un daño neurológico. Este cemento no se absorbe por las trabéculas óseas y su estructuraes más rígida que el hueso lo que aumenta Ia presión sobre las vértebras adyacentes y, por tanto, el riesgo de fractura. Hace dos años comenzamos a usar una nueva sustancia, el VK100, que es una especie de silicona mucho menos rígida que el PMMA y que se usa de Ia misma forma, pero con menos complicaciones y con muy buenos resultados. En los más de 100 casos operados, los resultados han sido excelentes. La intervención se realiza con anestesia general, dura unos 20 minutos, el paciente es dado de alta a las 24-48 horas y sólo necesita una faja blanda durante semanas, evitando los corsés rígidos, el reposo y los analgésicos. Desde el punto de vista económico, también los resultados son favorables al poder incorporarse a Ia vida normal o a su trabajo en tres o cuatro semanas.

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