“No podemos confiar que sólo la vacuna erradique el virus del todo”. David Nabarro, enviado especial sobre covid-19 de la OMS

David Nabarro, enviado especial sobre covid-19 de la OMS, cree que “las variantes harán que necesitemos más de una ‘ronda’ de vacunación mundial”.

Desde la perspectiva de haber sido candidato a presidir la Organización Mundial de la Salud (OMS) hace cuatro años, David Nabarro cuenta con la autoridad suficiente para marcar los aciertos y errores de esta pandemia. El conocimiento de este inglés, miembro del Royal College of Physicians de Londres, sobre cómo afrontar una pandemia se debe a que antes de convertirse en asesor especial del Secretario General de las Naciones Unidas sobre la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y el Cambio Climático desempeñó labores en diferentes puestos en la OMS como la presidencia del Grupo asesor sobre la reforma de la labor de la organización en los brotes y las emergencias que tengan repercusiones sanitarias y humanitarias.

Antes de ser enviado especial sobre covid-19 de la Organización Mundial de la Salud, ha coordinado trabajos sobre el terreno contra el ébola y la gripe aviar. Por ello, desde la experiencia en la gestión de crisis sabe cuáles son los ‘ingredientes de la receta’ para hacer frente a la pandemia de coronavirus. Y cree firmemente en que lo simple es la mejor fórmula: “Back to basics and do best” (Volver a lo básico y hacerlo mejor).

PREGUNTA: Desde la filial europea de la OMS, ¿qué opina sobre la gestión de la pandemia en España?

RESPUESTA: Me gustaría decir desde el principio que, desde un punto de vista general, no me gustaría centrarme sólo en lo que pasa en España, porque no se pueden hacer juicios concretos sobre el proceso de la pandemia en un país concreto. Es complicado entender cada una de las decisiones, que son particulares porque hay necesidades locales.

P: Y, si contextualizamos nuestro país en la situación que vive el continente europeo. ¿Estamos todos igual?

R: Puedo hacer una reflexión de lo que está pasando en toda Europa occidental. Aunque, España tiene ahora una situación diferente a otros países vecinos, como Italia, Francia o Reino Unido, sí que hay un patrón general en todos ellos.

P: ¿Cuál sería ese ‘modus operandi’?

R: Desde que aparecieron los primeros casos iniciales, en marzo y abril del pasado año, los esfuerzos se han concentrado en intentar mantener el virus bajo control a través de las restricciones de movimiento para conseguir que los casos disminuyeran. Y funcionaba. Pero cuando se retiraban las medidas, subían de nuevo. Esto se ha observado en repetidas ocasiones. No se puede usar los confinamientos para reducir el virus y evitar su dispersión. A largo plazo, se va a mantener el problema en el tiempo. Porque al levantar el confinamiento el número de casos se eleva. Esto pasa en todos los sitios.

P: Pero, al menos, es una forma de ‘parar’ la transmisión de casos…

R: Porque este virus se localiza geográficamente en áreas. Su dispersión se frena con los cierres, pero vuelve con la movilidad. España y otros países europeos deben contenerlo con otras medidas para evitar que los picos de la infección generen brotes y luego olas. España lo ha sufrido a lo largo del año pasado y al comienzo de éste.

P: Ahora estamos en una zona valle, tras la tercera ola, con un descenso. ¿Hay riesgo de otra?

R: La realidad de España es que se ha reducido la incidencia de los casos y las muertes en las últimas semanas, como en otros países de Europa [Portugal], pero estamos viendo un ligero ascenso. Pienso que este un signo que nos hace esperar, después de la ola de casos desde diciembre hasta principios de marzo, que puede que vuelva a ascender.

P: Y, entonces, ¿qué significa esto?

R: El virus todavía está muy presente. Si lo controlas por restricciones de movimiento, obtienes una bajada de las cifras, pero tan pronto como comienzas a liberar las restricciones de movimiento, los números vuelven a subir. En inglés lo describimos como una orilla del mar. Y la pregunta es si queremos quedarnos a la orilla del mar en el futuro. Porque es muy difícil planificar la economía y la vida de la gente simplemente si no saben cómo será la vida en los próximos dos meses.

P: Pero,¿cuál es la ‘receta’ para evitar esto si la práctica habitual es la mitigación y no la eliminación?

R: Mi enfoque, mi compromiso, es que todos los países de Europa occidental hallen vías para mantener el virus lo suficientemente bajo para seguir adelante con su vida económica y social. La orilla del mar en la que estamos ya está extremadamente dañada. Especialmente si tiene que usar restricciones de movimiento para controlar la enfermedad, el resultado es que sus constantes interrupciones terminan con la vida de las personas, y debe evitarse. Sobre todo, porque esto afecta a la gente con menos recursos que depende de la economía sumergida.

P: El desgaste es patente tanto económicamente como social sin una solución real a largo plazo. Desde la OMS, ¿cuál es la propuesta?

R: Constantemente me preocupa que esta etapa en la que nos encontramos aumenta la pobreza entre la gente y daña la confianza de la población en los gobiernos. Estoy animando a todos los países europeos a pensar seriamente en cómo van a gestionar la situación para no tener más bloqueos en el futuro.

Para hacer esto necesitamos abordar dos cuestiones clave. Primero, las personas. Ellas son las que mejor responden porque de su comportamiento se determina cuánto se propaga el virus. Si las personas pudieran mantener distancias físicas y usar mascarillas correctamente, practicarían un buen habito, con especial atención a los interiores. Y si se aíslan cuando se sienten enfermos, si evitan los espacios cerrados y sin ventilación, y protegen a las personas de edad avanzada de un mayor riesgo, entonces la población realmente mantendría bajo control este virus.

Lo segundo que necesita la gente son servicios de Salud Pública que funcionen bien. Hay que incrementar los servicios destinados a la infección, detectar a la gente que llega a los hospitales o al médico con síntomas y a través de las pruebas masivas. Cuando hay muchos casos, sí debes detener el movimiento de las personas. Pero lo más importante es detectar los contagios y aislarlos debidamente, y definir bien los contactos que han tenido y confinarlos también. Y, esto es básico, pero es lo que funciona contra este virus.

P: Esto que explica sí encontramos regiones que han apostado por la estrategia de la eliminación. ¿Cómo se consigue?

R: La habilidad está en el momento de los repuntes. Ahí hay que detectar pronto los brotes, reaccionar muy rápidamente. Para eso hay que habilitar que la Salud Pública tenga su espacio a nivel comunitario -en la atención primaria-. No estoy convencido de que todos los países europeos hayan desarrollado una mayor capacidad de su Sanidad en este aspecto, necesario para lidiar con esta infección.

P: La OMS siempre se ha mostrado contraria a los confinamientos. María Van Kerkhove lo ha manifestado en más de una ocasión y hay otros países en los que se ha conseguido el ‘cero-covid’, no con políticas de mitigación, sino de eliminación…

R: La estrategia de ‘cero-covid’ cuando tenemos muchos casos es muy complicada, no imposible, pero sí ardua. En Europa Occidental hay mucha transmisión del virus y creo que Maria tiene razón: los bloqueos nunca son la solución, son la última arma. Porque si haces un bloqueo no consigues reducir el virus, todavía está ahí y cuando lo liberas, vuelve y viene. Estoy de acuerdo con ella en que los encierros no deben ser la principal medida, también estoy de acuerdo en que hemos desarrollado las herramientas necesarias para velar por la vigilancia: la protección de las conductas personales y las capacidades de salud pública para la sociedad.

P: Sin embargo, mientras se cierra y abren los países, la apuesta de los gobiernos está en que las vacunas nos ayudarán volver a la ‘normalidad’.

R: No estoy dispuesto a decir que realmente podamos usar las vacunas para detener la propagación de este virus. Hay un largo camino por recorrer. En primer lugar, se necesita una gran cantidad de poblaciones vacunadas realmente inmunes para detener realmente la propagación. Luego, las variantes aparecen todo el tiempo y existe la posibilidad de que terminen afectando a personas infectadas que ya han sido vacunadas. Eso significa que hemos de tener mucho cuidado de no basar toda la estrategia en las vacunas. Por eso María y yo hablamos de que lo básico debe funcionar: protección de la gente y vigilar su comportamiento, unos servicios públicos de salud que funcionen bien, eso importa. MIentras, estamos totalmente convencidos de que las vacunas son capaces de detener el virus, pero todavía no están ahí. Mi estrategia para mirar hacia el futuro es usar las vacunas para proteger a las personas que están en riesgo: ancianos, sanitarios… no depender de las vacunas para acabar con la pandemia.

P: La receta que mencionan en la OMS, “back to basis” es simple pero complicado de aplicar por parte de los gobiernos y los gestores de salud…

R: Cualquiera que esté involucrado en el control de enfermedades infecciosas sabe que la forma en que se debe hacer es: detectar, aislar, trazar los contactos y confinarlos a éstos si fuera necesario para reducir el riesgo de más contagios. Esto es lo que hacíamos contra el ébola, y otras infecciones. Lo llevamos a cabo en la epidemia de 2003 cuando apareció el coronavirus y es lo que tenemos que ahora con este nuevo coronavirus. Es básico, sí, pero es lo mejor. “Back to basics and do the best”.

P: No confiar todo a las vacunas es un importante mensaje que desalienta un poco…

R: El suministro de vacunas es limitado por el momento. Vacunar a todo el mundo contra el coronavirus lleva mucho tiempo. Llevó años vacunar al mundo contra la polio. Tenemos que aumentar la cobertura, sí, pero no resulta fácil, porque inmunizar al planeta requiere de una operación masiva. Necesitas enormes corporaciones y que los gobiernos se aúnan, una red de logística importante… Cuando yo miro al mundo, creo que debo lanzar la predicción de que nos vacunaremos todos en 2022 o incluso más tarde. Además, creo que podremos necesitar nuevas vacunaciones adicionales para poder hacer frente a las variantes que vayan surgiendo. Porque sabemos que va a suceder.

P: Entonces, ¿no nos inmunizaremos a la primera?

R: Se va a necesitar más de una ‘ronda’ de vacunación a nivel mundial para mantener la inmunización. Y ya no se trata de un programa único de vacunación masiva, sino de mantener la vacunación a largo plazo. Esto es un trabajo muy muy arduo. ¿Por qué no somos más honestos entre nosotros y reconocemos esto? Hacer frente a esta pandemia requiere centrarse en ayudar a las personas y tener buenos servicios públicos, además de colaboraciones realmente excelentes entre las naciones para difundir ese mensaje por todas partes.

P: Desde la OMS lanzan un mensaje de unidad, aunque desde fuera las vacunas son fuente de conflictos diplomáticos…

R: Observo que algunos países intentan vacunar a todas sus poblaciones lo más rápido posible. Me paro y pienso que este es un problema global. No solo en un país. Y un problema global, requiere una solución de esas dimensiones desde una perspectiva económica, una Salud Pública y política, porque de lo contrario nos vamos a encontrar con países que están muy bien porque lo han hecho bien, y otros que no y se quedarán atrás. Por ejemplo, COVAX es una gran iniciativa que ayuda a diferentes países a acceder a las vacunas de forma igualitaria. Porque vemos cómo algunos tratan de saltarse ‘la cola’ para acceder a ellas y hay mucha presión gubernamental, que a su vez responde a la presión pública. Para evitar esto, por favor, usemos todos COVAX y llegaremos juntos antes a la meta. Porque los profesionales sanitarios de los países menos favorecidos están también en riesgo y necesitan inmunizarse, porque si no mueren. Desde la OMS creemos que hay que priorizar el acceso a las vacunas antes que inmunizar de forma masiva unos pocos países. Esto es inapropiado desde una perspectiva económica, social, sanitaria y política.

P: Y mientras se quiere poner fin, no se encuentra el origen de la pandemia y surgen los debates si salió o no de China. ¿Por qué no se da con el ‘culpable’?

R: Cualquier esfuerzo para tratar de averiguar de dónde proviene el virus al inicio de un brote siempre es difícil. No sabemos cómo comenzó el ébola en África a finales de 2013. No sabemos cómo algunas de las nuevas mutaciones de la gripe surgen. Es muy difícil descubrir cómo un virus pasa de un animal a un ser humano. No voy a culpar a nadie por la dificultad para encontrar la respuesta y el contexto político es un desafío extremo. Mi punto de vista sobre los trabajos que se han realizado sobre el origen es que son excelentes y han establecido cuatro hipótesis sobre las que se trabaja. Pero se necesitan más investigaciones sobre cada una de ellas para determinar cuál es la que responde mejor. Es muy pronto para encontrar el origen y necesitamos más tiempo y más colaboración. Y estoy seguro de que el trabajo de los científicos dará, entonces, su fruto. Pilar Pérez (DM)

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