Los 11 avances médicos de 2023: de los fármacos para la obesidad al primer fármaco tecnológico

Una nueva familia farmacológica para la obesidad; el éxito de la vacuna de la malaria; un atlas minucioso de las células cerebrales, y el primer fármaco CRISPR destacaron en 2023.

Por primera vez desde que empezó la pandemia de covid-19, las novedades en el ámbito médico no han estado monopolizadas por el coronavirus SARS-CoV-2 y sus variantes. El año se despide con un buen puñado de avances; más allá de las revistas científicas y las pipetas, están transformando el tratamiento de diversas enfermedades.

Esta es solo una selección de aquellas que han llamado más nuestra atención. El próximo año habrá más, pues la investigación médica no deja de sorprendernos: si lo duda, le invitamos a visitarnos a diario.

  1. Pastilla para la obesidad

    La pastilla que acabe con la obesidad es uno de esos tratamientos que se intuyen exitosos, sobre todo cuando más de la mitad de la población adulta europea (un 70% de la estadounidense) lucha contra el exceso de peso. Los fármacos que imitan a la hormona intestinal péptido similar al glucagón-1 (GLP-1) son lo más parecido a eso.

    Por algo han sido reconocidos como el descubrimiento del año por la revista científica Science. Esta nueva familia farmacológica sí ha superado los obstáculos que dejaron fuera de la carrera a otros tratamientos antiobesidad, algunos de ellos con importantes efectos secundarios. Desarrollados originalmente para la diabetes, los agonistas del receptor de GLP-1 (semaglutida) no solo han demostrado una pérdida de peso significativa, sino que los ensayos indican que también tienen un efecto beneficioso en la insuficiencia cardíaca o en la enfermedad renal de los pacientes diabéticos, así como en el riesgo de infartos e ictus.

    No obstante, los especialistas advierten de que aún hay incógnitas en torno a estos tratamientos. Entre ellas, está la duración de su efecto -hay trabajos que indican que un año después de dejarlos, dos tercios de los pacientes vuelven a su peso anterior-; los efectos secundarios -náuseas y problemas gastrointestinales que hacen abandonar el tratamiento a algunos enfermos, y el riesgo de otras complicaciones a largo plazo-, y la asequibilidad. Incertidumbres aparte, estos fármacos han puesto de relieve un problema de orden mundial que va en aumento, y que no puede verse como una cuestión estética o un asunto de fuerza de voluntad, sino como una patología crónica, con raíces biológicas y múltiples aristas sobre las que trabajar.

  2. Un nuevo paso hacia la ansiada cura del Alzheimer

    Otro unicornio de la medicina sería contar con un tratamiento eficaz de la enfermedad de Alzheimer (o alzhéimer). Este año se ha avanzado un poco en ese sentido, aunque, siendo realistas, el animal aún pasta en alguna pradera ignota. En julio, la FDA aprobó el fármaco lecanemab, que al igual que el previamente comercializado aducanumab, elimina las placas de beta amiloide en el cerebro de las personas con la enfermedad. En un ensayo clínico, demostró que el deterioro cognitivo se reducía un 30% durante 18 meses en comparación con el placebo.
    Un segundo anticuerpo monoclonal que actúa sobre las placas, donanemab, está a punto de conseguir la aprobación, tras mostrar un enlentecimiento de hasta el 35% en pacientes en diferentes estadios de la enfermedad.

    Ambos tratamientos conllevan riesgos, entre ellos, la inflamación cerebral y la hemorragia. No obstante, son acogidos con esperanza por pacientes y familiares pues podrían ser el principio de una nueva tanda de tratamientos más efectivos y, quién sabe, si precursores de ese ansiado unicornio.

  3. Época dorada para las vacunas

    La pandemia covídica nos permitió ver el poder de las vacunas en acción. Por algo han sido reconocidas con el Premio Nobel de Medicina de este año, encarnado en Katalin Karikó y Drew Weissman, por sus contribuciones en el desarrollo de las vacunas de ARN mensajero para combatir el virus SARS-CoV-2. El uso de los nucleósidos inaugura una nueva era, de gran potencial, para prevenir enfermedades como la tuberculosis, el VIH o el virus del Zika, e incluso como tratamiento para diversos tipos de cáncer.

    Además, este año también ha habido grandes avances en el campo de las inmunizaciones. Así ha ocurrido con la malaria, que cada año acaba con 600.000 personas en el mundo. Por un lado, la evaluación a gran escala de la primera vacuna antipalúdica, Mosquirix, reveló que reducía significativamente las muertes en niños, el grupo más afectado por la enfermedad. Sin embargo, la capacidad de producción de Mosquirix es limitada, con solo 18 millones de dosis disponibles hasta 2025. Por suerte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha aprobado una segunda vacuna, R21/MatrixM, que supera a Mosquirix (RTS, S) en capacidad de producción, además de abaratar el coste.

    Los resultados preliminares de un ensayo de fase III sobre 4.800 niños sugieren que R21 es al menos tan efectiva como RTS,S, y posiblemente un poco más. La OMS anticipa que la nueva vacuna estará disponible para su uso generalizado a mediados de 2024. La OMS acaba de añadirla a su lista de vacunas recomendadas para la malaria. En un comunicado emitido ayer jueves, Kate O’Brien, directora del Departamento de Inmunización, Vacunas y Productos Biológicos de la OMS, afirmó que “hoy [ayer jueves] marcamos un gran paso en la salud mundial al dar la bienvenida a la precalificación de R21/Matrix-M, la segunda vacuna contra la malaria recomendada para niños en áreas endémicas de malaria”.

    En este ámbito no podemos dejar pasar un dato para el orgullo patrio: los niños gallegos han sido los primeros del mundo en recibir protección mediante vacunación pasiva frente al virus respiratorio sincitial (VRS) con el anticuerpo monoclonal nirservimab. España está siendo un país pionero en la inmunización universal de los lactantes frente a este virus causante de bronquiolitis, que se encuentra detrás de entre 7.000 y 14.000 hospitalizaciones anuales. Además, la agencia europea del medicamento (EMA) aprobó en junio la primera vacuna frente al virus respiratorio sincitial para la prevención de la enfermedad del tracto respiratorio inferior causada por VRS en adultos de 60 años o más.

  4. Una oportunidad terapéutica en cáncer de pulmón

    Sigamos en territorio español, pues aquí se ha gestado una nueva esperanza terapéutica para pacientes con cáncer de pulmón considerado inoperable. La combinación de quimioterapia e inmunoterapia supone una opción para los pacientes con un tumor en estadio III, que representa el 30% de los casos en el momento del diagnóstico, con un pronóstico de 15 meses de supervivencia libre de progresión. El jefe de Servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario Puerta de Hierro, de Madrid, Mariano Provencio, dirigió el ensayo sobre esta novedosa estrategia.

    En España se reclutaron 86 pacientes procedentes de 20 centros hospitalarios para la segunda parte del estudio. La investigación consolida una nueva forma de tratar el cáncer de pulmón inicial que eleva un 20% la supervivencia. Más de un tercio (36,8%) de los pacientes con este nuevo esquema logran una reducción completa del tumor, frente al 6,9% que se trató con quimioterapia sola, según muestra el estudio, encabezado por el también presidente del Grupo Español de Cáncer de Pulmón (GECP).

  5. El vínculo entre la madre y su bebé, más protegido

    Hasta este año, la forma de tratar la depresión posparto requería ingreso hospitalario para recibir una infusión intravenosa. Las opciones se ampliaron en agosto, cuando la agencia estadounidense FDA aprobó la primera pastilla que permite manejar esta enfermedad de forma ambulatoria. La zuranolona (Zurzuvae) actúa como un modulador alostérico positivo de los receptores GABA-A. Su efecto empieza a notarse a los tres días, mucho menos tiempo que las semanas necesarias para que los antidepresivos clásicos hagan efecto. Todavía hacen falta más estudios sobre la eficacia y seguridad a largo plazo, pero el fármaco ya se perfila como un puente para afianzar un debilitado vínculo entre la madre y el hijo. Los especialistas celebraron la aprobación, pero también destacaron la importancia de contar con recursos adicionales para el tratamiento del trastorno, incluyendo unidades que permitan el ingreso de la madre con su bebé, actualmente inexistentes en España.

  6. Primer trasplante de ojo completo del mundo

    En mayo, el hospital neoyorkino NYU Langone Health, bajo la dirección del cirujano Eduardo Rodriguez, realizó el primer trasplante de un ojo completo en el mundo. El paciente, un veterano militar de 46 años de Arkansas, había sufrido un accidente laboral en 2021 que destruyó su lado izquierdo de la cara, incluido el ojo. Junto al ojo, también se llevó a cabo un trasplante parcial de cara, en una intervención que involucró a más de 140 cirujanos, enfermeros y otros profesionales sanitarios, y que duró unas 21 horas. En la intervención se administraron células madre del paciente en aras de estimular la regeneración del nervio óptico. Esta intervención pionera supone una prueba de concepto, pero aún no se ha determinado si tendrá efectos positivos en la restauración de la visión, o serán solo cosméticos.

  7. Microbiota hasta en la sopa

    Con perdón por el pareado, en 2023 hemos hablado mucho de los huéspedes microscópicos de nuestro organismo. Han sido protagonistas del Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica, que recayó en investigadores pioneros de la microbiota: los biólogos estadounidenses Jeffrey Gordon y Everett Peter Greenberg y la bioquímica estadounidense Bonnie Lynn Bassler. Esta población bacteriana también nos ha dado muchos titulares, gracias a la prolífica producción científica que explora la relación entre microbioma y salud humana. ¿El penúltimo estudio? La implicación de la microbiota intestinal en el desarrollo de la diabetes tipo 1.

  8. Dos avances que harían feliz a Cajal

El premio Nobel español –por cierto, uno de los más citados del pasado siglo- disfrutaría con dos avances recientes de la neurociencia. En octubre, el proyecto internacional Brain Research through Advancing Innovative Neurotechnologies (Brain) Initiative-Cell Census Network (Biccn), con un nombre tan extenso como la ambición de sus objetivos, publicó el atlas de las células cerebrales más detallado hasta la fecha.

El atlas abarca diversas regiones cerebrales y estructuras, como la corteza cerebral, ganglios basales, tálamo, cerebelo y tronco cerebral, identificando diversas poblaciones celulares según su forma y función. Los datos recopilados permitirán a los investigadores abordar cuestiones fundamentales sobre el cerebro humano y sus patologías asociadas, como alzhéimer y párkinson.

Y este mes ha llegado una nueva caracterización del cerebro de ratón, tan minuciosa que no solo mapea los tipos celulares, sino que mediante la novedosa técnica de transcriptómica espacial revela la posición específica de cada tipo de neurona. El neurobiólogo Rafael Yuste compara ese avance con el momento en que Watson y Crick descubrieron la estructura de la doble hélice del ADN, y predice que en neurociencia se desarrollará una teoría general que permitirá comprender cómo el cerebro genera la mente humana y abordar las enfermedades cerebrales.

  1. Psicodelia y neuromodulación aterrizan en las enfermedades mentales

Este verano, Australia se convirtió en el primer país en aprobar el uso de psicodélicos, como MDMA y psilocibina, para el tratamiento de enfermedades mentales. Dejando a un lado el tópico de las setas alucinógenas, en los últimos años cada vez más ensayos indagan en el uso de estas moléculas como tratamiento. La esketamina, derivada de la ketamina, ya ha sido aprobada en Europa y Estados Unidos para la depresión resistente al tratamiento, y ha allanado el camino para el aterrizaje de otros medicamentos psicodélicos.

La investigación actual se centra en sustancias como psilocibina, psilocina y dimetiltriptamina (DMT) para la depresión resistente, y MDMA para el trastorno de estrés postraumático. Otras potenciales aplicaciones son el trastorno obsesivo compulsivo, la anorexia nerviosa, las adicciones y la ansiedad.

Junto a los psicodélicos, la neuromodulación no invasiva, representada en la estimulación magnética transcraneal (EMT), es otra estrategia para tratar las enfermedades psiquiátricas que sigue una tendencia de crecimiento este año, con nuevos estudios y más pacientes en las indicaciones aprobadas. La EMT está aprobada para la depresión resistente tanto por la FDA como por la EMA; si bien está consolidada en Estados Unidos, su introducción en España, especialmente en el ámbito público, ha sido más reciente, pero ya empieza a aplicarse en diversos hospitales españoles. Aquí, determinados protocolos innovadores muestra remisión de la depresión en más del 70% de los pacientes en cinco días.

  1. CAR-T en un tumor infantil

¿Podría la terapia con células CAR-T exportar su éxito en linfomas y leucemias a los tumores sólidos? En abril, conocimos las primeras pruebas de su eficacia potencial en un cáncer infantil, con un pronóstico especialmente desafiante.

El ensayo clínico, dirigido por el grupo de Franco Locatelli en el Hospital Pediátrico Niño Jesús, en Roma, empleó células CAR-T de tercera generación, dirigidas a la diana GD2 en 27 pacientes con neuroblastoma de alto riesgo resistente o recurrente. Los resultados mostraron una probabilidad del 36% de que los pacientes se encuentren vivos y libres de enfermedad a los tres años, un gran avance para una enfermedad con una tasa de supervivencia a largo plazo inferior al 10%. El experto en cáncer infantil, así como en las terapias avanzadas Antonio Pérez-Martínez, del Hospital Universitario La Paz, calificó el avance de esperanzador; también añadió algunos matices en su reflexión sobre el avance, pues la inmunoterapia celular adoptiva aún debe superar obstáculos científicos, de fabricación, regulación y económicos que deben superarse.

  1. CRISPR-Cas9: de Nobel a realidad médica

El año termina con la triple aprobación –por la agencia reguladora británica (MHRA), la estadounidense FDA, y la europea EMA- del primer fármaco basado en la tecnología CRISPR/Cas9. La terapia de edición genética exagamglogene autotemcel o exa-cel (Casgevy) se indica en la enfermedad de células falciformes (ECF) grave y en la β-talasemia dependiente de transfusión (TDT).

Exa-cel se basa en el corta-pega genético que mereció el Premio Nobel de Química de 2020, otorgado a las científicas Jennifer Doudna y Emmanuelle Charpentier. Ni siquiera ellas imaginaron que la tecnología de edición genética inspirada en un sistema defensivo de las bacterias -en cuyo descubrimiento fue clave la labor del microbiólogo Francis Mojica- llegaría tan rápidamente a la clínica. En palabras de Doudna: “Estaba claro que tener la capacidad de editar genomas era una herramienta poderosa, pero no creo que ninguno de nosotros hubiera imaginado lo rápido que avanzaría este campo”.

El fármaco, como ha ocurrido con otras terapias génicas, se encuentra entre los más caros del mundo: en EEUU se ha cifrado en 2,2 millones de dólares por paciente. No sabemos a ciencia cierta –si bien lo podemos intuir- si este medicamento de edición génica abrirá la puerta al desarrollo de otros similares para otras enfermedades. Pero sí que se puede afirmar casi con total seguridad que todo lo que atañe a su acceso es una cuestión que seguirá coleando en 2024. Sonia Moreno

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