Lentes intraoculares personalizadas

laureano-rementeria-pngLas nuevas LIO permiten una mayor independencia de las gafas

LAUREANO REMENTERÍA. Ha pasado mucho tiempo desde que Sir Harold Ridley implantó la primera lente intraocular para sustituir el cristalino después de una operación de cataratas. Este oftalmólogo inglés observó una característica en común en todos los pilotos de la Royal Air Force (RAF) que padecían lesiones oculares por trozos de cabina. Dicha característica era que ninguno presentaba reacciones inflamatorias. Fue esta apreciación la que le animó a implantar la primera lente intraocular en 1950. Desde entonces ha habido una evolución constante en el diseño y en los materiales de las lentes, e incluso en su posición de implantación dentro del ojo.
Empezaron implantándose en la cámara anterior, es decir, delante del iris. Después hubo varios modelos que se implantaban sujetándose en el iris y, actualmente, se colocan en la cápsula del propio criscristalino. Éste se extrae y la lente se implanta detrás de la pupila, en el saco capsular. El cambio en los materiales también ha sido muy llamativo desde las primeras LIO rígidas de gran medida. El principal inconveniente de éstas era que resultaba necesario dar múltiples puntos de sutura. Las actuales, sin embargo, son plegables y se pueden introducir por incisiones menores de dos milímetros que no requieren puntos de sutura.

No obstante, ha sido en los últimos años cuando han aparecido las LIO personalizadas. De la misma manera que cada persona es única, el ojo también lo es. Por consiguiente, la lente intraocular es diferente en cada caso y por ello hablamos de lentes intraoculares personalizadas. Estas nuevas LIO permiten al paciente una mayor independencia respecto a las gafas en cualquier distancia, ya sea cercana, lejana e intermedia.

También son capaces de corregir los defectos refractivos previos del paciente, ya sea miopía, hipermetropía, astigmatismo, la presbicia o vista cansada. Para ello, es necesario un estudio detallado de los ojos de cada paciente. En este estudio se tienen en cuenta múltiples factores como la curvatura de la córnea, el grosor, la longitud axial, el grosor del cristalino, el diámetro pupilar, etc. Finalmente, se aplican unas fórmulas matemáticas concretas que nos indican la potencia necesaria que debe tener la LIO que implantaremos en aquella persona.

LAUREANO REMENTERÍA es oftalmólogo

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