Golpe de calor: síntomas y cómo evitarlo

La ventilación y la hidratación regular y abundante, claves para mantener a raya la temperatura corporal.

Elisenda Gómez-Angelats, internista del área de urgencias del hospital Clínic de Barcelona, centro que el pasado verano atendió 12 casos de golpes de calor, y Cruz Roja ofrecen consejos para detectar y prevenir los efectos de las altas temperaturas. Los más graves, los golpes de calor.

 ¿Qué es un golpe de calor?

Los problemas empiezan por un agotamiento por calor y evolucionan gradualmente hasta el golpe. “Es una patología muy extrema. La termorregulación del cuerpo ya no existe, la persona está a 40 grados, prácticamente en coma”, explica la doctora.

 Los síntomas

“Si el exterior está a 38 grados y nosotros a 37, el cuerpo intenta vasodilatar y tira del sistema nervioso central, es decir, del cerebro. Se produce confusión, caídas, temblores, dolor de cabeza, irritabilidad, a veces convulsiones. A nivel respiratorio, sensación de falta de aire. A nivel cardiovascular, hipertensión, taquicardia, lipotimias. A nivel digestivo, dolor de estómago, náuseas, vómitos, diarrea; y los calambres”.

 ¿Cómo hay que actuar?

En cuanto se detectan síntomas de golpe de calor clásico (el que afecta a ancianos y enfermos) hay que detener la temperatura corporal. “Hay que beber mucha agua, quitarle la ropa, crear corrientes de aire mediante aire acondicionado o ventiladores, cubrir el cuerpo con toallas mojadas”. Si la persona está inconsciente, hay que colocarla en posición de seguridad (decúbito lateral con las piernas flexionadas) y no administrarle líquidos.

✚  Cuidar de los demás

Cruz Roja insta a cuidar el estado de salud de familiares, amigos y vecinos, “por lo que se recomienda verificar periódicamente cómo se encuentran”; si comienzan a mostrar signos de estrés severo por calor, ayudarles a refrescarse rápidamente y buscar asistencia médica de emergencia.

✚  Prevenir no es difícil…

…salvo para quienes trabajan a la intemperie, que deberán evitar exposiciones largas. Para el resto, mantener el hogar fresco (ventilar por la noche; de día, ventanas y persianas cerradas, no abusar de dispositivos electrónicos, priorizar las comidas frías). Beber agua regularmente (evitar bebidas azucaradas, alcohólicas o con cafeína). Centralizar las actividades en el exterior a primera y última hora del día. Utilizar ropa de colores claros, ligera y transpirable; gorras o sombreros; gafas de sol con protección contra rayos UVA. Usar adecuadamente protección solar. En los viajes, no dejar a niños, mayores o mascotas en un coche estacionado, y cuidado con los cambios bruscos de temperatura al entrar y salir del vehículo.

La ventilación y la hidratación regular y abundante, claves para mantener a raya la temperatura corporal.

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