El tratamiento del glaucoma se centra en detener los procesos degenerativos

en-la-parte-posterior-del-ojo-el-iris-se-produce-el-humor-acuoso-a-traves-de-los-procesos-ciliares-este-liquido-sale-del-ojo-a-traves-del-angulo-de-la-camara-anterior-pngHablar de tratamiento del glaucoma todavía no es sinónimo de curación. Las estrategias terapéuticas se centran en actuar sobre los procesos degenerativos que conducen a la pérdida de visión, deteniendo su progresión. Sin embargo, la ausencia de síntomas hace que en ocasiones en personas que no siguen un control adecuado se diagnostique tardíamente. La presión intraocular es un indicador de riesgo que puede ayudar a detectar un glaucoma en fases iniciales. “Tiene importancia si afecta al nervio óptico”, aclara Mª Isabel Canut, oftalmóloga del departamento de glaucoma del Centro de Oftalmología Barraquer. Por ello los profesionales aseguran que es esencial realizar controles anuales desde los cuatro años de edad. “Para evitar las consecuencias irreversibles de esta patología es imprescindible no llegar tarde para poder modificar el curso evolutivo de la enfermedad”, añade Canut.

Las estrategias actuales de tratamiento se centran en la actuación sobre la presión intraocular. “Aunque la presión alta no es sinónimo de glaucoma, a la hora del tratamiento es fundamental reducirla, porque hay múltiples evidencias que demuestran que así se puede incidir de manera significativa en la evolución de la enfermedad”, señala Alfredo Mannelli, presidente de la Sociedad Española de Glaucoma y director del Centro de Tratamiento Integral del Glaucoma (CTIG) en Teknon.

El reto todavía está en revertir el daño y lograr la curación, pero de momento las únicas alternativas se limitan a poder parar o frenar la progresión del glaucoma. Por ello, apunta Mannelli, “es imprescindible que el tratamiento tenga una buena eficacia desde las fases iniciales sin perder de vista la facilidad de cumplimiento y la seguridad”. Existen
tres pilares fundamentales: fármacos, láser y cirugía. Pero con el paso del tiempo todos los tratamientos son susceptibles de pérdida de eficacia y puede ser necesario abordar distintas alternativas

El tratamiento farmacológico es la principal alternativa en glaucomas de ángulo abierto, especialmente en casos incipientes o moderados. Existen colirios con un único fármaco o formulaciones de combinaciones de diferentes principios activos. Estas formulaciones, al reducir las dosis de mantenimiento, han mejorado el cumplimiento del tratamiento. “Los pacientes que más acostumbran a seguir el tratamiento a raja tabla son los que tienen glaucoma avanzado, porque perjudica sus actividades diarias y tienen la enfermedad muy presente, pero la gran mayoría, al ser una patología asimétrica, asintomática y de evolución lenta, no tiene percepción de pérdida de visión y con frecuencia subestima la enfermedad”.

En algunos pacientes con mala tolerancia, y siempre que no sean glaucomas avanzados, se puede plantear el láser o trabeculoplastia. Consiste en aumentar la permeabilidad de las vías naturales de salida del humor acuoso para que baje la presión intraocular. Pero su eficacia es algo limitada. Según los estudios al cabo de cinco años alcanzaría un 70%. Cuando no funcionan estas alternativas se propone cirugía. Existen diferentes técnicas. La clásica, la trabeculectomía, consiste en crear una fístula en la pared del ojo para que pueda salir el humor acuoso. Hay métodos más novedosos y menos invasivos como la cirugía no perforante, que ha demostrado una eficacia similar y una mayor seguridad frente a la trabeculectomía.

En la actualidad hay diversas líneas de investigación en marcha con resultados prometedores. Se están investigando nuevos fármacos y formulaciones diferentes o vías de administración alternativas para aumentar la eficacia y reducir los efectos secundarios. Un ejemplo es la colocación dentro del ojo de dispositivos de liberación lenta de fármacos que permiten alargar durante meses el efecto de éstos y mejorar el cumplimiento. También se están estudiando terapias neuroprotectoras y neurorregeneradoras para conseguir proteger o regenerar las células ganglionares, que dan origen al nervio óptico. Supondría poder evitar la enfermedad y restaurar una situación de normalidad anatómica. Curar la patología. De momento es sólo investigación.

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