El calor provocó más de 11.000 muertes en España el pasado verano

Las medidas para proteger a la población son insuficientes, según los investigadores. De los 35 países analizados, solo Italia tuvo más defunciones que España por las altas temperaturas

Más de 11.000 personas murieron en España y 61.000 en toda Europa a causa del calor en el verano del 2022, según una investigación del Institut de Salut Global de Barcelona (ISGlobal). Sus autores alertan de que las medidas actuales para proteger a la población de las altas temperaturas son insuficientes.

El 81% de las muertes desencadenadas por el calor en España el pasado verano se registraron en personas mayores de 80 años, que constituyen el grupo de edad más vulnerable a las altas temperaturas. Pero también se registraron 796 muertes (un 7% del total) en menores de 65. Las personas con enfermedades cardiovasculares o respiratorias, así como las que están socialmente aisladas, son las que tienen un riesgo más alto de morir durante una ola de calor, señala el estudio, publicado ayer en Nature Medicine.

“Falta más concienciación sobre los riesgos asociados al calor”, declara Joan Ballester, especialista en la relación entre clima y salud de ISGlobal, que ha dirigido la investigación. “Muchas personas de salud frágil mueren en verano sin que se tenga conciencia de que el factor que ha desencadenado la muerte es el calor”.

Las 11.324 muertes atribuidas al calor en España en el 2022 superan a las muertes anuales del cáncer de páncreas (7.663 en el 2021, según datos de la Sociedad Española de Oncología Médica), de mama (6.614) o de próstata (5.889). Los países del sur de Europa son los que registran más muertes por el calor, constata el estudio, basado en datos de Eurostat de 543 millones de habitantes de 35 países. “La mortalidad también aumenta cuando hace frío, pero no vemos un patrón opuesto con unas cifras más altas en países del norte; los países escandinavos están mejor preparados para el frío que los mediterráneos para el calor”, constata Ballester. España fue el tercer país europeo con una mortalidad más alta por calor en el 2022 (con 237 muertes por millón de habitantes), solamente por detrás de ­Italia (295) y de Grecia (280). En cifras absolutas, fue el segundo con más muertes (11.324), después de Italia (18.010).

Una de cada cinco muertes registradas en Europa tuvo lugar en la semana del 18 al 24 de julio, coincidiendo con la ola de calor más intensa.

Aunque el verano del 2022 fue el más caluroso registrado hasta la fecha en Europa, “las temperaturas no fueron excepcionales, en el sentido de que se hubieran podido prever”, ya que siguieron la misma tendencia de aumento de temperaturas de los últimos diez años, apuntan los investigadores en Nature Medicine. “Nuestros resultados sugieren que los esfuerzos de adaptación han sido insuficientes [y] ponen de relieve la necesidad urgente de reevaluar y reforzar las estrategias”.

Si no se adoptan nuevas medidas de adaptación al aumento de temperaturas, las muertes anuales por calor en Europa superarán las 68.000 en el año 2030, las 94.000 en el 2040 y las 120.000 en el 2050, según los autores de la investigación, en la que han participado nueve instituciones científicas de España, Francia y Suiza.

Las nuevas medidas “deberían empezar por las que pueden conseguir una mayor efectividad de una manera más rápida y asequible”, sostiene Ballester. “Por ejemplo, se podría hacer un censo de las personas más vulnerables al calor, como personas mayores que viven solas, y vigilarlas de manera activa durante episodios de calor extremo”.

A diferencia de las personas más jóvenes y con mejor salud que pueden refugiarse en lugares frescos durante olas de calor, las personas con dificultades para desplazarse de manera autónoma son más vulnerables a las altas temperaturas.

En esta misma línea, Ballester propone mejorar los sistemas de alerta ante olas de calor. En lugar de basarse únicamente en criterios meteorológicos como hasta ahora, podrían hacerse de manera más personalizada en función de la edad, el sexo, el estado de salud o el lugar de residencia de los ciudadanos.

A más largo plazo, el investigador propone actuaciones arquitectónicas y urbanísticas para adaptar las viviendas y las ciudades al calentamiento derivado del cambio climático.

Europa, recuerdan los investigadores, es el continente donde más han subido los termómetros desde la era preindustrial. El aumen­to de temperaturas ha sido casi un grado superior en Euro­pa al registrado en el conjunto del mundo. J.Corbella

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