El bruxismo infantil aumenta con la pandemia

La covid-19 ha aumentado los casos de bruxismo en niños. Se da con más frecuencia en niños entre 6 y 10 años, y puede llegar a provocar la caída de piezas dentales

Después de tantos meses de incertidumbre debido a la pandemia, muchos niños están siendo diagnosticados con estrés. Se ha comprobado que este trastorno, en muchos casos, está derivando en problemas dentales; aparece un hábito involuntario que hace que los pacientes aprieten la mandíbula intensamente y hagan rechinar los dientes. Esta patología es conocida como bruxismo.

Según la especialista Romina Vignolo “cada vez son más los pacientes infantiles que vienen por bruxismo, y antes no lo padecían. La covid-19 ha afectado a muchos niños y, debido al estrés que les ha supuesto el confinamiento, el uso de mascarillas, la incertidumbre de no saber cuándo va a terminar, están teniendo graves consecuencias en su salud bucodental”.

¿Cuáles son las consecuencias del bruxismo en los niños?

Generalmente el bruxismo sucede durante la noche y con mayor frecuencia en niños entre los seis y los diez años.

El uso excesivo de los músculos de la mandíbula puede provocar contracturas en el cuello y la cabeza, dolor de oídos, bloqueos de la mandíbula, desgaste de las piezas dentales, cefaleas e incluso molestia al masticar.

El problema más común que afecta a los niños, derivado de esta patología, es la caída de los dientes de leche antes de tiempo.

¿Cómo debe tratarse?

El bruxismo, muchas veces está asociado a una maloclusión, es decir, una desalineación de los dientes que impiden que las piezas dentales encajen de forma correcta. Esto hace que los dientes hagan presión en una posición incómoda que provoca un desgaste de los dientes.

La solución más eficaz en este caso es la ortodoncia u ortopedia dental para mejorar la relación inter arcada. Vignolo está especializada en el tratamiento temprano de las maloclusiones y ha publicado numerosos artículos sobre la importancia de corregir estos problemas a edades tempranas.

Otra solución, aunque menos empleada en niños, es utilizar un protector bucal o una férula de descarga por la noche que crea una barrera física entre la parte superior e inferior y evita que puedan apretar o rechinar los dientes.

Una de las recomendaciones que hacen los expertos es colocar una toalla caliente contra la mejilla del niño, delante del lóbulo de la oreja, para ayudar a que los músculos se relajen.

Además, la práctica de actividades relajantes con el niño antes de dormir puede ayudar a disminuir el miedo o estrés que pueda causar el bruxismo durante la noche. M.T. T. Redacción SyM

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