“Los hombres vivimos menos años, pero con menos dolor que las mujeres”

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ENTREVISTA LEOPOLDO ABADÍA A JOSE LUÍS DE CÓRDOBA “Los hombres vivimos menos años, pero con menos dolor que las mujeres” Cuando me propusieron conversar con un médico experto en dolor no creía que el concepto del dolor pudiera tener mucha profundidad más allá de lo que es. Pensaba: te duele, tomas algo. Te duele mucho, tomas algo más fuerte. Y ya. Pero descubro que el trabajo que hace Jose Luís de Córdoba, además de ser pura ciencia, es de una profundidad humana difícil de entender en su totalidad. Sentido humano que no se puede impostar: hablar con él es darse cuenta de que estás frente a una buena persona que hace muy bien su trabajo… para que todo nos duela menos. Leopoldo Abadía

  • ¿Hay manera de objetivar el dolor?

El dolor como ciencia de estudio está perfectamente cuantificado. Hoy en día se están empezando a tener marcadores de dolor que, junto a los estudios de la conducta humana, hacen que el dolor sea un aspecto cuantificable.

  • ¿El dolor va asociado a la edad?

A medida que alguien envejece, la prevalencia del dolor aumenta considerablemente. Sobre todo el dolor neuropático. Se calcula que normalmente el 20% de la población sufre dolor crónico.

  • ¿Y al género?

También. La Sociedad Internacional de Clasificación de Cefaleas define hasta más de 30 tipos de dolor de cabeza. La mayoría de los dolores, como la clásica migraña o los problemas de huesos, son mucho más frecuentes en las mujeres que en los hombres. Los hombres vivimos menos años, pero con menos dolor que las mujeres.

  • ¿Qué tipos de dolor existen?

La división más sencilla es la que diferencia el dolor agudo del crónico. El primero es un dolor sano, es el que sentimos, por ejemplo, cuando nos quemamos o sufrimos de apendicitis. El dolor agudo es el que nos ha ayudado a evolucionar, a evitar peligros y a buscar soluciones ante enfermedades. El dolor crónico, sin embargo, carece de sentido biológico. Es decir, no tiene ninguna función positiva, al menos ninguna que hayamos descubierto. Se define como el dolor que persiste durante más de seis meses y es el que fundamentalmente tratamos en las unidades del dolor.

  • ¿Cuáles son los dolores crónicos más frecuentes?

Destaca principalmente el osteomuscular, es el que se origina en la columna (lumbar y cervical), en las grandes articulaciones de carga (hombro, rodilla y cadera) o en los tendones. También es muy frecuente el dolor neuropático, el que está vinculado de un modo u otro con el sistema nervioso. Y no me refiero solo a los nervios periféricos, sino que dentro de la clasificación del dolor neuropático, también entran aquellos dolores de la médula espinal y del sistema nervioso central, es decir, del tronco del encéfalo y del cerebro.

  • ¿Qué enfermedades van asociadas a un dolor intenso?

Algunos tipos de dolor son tan intensos que no los puede aguantar nadie. La neuralgia del trigémino se ha definido como el peor dolor del mundo y en algunos casos puede llegar a provocar el suicidio en la persona que lo sufre. Pero hay muchas otras enfermedades que, sin ser tan escandalosas ni mediáticas, comportan un serio quebranto de la salud física y mental. Nos referimos a las hernias discales, a las fracturas vertebrales, a las migrañas o a las artrosis de cadera, por ejemplo.

  • ¿Cómo influye el apoyo familiar y el aspecto emocional en la percepción que tiene el paciente del dolor?

El apoyo familiar influye mucho y puede llegar a reducir el dolor. Este se puede modular. El sistema nervioso tiene una capacidad de neutralizar el dolor espectacular. Se ha comprobado que la distracción o la hipnosis pueden tener un componente analgésico considerable.

  • ¿Qué alternativas terapéuticas usáis para mitigar el dolor? ¿Qué avances ha habido en este campo?

La imagen, en particular la radiología digital y la ecografía de alta resolución, ha sido un gran avance, sobre todo para los intervencionistas del dolor. Hoy en día dirigimos las agujas y las cánulas a estructuras anatómicas muy profundas y nobles, cerca de arterias importantes como son las de la médula espinal o las del cerebro, por ejemplo. Lo hacemos a través de una monitorización online en tiempo real y los procesos ahora son mucho más precisos, seguros y eficaces. Sin olvidar la mejora que han supuesto los nuevos fármacos moleculares, aquellos que son capaces de atacar a los mecanismos íntimos que transmiten y amplifican el dolor.

  • ¿Actualmente cualquier dolor tiene solución?

Cualquier dolor puede mejorarse. Muchos de los que antes no podíamos hacerlos desaparecer ahora ya podemos. Conseguimos que deje de afectar a la vida del paciente. En aquellos casos en los que el dolor no puede silenciarse, sí que hemos conseguido rebajar el grado. Es importante que el paciente ponga de su parte y, seguramente, que cambie algunos hábitos de vida.

  • ¿La medicina del dolor es la gran olvidada?

En nuestro país sí, aún queda bastante trabajo de concienciación. En este campo, aún nos queda mucho por aprender de países como Inglaterra o Estados Unidos, donde esta especialidad está más reconocida.

Perfil: Tras licenciarse en Medicina y Cirugía por la Universidad de Barcelona, el barcelonés Jose Luís de Córdoba Benedicto (Marzo, 1959) ha dedicado su carrera profesional a investigar y aplicar técnicas de mínima invasión para tratar los dolores crónicos. Este especialista de la medicina del dolor es actualmente responsable de las Unidades del Dolor del Hospital de Mollet y de la Clínica Sant Honorat, en el Vallès Oriental y la Ciudad Condal respectivamente, y fundador de la Societat Catalana del Dolor y de la Sociedad Española de Neuromodulación, entre otras responsabilidades. Es autor de numerosos artículos publicados en revistas de referencia como Regional Anesthesia&Pain Medicine, Pain, y Anesthesiology, por ejemplo. A su faceta científica tal vez se añada una vertiente artística heredada de su abuelo, el escultor J. Manel Benedicto, autor de ‘Juventud’, el famoso desnudo femenino de la plaza Francesc Macià, en Barcelona.

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