Josep Tabernero. “El 35% de los cánceres son fácilmente evitables y el 45% serían evitables”

Josep Tabernero, Jefe del servicio de oncología médica del Vall d’Hebron.

Josep Tabernero (Barcelona, 1964) ha recogido recientemente en París la acreditación que la Organización de Institutos Europeos del Cáncer (OECI) ha concedido al Vall d’Hebron como centro integral de atención oncológica. Es el primer hospital de España en disponer de este sello. “Es un hecho muy importante y es una manera de incrementar la calidad de todo lo que hacemos”, afirma el jefe del servicio de oncología médica del centro y director del Vall d’Hebron Instituto de Oncología (VHIO), que acumula 35 años de práctica oncológica.

¿Qué significa haber obtenido la acreditación OECI?

Es un reconocimiento de los procedimientos que utilizamos y de la calidad del tratamiento y el cuidado que tenemos con los enfermos. Refuerza el compromiso del Vall d’Hebron de situar el cáncer como enfermedad prioritaria. Nos equipara a centros monográficos como el hospital universitario Karolinska de Estocolmo (Suecia), el Istituto Nazionale dei Tumori de Milán (Italia) o el Netherlands Cancer Institute de Amsterdam (Paises Bajos).

¿Repercute en los pacientes?

La coordinación continua de toda el área de cáncer que existe entre las grandes instituciones hace que los enfermos estén mejor tratados. Está estudiado que en los centros donde hay un enfoque multidisciplinar y hacen mucha investigación, los tratamientos son mucho mejores. En el Vall d’Hebron el proceso de acreditación OECI ha durado un año y medio, y ha ayudado a que todos los profesionales estemos mejor integrados, que controlemos mucho mejor todos los procedimientos, el tiempo de respuesta o la calidad de la atención. La dirección del centro se ha volcado en ello.

¿Cuántas personas investigan en el VHIO?

El reconocimiento es para todo el hospital. El VHIO es el centro de investigación del campus del Vall d’Hebron y acoge a 600 investigadores en estos momentos. Realizamos mucha actividad de investigación clínica, somos el centro de Europa con más estudios clínicos abiertos, 950. Más de 2.800 enfermos se incluyen en nuestros estudios cada año.

Se quedan sin espacio.

Los laboratorios se nos están quedando pequeños. Hemos comprado un terreno al lado del edificio Cellex y el siguiente paso es el de construir un nuevo edificio. Estamos pendientes de los permisos municipales. El objetivo es disponer de más espacios para incorporar nuevas líneas de investigación y más investigadores. Somos un centro de investigación traslacional, que se nutre mucho de nuestros enfermos, y nuestra actividad tiene una aplicación muy rápida.

Prevención, diagnóstico o tratamiento, ¿qué prioriza?

Cada vez más se esta promoviendo la prevención. El plan europeo de lucha contra el cáncer plantea reducir un 35% la cifra de casos en el 2035 mediante la prevención. También plantea en ese año que aumente hasta un 75% la supervivencia de los enfermos de cáncer. Quiere decir que hay que hacer mucha más prevención, pero también investigación en prevención. Una prevención que se basa en aplicar bien las medidas del Código Europeo contra el Cáncer: evitar el tabaco, el alcohol, hacer una dieta no grasa… Hay que evitar el exceso de radiaciones ultravioletas o ionizantes, los contaminantes externos, tanto atmosféricos como los productos químicos presentes en alimentos, que tienen mucho que ver con los tumores digestivos. Aparte, están las vacunas, como la del virus del papiloma humano, determinantes en algunos tumores.

¿Somos cumplidores?

El decálogo todo el mundo se lo sabe, pero no se aplica bien. Debería estar integrado en las escuelas de primaria, en los ambulatorios, en la tarea de las enfermeras de familia. Nos ayudaría a prevenir muchos casos. El 35% de los cánceres son fácilmente evitables y el 45% serían evitables. El impacto de la prevención en tumores de mama o próstata probablemente sería bastante limitado, pero en colon, pulmón, cabeza y cuello o esófago ganaríamos mucho.

¿Qué falta entender sobre el cáncer?

Los mecanismos de adaptabilidad de la enfermedad para sobrevivir. Conocemos mucho la genómica, las vulnerabilidades de las células malignas, pero acaban encontrando la manera de adaptarse y sobrevivir a las agresiones que les hacemos con los tratamientos. Tenemos que entender mucho más la dinámica de la enfermedad, su composición heterogénea. Estamos estudiando mucho con técnicas como la biopsia líquida.

¿Qué aporta la biopsia líquida?

Con un procedimiento simple podemos ir viendo cómo cambia la composición de la enfermedad analizando el ADN, ARN u otras moléculas que las células tumorales liberan en los líquidos corporales. Podemos saber cómo evoluciona la enfermedad y qué composición tiene. Es una técnica que está mucho por desarrollar, pero tiene un recorrido muy grande.

¿Confía en una terapia milagro o múltiples avances en paralelo?

Vamos en la línea de muchos avances paralelos producto de numerosas investigaciones. En los últimos años, la inmunoterapia fue una revolución, pero no es un tratamiento único. Son múltiples tratamientos porque el sistema inmune se tiene que activar por diferentes vías.

Ha cambiado el panorama desde que empezó.

Cuando empecé había una supervivencia del 40%; ahora estamos en un promedio del 62% en mujeres y un 58% en hombres. El conocimiento del genoma humano nos ha dado una oportunidad de diagnosticar y tratar, y lo que vendrá es la personalización de la medicina. Habrá un cambio radical con la incorporación de la tecnología big data y la inteligencia artificial. Comparar bases de datos con millones de enfermos nos dará fortaleza para personalizar cada vez más las terapias. A. López Tovar

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