Identifican una proteína cuya alteración participa directamente en el daño hepático

Bajos niveles de la proteína SLU7 inician el desarrollo del daño en el hígado. Su actividad parece ser clave para nuevas terapias contra enfermedades hepáticas.

El hígado es uno de los órganos con mayores y más relevantes funciones para el normal desarrollo del organismo. Mantener niveles idóneos de glucosa o de colesterol en sangre, producir proteínas sanguíneas, incluidas las de la coagulación, y de la bilis, vitales la para la digestión de las grasas, así como el procesamiento, filtrado y eliminación de múltiples toxinas son algunas de las más destacadas.

Estas funciones se ven impedidas cuando se produce un fallo hepático agudo, generalmente por intoxicación farmacológica, alimentaria o alcohólica, y causan una elevada mortalidad en ausencia de trasplante hepático.

Además de los casos de fallo hepático agudo, enfermedades hepáticas crónicas, como la hepatitis, la cirrosis o el cáncer de hígado, provocan más de 2 millones de muertes al año en todo el mundo, y su incidencia en nuestro entorno está aumentando debido a la epidemia de obesidad, por lo que “es fundamental profundizar en su conocimiento”, dice Matías Ávila, director del Programa de Hepatología del Centro de Investigación Médica Aplicada (CIMA), de la Universidad de Navarra.

Desdiferenciación comprobada 

El grupo de Ávila, investigador del CIBER de Enfermedades Hepáticas y Digestivas (CiberEHD), acaba de identificar nuevos mecanismos esenciales para el mantenimiento de la identidad de las funciones hepáticas.

Se trata, según publican en el último número de Hepatology, de la proteína SLU7, cuya  alteración está directamente relacionada con el desarrollo del daño del hígado, fenómeno previamente observado en análisis realizados por este grupo.

En ellos, ya se ponía de relieve que la pérdida de las funciones hepáticas se asocia no sólo a la muerte de los hepatocitos inducida por los virus, el alcohol o la grasa, sino también a la pérdida de su identidad o desdiferenciación, que depende de la alteración de la expresión de unas proteínas concretas: los niveles de la proteína SLU7, que realiza un papel muy importante para mantener las funciones del hígado normal, se reducen en el hígado dañado.

Según Ávila, director de la investigación, en el nuevo trabajo se pone de manifiesto que “la reducción de los niveles de SLU7 potencia la desdiferenciación de los hepatocitos, provoca la pérdida de función del hígado dañado y facilita, además, el desarrollo del daño”.

Molecularmente, los investigadores han desentrañado los mecanismos que utiliza SLU7 para preservar las funciones o la identidad hepática, protegiendo a la proteína HNF4a -factor reconocido como uno de los más importantes en el control de la función del hígado- de su degradación por el estrés oxidativo, explica María Gárate, primera autora de este trabajo, que forma parte de su tesis doctoral.

En lo más alto de la jerarquía 

Para Carmen Berasain y María Arechederra, investigadoras del Programa de Hepatología del Cima y codirectoras del trabajo, los datos identifican a SLU7 en los niveles más altos de la jerarquía de proteínas que definen la identidad hepática y desentrañan nuevos mecanismos que pueden permitir el desarrollo de nuevas terapias para los pacientes con estas enfermedades”. Raquel Serrano

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