Glaucoma: la tensión ocular, uno de los factores de riesgo principales

La pasada semana se celebró el Día Mundial del Glaucoma, enfermedad que afecta a unos 76 millones de personas y se estima que con el aumento de esperanza de vida puede llegar a afectar a 112 millones de individuos en 2040.

Es una enfermedad asintomática hasta que llega a estadios avanzados con deterioro grave de la visión, por lo que el diagnóstico precoz en una consulta oftalmológica es esencial para prevenir una discapacidad visual permanente.

Entre los factores de riesgo hemos de destacar la tensión ocular, la edad (a mayor edad más riesgo de padecer glaucoma), los antecedentes familiares (aunque no hay un patrón específico de herencia en la mayoría de glaucomas, tener familiares afectos incrementa el riesgo de padecerlo) y defectos refractivos (la miopía se asocia significativamente al glaucoma primario de ángulo abierto y la hipermetropía al glaucoma de ángulo cerrado).

También se han implicado factores raciales, clásicamente se ha dicho que los pacientes de raza negra presentan un riesgo mayor de padecer glaucoma y de mayor gravedad, pero recientemente se ha encontrado que este hecho puede estar ligado a la mayor dificultad de acceso al sistema sanitario de este grupo de pacientes.

Diagnóstico

En el diagnóstico de glaucoma es esencial la tonometría, dado que a mayor tensión intraocular mayor riesgo de glaucoma, aunque existen glaucomas normotensivos o de baja tensión. Se están desarrollando dispositivos de autotonometría e incluso acoplados a smartphones que en el futuro podrían ser de ayuda en la monitorización remota de la tensión ocular.

La prueba funcional más importante es la perimetría automática, clásicamente denominada campimetría, que nos mide el grado de pérdida funcional de visión de forma muy precisa. También se están desarrollando métodos de perimetría online a través de tabletas electrónicas y gafas de realidad virtual que cada vez son más precisas y podrían tener un papel relevante en el futuro.

Finalmente, la otra prueba diagnóstica es el estudio de las células ganglionares de la retina, mediante tomografía de coherencia óptica (OCT), que permite cuantificar el grosor de esta capa de la retina, que es la que suele dañarse en el glaucoma. Nos permite medir con resolución muy exacta el daño anatómico en esta enfermedad.

En el aspecto diagnóstico se está investigando como analizar en conjunto todos estos tests con herramientas de inteligencia artificial, que en un futuro próximo podrían ser de gran ayuda.

Tratamiento

En cuanto al tratamiento, en la escala inicial se comienza con tratamiento médico con colirios hipotensores oculares. Aparte de los efectos adversos tanto locales como sistémicos, hemos de tener en cuenta que el incumplimiento de tratamiento, como en todos los tratamientos crónicos, es una causa importante de falta de control de la enfermedad. Por ello, se están desarrollando productos de liberación retardada, que son inyectados dentro del ojo y que permiten la liberación de fármaco a lo largo de meses. Estos productos no están comercializados aún en Europa, pero algunos de ellos están ya muy próximos a poderse utilizar en la práctica clínica diaria.

Cuando no responden a tratamiento médico puede recurrirse a trabeculoplastia láser, que puede reducir la necesidad de tratamiento médico o a tratamientos quirúrgicos. Las cirugías filtrantes más eficaces son la esclerectomía profunda no perforante y la trabeculectomía. En función de las características del paciente y de la experiencia del cirujano se indica la cirugía más adecuada.

También está muy en auge la cirugía mínimamente invasiva o mínimamente perforante del glaucoma. En general son usadas en casos de menor gravedad, dado que la mayoría producen reducciones de tensión ocular más discretas que las cirugías filtrantes convencionales. Se trata de cirugías con mínima incisión que permiten introducir dispositivos en la malla trabecular para facilitar la salida de humor acuoso por la vía convencional o que conectan la cámara anterior con el espacio subconjuntival.

En casos que no responden a estos tratamientos hay que recurrir a válvulas o dispositivos de drenaje de glaucoma, de los que el más novedoso permite programar de forma externa la cuantía de la filtración, reduciendo así riesgos de hipotonía postoperatoria. J.S.T (SyM)

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