Frotar con fluido vaginal de la madre a bebés de cesárea mejora su neurodesarrollo

La intervención equipara su microbiota a la de los nacidos por parto vaginal, según los autores del estudio.

Frotar con fluidos vaginales de la madre a recién nacidos mediante cesárea para transferirles sus bacterias favorece el desarrollo temprano de los bebés y la formación y maduración de su microbiota intestinal, según un estudio publicado en Cell Host & Microbe.

Los niños nacidos por cesárea suelen tener una flora intestinal distinta de la de aquellos que nacen por parto vaginal, que empiezan su vida con mayor abundancia de Lactobacillus y de Bacteroides. Ello es así porque los bebés nacidos vaginalmente reciben sus primeras bacterias intestinales a través del canal de parto de la madre, mientras que la microbiota de los nacidos por cesárea está colonizada por bacterias de la piel y de la leche materna y del entorno.

“Existen estudios epidemiológicos que demuestran que el nacimiento por cesárea está asociado a un riesgo más elevado de desa­rrollar posteriormente ciertas enfermedades, sobre todo de tipo inmune, como las alergias; nuestra hipótesis es que eso está parcialmente determinado por la colonización del bebé por bacterias nocivas, lo que conlleva una desestabilización de metabolitos necesarios para un desarrollo adecuado”, explica José C. Clemente, profesor de la escuela de medicina de Mount Sinai y uno de los autores del estudio.

De ahí el interés en probar si se puede transferir por otras vías la microbiota vaginal de las madres. El experimento para comprobarlo consistió en frotar los labios, la piel y las manos de 32 recién nacidos por cesárea con una gasa empapada en fluidos de la vagina de su madre, mientras que a otros 36 los frotaron con solución salina. Luego compararon sus muestras de heces a los 3, 7, 30 y 42 días y también las de otros 33 bebés nacidos por parto vaginal, y midieron su neurodesarrollo a los tres y a los seis meses mediante cuestionario a las madres.

“Observamos sobre todo un incremento de los Lactobacillus, aunque también un enriquecimiento en la adquisición de Escherichia y Bifiobacteria, lo que significa que hay una transferencia efectiva de los fluidos, que estamos reproduciendo lo que ocurre en el parto vaginal”, resume Clemente.

Además, vieron una mejora significativa en el neurodesarrollo del grupo de impregnados con fluidos vaginales respecto al grupo de control, en particular en sus capacidades de comunicación y motoras. Y no observaron un mayor riesgo asociado a la exposición de las criaturas a las bacterias vaginales, de modo que la intervención se considera segura además de beneficiosa.

No obstante, los investigadores reconocen que la muestra de su estudio es pequeña y será necesario llevar a cabo trabajos más amplios para confirmar estos resultados antes de que esta intervención se incorporen a la práctica clínica. Mayte Rius

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