España prepara la invasión de tests rápidos con la incógnita del precio

Sanidad última la autorización de la venta de kits de autodiagnóstico en las farmacias. Algunos laboratorios ofrecen ahora el test a precios de entre 35 y 54 euros

Dio la impresión de que los tests de antígenos perdían fuelle como instrumento de control de la propagación de la pandemia ante la efectividad de las pruebas PCR y el comienzo del proceso de vacunación masiva de la población. Nada más lejos de la realidad. Las pruebas rápidas son eficaces, extremadamente fáciles de llevar a cabo, relativamente baratas y su uso se ha promovido, subvencionado y generalizado en los principales países europeos. En España, el Ministerio de Sanidad ultima un real decreto que permitirá a las oficinas de farmacia suministrar pruebas de autodiagnóstico del coronavirus sin receta médica. Llega tarde, afirman los farmacéuticos, y persiste la incógnita sobre su precio para que puedan ser utilizados por los ciudadanos de forma frecuente. Dependerá esencialmente de la ley de la oferta, de la cantidad de laboratorios que accedan a la homologación de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios.

Prueba del valor de los tests que detectan antígenos –unas proteínas que se encuentran en la superficie del virus–, que no detectan los anticuerpos sino si la persona está infectada en este momento o no, es que el Reino Unido se plantea sustituir los períodos de aislamiento de personas que han estado en contacto con positivos por un test rápido diario. En el país de Boris Johnson la sanidad pública suministra dos tests semanales a los ciudadanos de forma gratuita, una iniciativa que pretende identificar asintomáticos a fin de romper la cadena de transmisión. Este sistema ha permitido detectar 120.000 infecciones entre los británicos.

Francia pretende que las pruebas de detección sean tan usuales como la mascarilla y recomienda a la población que se realice dos cada semana. Se ofrecen gratis, o mediante posterior reembolso, en las farmacias y laboratorios. Alemania, por su parte, ha dado un paso más y es el único país que ha autorizado la venta de los kits en supermercados, una posibilidad que está totalmente descartada en España. Cuestan unos cinco euros, si bien la sanidad pública ofrece un test semanal gratuito, y son obligatorios para realizar actividades laborales o acudir a clases presenciales.

Mientras la estrategia en los países del entorno se dirige a intensificar la detección de asintomáticos, en España la realización de pruebas es engorrosa y, sobre todo, cara. Es necesario concertar cita en un laboratorio, desplazarse y pagar precios abusivos, de entre 35 y 54 euros según los laboratorios consultados en Barcelona, por un test de antígenos que puede hacerse perfectamente en casa y obtener el resultado en 15 minutos. La alternativa de adquirir kits baratos en Internet es rechazada de plano por los especialistas. “Un producto sanitario debe tener las garantías de calidad y especificidad que supone la regulación de la Agencia Española de Medicamentos. Esos test de Internet pueden suponer un riesgo para la salud pública en el sentido de que no se pueden garantizar los resultados que proporcionen”, previene Guillermo Bagaría, vocal del Col·legi de Farmacèutics de Barcelona.

Ahora el Gobierno asume que los tests que no requieren intervención de personal sanitario reducirán en cierta medida “la presión asistencial de los centros sanitarios y permitirán la identificación rápida de sospechas de casos positivos”. Por ello, ultima los trámites para incluirlos “entre los productos de autodiagnóstico exceptuados de la necesidad de prescripción para su adquisición en farmacias”, en la misma categoría que los tests de embarazo.

“No entendemos por qué se ha tardado tanto en autorizar la comercialización de un instrumento que es útil para el control de la pandemia cuando en otros países de nuestro entorno ya hace tiempo que se ha generalizado”, reprocha Bagaría. Aunque celebra la iniciativa –largamente reivindicada por la profesión farmacéutica–, considera que tiene un déficit: “Nos hubiera gustado que pudiera establecerse un circuito por el que el farmacéutico pudiera realizar la prueba en la oficina, pero el decreto –en trámite– dice que se hará en casa. Pensamos que la propuesta se queda corta respecto al potencial acompañamiento farmacéutico en el uso del dispositivo y en la gestión de los resultados”.

Gran Bretaña, Alemania o Francia suministran a la población tests de forma gratuita o a bajo precio. ¿Qué ocurrirá en España? Todavía es una incógnita. Incluso para Bagaría, que considera que al principio los precios serán similares a los de países del entorno –“unos 20 euros”– pero tenderán a la baja a medida que la Agencia Española de Medicamentos autorice mayor número de marcas.

La distribuidora IES Medical comercializa el primer test de autodiagnóstico certificado por la CE y registrado en la AEMPS. Pero, a preguntas de este diario, no ha concretado el precio al que se venderá en las farmacias. “Dependerá de muchos factores, entre ellos el margen del canal farmacéutico”, indican.

En este contexto puede resultar determinante la intervención pública en forma de bonificaciones, una circunstancia a la que el Gobierno no se ha referido y del cual la CE se lava las manos. “Compartimos la opinión de que los tests deben ser asequibles para todos los ciudadanos, pero las cuestiones ligadas al reembolso de los gastos médicos, como es el caso de los tests de la covid, recaen en las competencias de los estados miembros”, dijo recientemente el comisario de Justicia, Didier Reynders. Antoni López Tovar

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