Cuando tener siempre los pies fríos se convierte en una patología

Los podólogos advierten de que hay que distinguir entre un frío momentáneo y una sensación que persiste y que podría ser indicios de la enfermedad de Raynaud.

Una cosa es tener los pies fríos porque es invierno y es normal y otra cosa es tener esta sensación constantemente y que nunca entran en calor.

Es importante saber que tener siempre los pies fríos podría ser indicio de una patología conocida como enfermedad de Raynaud.

El Colegio Oficial de Podólogos de la Comunidad Valenciana insiste en conocer esta diferencia para estar alerta de esta afección. Según Jorge Escoto, miembro de la junta directiva del colegio, la enfermedad de Raynaud es “un ataque isquémico transitorio”; es decir, el flujo de sangre que llega a los pies se detiene por un breve período de tiempo por obstrucción de las arterias, lo que genera sensación de frío en los miembros inferiores.

Quienes la sufren, los síntomas se hacen más evidentes con el frío “porque los vasos sanguíneos se contraen, se estrechan y pueden observar cómo sus pies no tienen el aspecto habitual, sino que están más blanquecinos o azulados. Además, pueden notar entumecimiento en la zona, alerta.

Dos factores de riesgo que el farmacéutico debe tener en cuenta si atiende a una persona con estos síntomas son, que fume y que esté sometido a estrés. Además, “cualquier patología que, de base, ya tenga un problema circulatorio, como pudiera ser en las personas diabéticas”, son otro condicionante, según explica. También hay que poner el foco en los ancianos, pues son más propensos a este trastorno “por los problemas circulatorios propios de la edad”, añade.

La repercusión de esta patología en las personas es más “una incomodidad por tener continuamente los pies fríos y de un color que no es el normal”. Ahora bien, reconoce que “sí podría tener un impacto grave si es una isquemia prolongada, por la destrucción de los tejidos” en los peores casos.

Hay que hacer hincapié en que es necesario que el paciente acuda al podólogo para que pueda realizar “una exploración adecuada” y con ello confirmar o descartar el diagnóstico. Gema Suárez Mellado

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