Tuberculosis: los casos repuntan a nivel mundial por primera vez en diez años

La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte también de un aumento de fallecimientos; en España, preocupa una insuficiente detección de los nuevos casos. La tuberculosis es una de las enfermedades más extendidas en el mundo y en las que más se investiga.

Por primera vez en más de diez años, un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) muestra que los casos de tuberculosis (TB) y muertes han crecido. “Cerca de 4.400 personas fallecen cada día de TB y casi 30.000 personas caen enfermas con esta dolencia prevenible y curable”, ha afirmado Tereza Kasaeva, directora del Plan Global de Tuberculosis de la OMS, durante la 11ª Jornada de Actualización de la Red TBS-Stop Epidemias que se ha celebrado recientemente en Madrid con motivo del Día Mundial de la Tuberculosis.

“Si bien el esfuerzo global de combatir la TB se estima que ha salvado a 74 millones vidas desde el año 2000”, expuso la directora, “la pandemia de covid-19, junto al conflicto y otras crisis e injusticias sociales y económicas han provocado un retroceso de años en el avance de la lucha contra la TB y eso ha supuesto una carga más a los afectados, especialmente, a los más vulnerables”.

Kazaeva coincidió en su mensaje con el del presidente del Comité Científico de la Red TBS-Stop Epidemias, Julio Ancochea. La directora declaró que “la TB sigue siendo una de las enfermedades infecciosas más mortales del mundo, pese a ser una enfermedad prevenible y tener cura”.

La OMS calcula que en 2021 se detectaron 10,6 millones de personas que enfermaron de TB y 1,6 millones de fallecimientos por esta causa, esta última cifra duplica la de las víctimas globales del VIH/sida (650.000).

Los CDC estadounidenses, con sede en Atlanta, también han advertido en un informe esta semana de que los nuevos casos de tuberculosis en este país están repuntando a niveles que no se veían desde antes de la pandemia de covid-19: en 2022 estiman que las infecciones aumentaron a 2,5 casos por cada 100.000 estadounidenses, tras dos años de caída (2020 y 2021), motivada principalmente por los retrasos en la atención médica asociados a la pandemia.

Descenso en la detección en España

En España, en cambio, los expertos ponen el foco en la necesidad de reforzar la vigilancia de los nuevos casos, pues una insuficiente detección está detrás del descenso de un 22% de infecciones (3.603 en 2021, frente a los 3.668, en 2020 y los 4.400 en 2019), según informa en un comunicado Sociedad Española de Epidemiología (SEE) y la Fundación Unidad de Investigación en Tuberculosis de Barcelona (fuiTB).

“Tal como ha sucedido con otras enfermedades infecciosas y crónicas, la covid-19 ha afectado de forma importante a la vigilancia, la prevención y el control de la TB”, declaran desde la SEE.

Precisamente, al respecto, en la Jornada de Actualización de la Red TBS-Stop Epidemias, se ha abordado la importancia de una vigilancia epidemiológica que en España necesita de mayor empuje. Zaida Herrador Ortiz, investigadora del Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III, afirmó que “la TB es una de las enfermedades que requieren más esfuerzo para su vigilancia. La calidad de los datos depende de su actualización a partir de diversas fuentes de información y del seguimiento de los pacientes. En el nivel nacional, se observa una baja exhaustividad en la cumplimentación de la información y datos incongruentes difíciles de interpretar que limitan el análisis de los datos. Para poder seguir avanzando en el control de esta enfermedad, tal como contempla el Plan Nacional, es clave mejorar su vigilancia entre todos los actores involucrados en ella.”

La investigadora también declaró que “uno de los tres objetivos específicos del Plan para la Prevención y Control de la Tuberculosis, aprobado por el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (en junio de 2019), es precisamente mejorar el conocimiento y la información sobre los casos y brotes de TB para mejorar su prevención y control a través de la vigilancia”.

Metas del Plan

En 2020, se cumplieron las dos primeras metas del Plan, alineadas con los compromisos internacionales, recordó Zaida Herrador: “La reducción del 15-21% en la tasa global en 2020 con respecto a 2015 (que fue del 26,5%) y la reducción media anual de la tasa de TB pulmonar del 4% para el periodo 2015-2020 (que fue del 6%)”.

No obstante, lamentó que “las otras dos metas planteadas en el Plan (alcanzar una tasa de éxito en el tratamiento del 95% para los casos sensibles a fármacos y del 75 % en casos con resistencias) no se han podido cuantificar en 2020 ni en 2021 por falta de información y baja calidad de los datos”.

Aun así, “según los últimos datos consolidados en Renave [Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica mediante la que las comunidades autónomas notifican los casos al Centro Nacional], la tasa de notificación de TB en 2021 fue de 7,61 por 100.000, lo que sitúa a España entre los países de baja incidencia por cuarto año consecutivo, con una tendencia decreciente constante desde 2012.

Centros penitenciarios

Como decreciente es también en los centros penitenciarios españoles, cuyo modelo de abordaje lleva años siendo ejemplo en estas jornadas. Y es que, tal como expuso Enrique Acín, jefe del Área de Salud Pública de la Subdirección General de Sanidad Penitenciaria del Ministerio del Interior, “los centros penitenciarios son un punto de control de la enfermedad, en beneficio lógicamente de toda la comunidad, ya que la prisión no es un compartimento estanco”.

La incidencia de la TB en instituciones penitenciarias entre la población privada de libertad nacida en España es actualmente “cuatro veces inferior a la de hace 10 años y entre la población extranjera es 2,5 veces inferior”.

La clave, explicó Acín, radica en el programa de prevención y control de la TB que se realiza en el medio penitenciario, y que “tiene como bases fundamentales el diagnóstico precoz, el tratamiento directamente observado y el estudio de contactos, así como una vigilancia estricta de las resistencias a los fármacos habitualmente usados en el tratamiento de la enfermedad y el tratamiento de la infección tuberculosa latente detectada mediante las pruebas de cribado que se realizan al ingreso en prisión. El objetivo final es devolver a la persona privada de libertad al medio libre en mejor situación sanitaria que la que tenía a su ingreso y contribuir al control de la tuberculosis en la comunidad”.

Un control de la transmisión que se optimiza con la epidemiología genómica, como expuso Darío García de Viedma, del Laboratorio de Genómica Microbiana del Servicio de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas del Instituto de Investigación Sanitaria Gregorio Marañón.

“Únicamente mediante la articulación natural entre la información extraída de los avances moleculares, genómicos y epidemiológicos es posible diseccionar las dinámicas de transmisión de TB y los entornos de exposición más relevantes en poblaciones complejas, para, por último, diseñar estrategias de control eficaces, adaptadas a la naturaleza y complejidad de cada cluster”, expuso el científico, cuyo equipo de trabajo ha participado desde hace más de dos décadas en el desarrollo de sistemas optimizados de vigilancia de la transmisión de la tuberculosis  en entornos de elevada complejidad socio-epidemiológica.

“A la resolución genómica en la caracterización de cluster, se añade la participación de agentes comunitarios en salud, elementos clave para obtener información epidemiológica refinada en la que apoyar la identificación de entornos de transmisión no obvios”, afirmó García de Viedma. “Esta estrategia de trabajo ha sido especialmente adecuada a la vigilancia de la transmisión de TB durante la pandemia de covid-19, ya que ha permitido dirigir los escasos recursos de control, secuestrados por los requerimientos de la pandemia. La información rápida y precisa de las cadenas de transmisión de TB que merecían ser vigiladas de modo prioritario ha facilitado sacar el máximo provecho a los escasos recursos disponibles”.

Parte más vulnerable de la sociedad

El abordaje, según la responsable de la OMS Tereza Kasaeva, pasa por “crear expectativas e impulsar un liderazgo de alto nivel; incrementar las inversiones; acelerar las actualizaciones de las nuevas recomendaciones de la OMS; la implementación de innovaciones; avivar las acciones y la colaboración multisectorial para combatir la epidemia de la tuberculosis”.

Colaboración y entendimiento transversal como el que propician desde hace una década las Jornadas de Actualización de la Red TBS-Stop Epidemias, como ésta en la que tanto la dirigente de la OMS como el foro presente coincidieron en la necesidad de garantizar una sanidad global que dé acceso a tratamiento a la parte más vulnerable y desprotegida de la sociedad, que suele ser la que más probabilidad tiene de acabar sucumbiendo a la enfermedad.

“Pedimos un aumento urgente de las inversiones nacionales e internacionales con el fin de cubrir las lagunas de financiación críticas y asegurar una asistencia sanitaria universal en la prevención de la TB y su cuidado e investigación”, demandó Tereza Kasaeva, quien también recordo la necesidad que constata la OMS de que esa investigación avance en el desarrollo de alguna vacuna que pueda contribuir a ponerle freno más eficaz y velozmente, “tal como hemos aprendido con la pandemia”. Sonia Moreno

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