Uno de cada tres diabéticos tipo 2 tiene enfermedad cardiovascular asintomática

Un estudio sugiere que dos biomarcadores cardiacos se incorporen a la rutina asistencial de personas con diabetes tipo 2, dada la prevalencia de ECV subclínica. La diabetes puede dañar directamente el corazón.

Muchas personas con diabetes tipo 2 (T2) que nunca tuvieron antecedentes cardiacos ni de enfermedad cardiovascular tienen un alto riesgo de complicaciones cardiovasculares, según los resultados de un estudio que publica el Journal of the American Heart Association, que además de sugerir el cribado rutinario de dos biomarcadores cardiacos en estos pacientes, apunta a la necesidad de administrarles terapias no relacionadas con estatinas para reducir el riesgo de ECV.

La principal conclusión de un grupo de investigadores de la Universidad Johns Hopkins (Baltimore) y el Centro Médico de la Universidad de Maryland, es que la enfermedad cardiovascular subclínica representa un desafío importante para la salud pública en adultos con diabetes.

Tras analizar datos de salud y muestras de sangre de 10.300 adultos, procedentes de la Encuesta Nacional Estadounidense de Salud y Nutrición, entre 1999 y 2004 – con y sin diabetes tipo 2, que no informaron de ningún trastorno cardiovascular previo- los investigadores han constatado que dos biomarcadores relacionados con enfermedades cardíacas estaban elevados en un tercio de los adultos con diabetes T2, en comparación con los adultos sin diabetes.

O, dicho de otra manera, muchos pacientes con diabetes T2 que nunca han tenido signos o síntomas de afecciones cardiacas, tienen más probabilidad de presentar niveles altos de esas dos proteínas que otros adultos sin diabetes.

Hacia cribado rutinario

Se trata de pruebas de alta sensibilidad, la troponina cardíaca (hs‐cTnT) y el péptido natriurético tipo B (NT‐proBNP), que suelen utilizarse rutinariamente para medir lesiones y estrés del corazón, y que se asocian tanto con mayor riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular como por cualquier causa.

En este nuevo estudio los investigadores recalcan que una concentración ligeramente elevada de estas proteínas en el torrente sanguíneo advertiría precozmente de cambios estructurales y funcionales en el corazón que podrían aumentar el riesgo futuro de insuficiencia cardiaca, enfermedad coronaria o muerte.

Por tanto, sugieren que “el cribado rutinario de estos dos biomarcadores cardíacos y las intervenciones más personalizadas pueden ayudar a reducir el riesgo de episodios de enfermedad cardiovascular en esta población de alto riesgo”.

Entre los hallazgos del estudio destaca que el 33,4% de los adultos con diabetes T2 mostraban signos de ECV no detectada, acorde con los niveles elevados en sangre de las dos proteínas, frente al 16.1% de los adultos sin diabetes; igualmente se asociaron con mayor riesgo de muerte por todas las causas (77% y 78% de aumento del riesgo, respectivamente) y con muerte por enfermedad cardiovascular (54% y más del doble del aumento del riesgo, respectivamente), comparando con quienes presentaban niveles normales de ambas proteínas.

Y el riesgo elevado se mantuvo después de integrar otros factores de riesgo cardiovascular: se ha visto que los niveles elevados de troponina eran más comunes en personas con diabetes T2 en general, así como en todas las categorías de edad, sexo, raza/etnia y peso.

Los investigadores resaltan que la prevalencia de hs‐cTnT elevada fue bastante mayor en quienes llevaban más tiempo con diabetes y no la controlaban bien. Explican que la exposición a largo plazo a la hiperglucemia puede aumentar el riesgo de ECV por mecanismos de disfunción microvascular coronaria, formación de productos finales de glicación avanzada y estrés oxidativo.

“Coincidiendo con estas hipótesis encontramos que hs‐cTnT elevada era más común en quienes tenían diabetes de larga duración o mal control glucémico. Estos hallazgos corroboran estudios anteriores y sugieren que el tratamiento intensivo, junto con una evaluación frecuente del riesgo de ECV, se justifica en estas poblaciones de alto riesgo”.

Más allá del colesterol

También hacen notar que el factor de riesgo que se combate con más frecuencia en la atención a estos pacientes es el nivel alto de colesterol, aunque no siempre es lo adecuado.

“La diabetes tipo 2 puede tener un efecto directo en el corazón que no esté relacionado con los niveles de colesterol. Si vemos que la enfermedad causa daño directamente a los vasos sanguíneos pequeños del corazón, sin tener relación con la acumulación de placas de colesterol, los medicamentos para reducir el colesterol no servirán para prevenir el daño cardíaco”, dice la coautora del estudio, Elizabeth Selvin, catedrática de Epidemiología en la Escuela de Salud Pública Bloomberg de la Universidad Johns Hopkins. De acuerdo a sus declaraciones, los resultados de la investigación también apuntan a “la necesidad de terapias adicionales no relacionadas con estatinas para reducir el riesgo de enfermedad cardiovascular en personas con diabetes T2″.

No obstante, quedan muchas preguntas por responder, según esta epidemióloga. Una de ellas es saber quiénes tienen mayor riesgo entre las personas con diabetes T2 (unos 27 millones en Estado Unidos) y estos biomarcadores cardíacos podrían ayudar a identificar a pacientes de alto riesgo.

“Los biomarcadores analizados en este estudio son muy poderosos para categorizar sistemáticamente a los pacientes según su estado de salud. Medirlos en la rutina asistencial nos ayudaría a centrarnos en las terapias de prevención cardiovascular para las personas con diabetes T2 que tienen mayor riesgo”, señala Salvin.

Hasta ahora gran parte de la investigación en este campo se ha centrado en cómo los factores de riesgo tradicionales (como la presión arterial alta y el colesterol) afectan a la salud cardiovascular, pero las nuevas evidencias sugieren que se debería agregar el cribado de ciertos biomarcadores cardíacos a la evaluación rutinaria de esos factores de riesgo cardiovascular tradicionales.

En el artículo subrayan que esta es la primera investigación a nivel nacional en Estados Unidos que ha medido biomarcadores cardíacos en adultos, con una muestra grande y diversa que ha facilitado la exploración de diferencias entre subgrupos, como edad, raza/etnia y sexo. Y el seguimiento de 20 años les ha permitido también investigar las implicaciones a largo plazo de la mortalidad de la ECV subclínica. La troponina se midió utilizando 4 ensayos diferentes. Pilar Laguna

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