Va de tratamientos

Por ANTONI TRILLA. Hospital Clínic – Universitat de Barcelona.

No tenemos todavía suficientes evidencias científicas sobre que tratamientos son seguros y efectivos para pacientes que sufren la Covid-19. Hay más de 30 tratamientos nuevos en investigación, 10 de ellos ya en fase de ensayo clínico. Disponemos de más información, parcial y en algunos casos no publicada en revistas biomédicas, para saber ahora que el tratamiento con hidroxicloroquina no obtiene buenos resultados de efectividad como tratamiento ni como prevención.

Sabemos que la dexametasona parece ser efectiva en la reducción de la mortalidad, aunque solo en pacientes con formas graves de la Covid-19. Sabemos que el lopinavir-ritonavir no ha obtenido buenos resultados de efectividad. Sabemos que el remdesivir, autorizado recientemente, reduce la duración de la enfermedad, pero no la mortalidad en casos graves. Aquí acaban gran parte de las opciones contrastadas hasta la fecha.

 La situación excepcional de la pandemia ha comportado distorsiones en el proceso de evaluación de nuevos tratamientos. Hay que actuar rápido y a veces eso se convierte en precipitación. Un ejemplo: empleamos la hidroxicloroquina y se constata que en algunos pacientes parece que funciona. Esta es una evidencia científica que denominamos observacional y anecdótica. Pero no hay mejores evidencias, hay mucha presión y publicidad mediática. Se publican estudios que indican que la hidroxicloroquina se asocia a efectos adversos graves, pero ahora sabemos que probablemente son un fraude científico. Finalmente, la OMS decide detener los ensayos ante la falta de eficacia clínica y esta ha dejado de recomendarse.

Los ensayos clínicos tienen mayor consistencia. El tratamiento de prueba (el “nuevo”) se compara con el mejor disponible (en ocasiones con un placebo o con la denominada “práctica estándar”). El tratamiento se asigna a dos o más grupos de pacientes para que al finalizar el ensayo estos sean homogéneos y las comparaciones sean válidas. Se realiza un análisis riguroso de los resultados. El escrutinio público de los ensayos y su derivada principal, que consiste en determinar su posible aplicación en la práctica clínica, son puntos muy relevantes. En una situación de emergencia estos ensayos pueden ser pragmáticos y desarrollarse más rápidamente.

Los ensayos clínicos actualmente en curso confirmarán o descartarán la recomendación de uso de distintos tratamientos. Hay que protegernos frente al empleo de tratamientos que no son efectivos, no son seguros o ambas cosas. Se puede ir rápido, pero sin precipitarse.

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