Una de cada cuatro personas se muerde las uñas en España

La onicofagia es un comportamiento compulsivo que suele desarrollarse durante la infancia y que genera problemas no solo estéticos, sino también de salud

Sofía Larrucea

Alrededor de siete millones de personas en nuestro país padecen onicofagia, o lo que es lo mismo, un 15% de la población española no puede dejar de morderse las uñas. Aunque no se conoce la razón exacta por la que se desarrolla este comportamiento compulsivo, para algunos especialistas, este mal hábito es consecuencia, en muchas ocasiones, de padecer una alteración del sistema nervioso o un desajuste emocional. Morderse las uñas se convierte, de este modo, en una vía de escape del nerviosismo, estrés o ansiedad que pueda padecerse.

Se trata de un hábito no solo antiestético, sino también antihigiénico. Y es que además del desgaste que puede producirse en los dientes y de que los dedos pueden deformarse y de que puede perderse la uña de forma permanente, no hay que olvidar que en las manos y en las uñas habitan muchos patógenos. Concretamente, se estima que una mano normal y corriente puede contener más de 4.700 bacterias de más de 150 especies diferentes. De manera que la persona que sufre el hábito de morderse las uñas está esparciendo miles de bacterias y virus en la boca y con ello, puede provocar, entre otros problemas, una infección.

Dejar de morderse las uñas es algo difícil, pero no imposible. Son muchas las técnicas que existen actualmente, como masticar chicle, usar ciertas lacas de uñas de sabor desagradable, usar guantes, tiritas o uñas postizas, por ejemplo. Sin embargo, los especialistas recuerdan que si con estas técnicas la persona no consigue abandonar este hábito, es importante acudir a un profesional en psicología para tratar el problema de una forma más profunda.

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