Un nuevo fármaco posibilita terapias más efectivas para el alzhéimer

Previsiblemente estará disponible el año próximo en EE.UU.

La enfermedad de alzhéimer es un trastorno cerebral que destruye lentamente la memoria y la capacidad de pensar y, con el tiempo, la habilidad de llevar a cabo hasta las tareas más sencillas. Las personas con alzhéimer también experimentan cambios en la conducta y la personalidad.

Esta investigación para obtener un nuevo fármaco en EE.UU. ha sido la primera gran noticia del año en el ámbito neurológico: la aprobación por vía acelerada de Lecanemab, el fármaco contra el alzhéimer, por parte de la Administración de Drogas y Alimentos de Estados Unidos (FDA).

Cabe recordar que Lecanemab, que se comercializará bajo el nombre de Leqembi, es un anticuerpo monoclonal inyectable para uso intravenoso destinado a eliminar la beta-amiloide (Aβ) del cerebro, un marcador para la enfermedad de Alzheimer.

Desde la Sociedad Española de Neurología (SEN), Raquel Sánchez del Valle, coordinadora del Grupo de Estudio de Conducta y Demencias, corrobora en declaraciones exclusivas a EG que ya se estaba esperando que la FDA diera el paso y expresa su parecer: “Se trata de un paso importante. Será el que abra la puerta a otras terapias, ya que seguramente no será el fármaco definitivo por la complejidad que implica. Queda por conocer también su eficacia y seguridad a largo plazo”.

Interrogantes de cara al futuro

La aprobación de la FDA, pese a ser condicional (a la espera de demostrarse que el medicamento tiene eficacia clínica) va a permitir que se pueda administrar en Estados Unidos. Siempre en pacientes leves, es decir, que se encuentren en fases muy iniciales de la enfermedad, con una confirmación radiológica del diagnóstico. Sin embargo, dos de las cuestiones mejorables son el precio y su aplicación, puesto que se trata de dosis intravenosas quincenales que tienen un coste de unos 26.500 de dólares anuales, es decir, 1.000 dólares por dosis. A ello se añade el interrogante de si finalmente será financiado por el sistema público estadounidense.

“Por otro lado, existen algunas preguntas para las que aún no se ha encontrado respuesta: la seguridad (puesto que hay problemas en la interacción con otros fármacos); que no es posible su administración a todos los pacientes, únicamente a los que se encuentran en fases iniciales de la enfermedad; la aplicación intravenosa cada quince días y el hecho de que se tienen que realizar resonancias extras”, apunta la coordinadora del Grupo de Estudio de Conducta y Demencias de la SEN.

La posición de la Agencia Europea del Medicamento

Una de las cuestiones que surgen de manera inmediata es qué va a pasar ahora en Europa con Lecabemab. “En Europa la EMA no acepta esta aprobación provisional. Sólo con efectos clínicos. Y desde ahora tiene como plazo un año para contestar. Por tanto, es de esperar que hasta mediados de 2024 no tengamos una respuesta, que si fuera positiva podría llegar a la agencia española en 2025”, explica Sánchez del Valle. “Lo que sí sabemos es que el efecto sobre la placa amiloide es indiscutible, porque existe eficacia clínica en ese grupo de personas, que empeoran menos, y se podrán ir viendo los efectos en casos reales”, concluye. L.D.B. (SyM)

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