Tener vista está en tu mano

Jorge Paricio, director de Salud de AXA

El pasado sábado 8 de octubre se celebró el Día Mundial del Glaucoma. Esta enfermedad se ha convertido en los últimos tiempos en la segunda causa de ceguera, por detrás de las cataratas. Una consecuencia que se podría evitar en el 95% de los casos con un diagnóstico precoz.

El ojo contiene en su interior un líquido parecido al agua que se renueva constantemente, pero si falla el sistema de drenaje, la presión intraocular aumenta y puede dañar el nervio óptico. Cuando la totalidad de las fibras de este nervio óptico están dañadas, se pierde por completo la capacidad de transmitir imágenes al cerebro y nos encontramos ante una ceguera total. Las revisiones oftalmológicas periódicas a partir de los 40 años son fundamentales para detectar esta patología, que puede diagnosticarse con tan solo cinco exploraciones. Basta con una tonometría o análisis de la presión intraocular, una oftalmoscopia o exploración del fondo de ojo, una gonioscopia para medir el ángulo entre el iris y la córnea, una campimetría o exploración del campo visual y una paquimetría para medir el espesor de la córnea. Las personas con factores de riesgo como diabetes, hipertensión, miopía o antecedentes familiares, son más propensas a desarrollar la enfermedad, por lo que se aconseja que inicien los exámenes a partir de los 35 años. Cuando el oftalmólogo realiza el diagnóstico, va a optar por un tratamiento médico o quirúrgico. La decisión depende, por una parte, del tipo de glaucoma, y por otra, de la situación de mayor o menor gravedad en el momento del diagnóstico. El tratamiento tiene como objetivo conservar la visión y el campo visual tal y como estaban en el momento del diagnóstico, ya que hoy es imposible la regeneración de las fibras del nervio óptico que ya estaban atrofiadas. Por lo que cuanto más precoz es el diagnóstico, más simple será el tratamiento y con mayor efectividad: un simple colirio nos puede ayudar a mantener la presión ocular normal.

Por eso, está en nuestras manos la prevención de una de las principales causas de ceguera en el mundo desarrollado. Tenemos que tomar conciencia de que las revisiones oftalmológicas periódicas puedan detectar cualquier anomalía en nuestra visión y que con cinco simples pruebas indoloras podemos prevenir un daño irreparable.

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