¿Se puede mejorar el tratamiento de la tuberculosis?

La tuberculosis lidera el ranking de muertes causadas por un único patógeno. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), mata a unas 3.200 personas cada día en todo el planeta, lo que supone 1,4 millones de muertes al año. Es una enfermedad infecciosa que afecta sobre todo a los pulmones y que está causada por la bacteria Mycobacterium tuberculosis.

A pesar de ser prevenible y tratable, sigue siendo extremadamente prevalente en algunas regiones del mundo, como África subsahariana o Sudeste Asiático. En parte se debe a la complejidad del tratamiento para eliminar la bacteria patógena y que pasa por tomar cuatro antibióticos distintos durante al menos cuatro meses, algo complicado en países de rentas bajas. Además, interrumpir el tratamiento antes de completarlo favorece la aparición de resistencias a agentes antimicrobianos, un problema grave de salud global que “podría dejarnos sin tratamientos efectivos para la tuberculosis”, dice Francisco J. Roca, investigador del Ramón y Cajal de la Universidad de Murcia (UM), vinculado al Instituto Murciano de Investigaciones Biosanitarias.

Roca lidera un proyecto para dar con tratamientos alternativos. Pretende identificar medicamentos que no generen resistencias y acorten la duración del tratamiento. Ha descubierto que una proteína, TNF, desempeña un papel clave. Cuando está en cantidades superiores a las habituales desencadena una respuesta inmunitaria deletérea en que los macrófagos, un tipo de glóbulo blanco necesario para controlar el patógeno de la tuberculosis, mueren, lo que beneficia a las bacterias, que pueden crecer sin control. Cristina Sáez

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