Regular el metabolismo con una bacteria

Las enfermedades metabólicas, como la obesidad, son una epidemia global. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), desde 1975 se ha triplicado el número de personas obesas en el planeta y en España más de la mitad de la población padece sobrepeso u obesidad. Esta patología provoca una situación de inflamación generalizada en el organismo que produce numerosos efectos secundarios, como dolores crónicos, y que es un factor de riesgo para otras muchas complicaciones, sobre todo diabetes tipo 2, pero también cáncer, alzhéimer, o cardiopatías.

En este sentido, un grupo de investigadores del Institut d’Investigació Sanitària Pere Virgili (IISPV) ha demostrado que el succinato, un metabolito o producto de deshecho producido de manera natural por las células del organismo, aumenta en las personas con enfermedad metabólica y favorece la inflamación y los daños en los tejidos. También han visto que las bacterias intestinales, que conforman la microbiota intestinal, pueden producirlo, pero también consumirlo

“Hemos visto que las personas obesas o con diabetes tipo 2 tienen una mayor cantidad de bacterias productoras de succinato que las personas sanas. Ese succinato pasa a sangre y puede contribuir a las complicaciones que ocasionan obesidad y diabetes”, explica Isabel Huber, investigadora y responsable de innovación del grupo Diamet del IISPV.

Este equipo de investigadores ha identificado qué bacterias consumen succinato y han emprendido un proyecto para desarrollar una terapia basada en la microbiota. Su objetivo es generar un probiótico rico en bacterias capaces de eliminar este metabolito y administrarlas a pacientes obesos y diabéticos para mejorar su perfil inflamatorio y, por ende, su bienestar global. Por el momento, están validando en modelos animales distintas cepas de bacterias para acabar de definir si es más beneficiosa una en concreto o combinar barias en un mismo producto.

Al final, “queremos obtener un probiótico validado científicamente y que llegue al mercado como un fármaco eficaz”, resume Huber. Cristina Sáez. *Proyecto de investigación impulsado por la Fundación ‘la Caixa’, entidad que apoya a Big Vang.

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