Recibir a la cigüeña superado el cáncer

la-mujer-podra-hacer-uso-del-material-criopreservado-una-vez-superado-el-cancer-pngLas técnicas de preservación de fertilidad permiten el embarazo tras el tratamiento oncológico

ANICHA SENDÍN – Muchos tumores femeninos se diagnostican cuando la mujer todavía no ha satisfecho su deseo de ser madre. Esta situación plantea muchos interrogantes, ya que el tratamiento con frecuencia puede comprometer la fertilidad. Tanto la quimioterapia como la radioterapia pueden provocar esterilidad. El grado de daño dependerá de la edad de la paciente, el estado de fertilidad previo, el tipo y la clase de tumor, y la dosis y duración del tratamiento oncológico. Pero superar un cáncer y ser madre no están reñidos. Las alternativas actuales permiten preservar la fertilidad de las mujeres para que, una vez pasado el proceso oncológico, puedan satisfacer su deseo reproductivo.

Pero la pérdida de fertilidad no se produce únicamente por los tratamientos oncológicos, puede ser por una cuestión de tiempo. Tras superar el cáncer, siempre se recomienda un periodo de espera para el embarazo, hasta que el riesgo de recidiva es menor. Se estima que la quimioterapia envejece el ovario unos diez años. En pacientes con cáncer de mama con receptores hormonales positivos, además, suelen realizar cinco años de hormonoterapia, periodo durante el que la mujer tampoco puede quedarse embarazada. “Si a una paciente se le diagnostica un cáncer de mama con 30 años, por ejemplo, y va a recibir quimioterapia, al acabar el tratamiento el ovario se parecerá al de una mujer de 40 años. Si además necesita cinco años de hormonoterapia, su ovario será equivalente al de una mujer de 45 años, y embarazarse a esta edad es muy complicado”, ilustra Marta Devesa, coordinadora de la unidad de preservación de fertilidad de Salud de la Mujer Dexeus.

Por ello, tras el diagnóstico, a las mujeres que vayan a pasar por un tratamiento que pueda causar daño en la fertilidad, tengan deseo gestacional futuro y dispongan de un buen pronóstico de supervivencia a largo plazo, se les plantea la mejor alternativa para preservar la fertilidad. Aunque ésta puede verse afectada en diversos tipos de tumores, el cáncer de mama es el más frecuente en la mujer en edad reproductiva.

Existen diferentes estrategias de preservación de fertilidad. Por un lado se puede intentar reducir la toxicidad de los tratamientos, es decir, si va a recibir radioterapia en la zona pélvica, se puede apartar el ovario del campo de irradiación, lo que se conoce como una transposición ovárica. En cánceres ginecológicos, básicamente en ovario, endometrio o cuello uterino en estadios muy precoces, se pueden realizar cirugías preservadoras de fertilidad, que se podrían completar una vez satisfecho el deseo genésico. Pero el principal grupo de estragegias de preservación de fertilidad en la mujer hacen referencia a la criopreservación, bien sea de ovocitos, embriones o tejido ovárico, siempre preferiblemente antes del inicio del tratamiento oncológico. La mujer podrá hacer uso del material criopreservado una vez superado el cáncer.

Para congelar tejido ovárico no hace falta estimulación. Se extraen fragmentos de corteza ovárica, generalmente por laparoscopia, y se congelan una vez procesados en el laboratorio de fecundación in vitro. Es la única opción para pacientes prepúberes o cuando está contraindicada la estimulación ovárica. “Si la estimulación es posible generalmente se opta por preservar ovocitos”, explica Marta Devesa. Uno de los principales motivos es que, en determinados tipos de tumores, al reimplantar el tejido ovárico hay riesgo de reintroducir células malignas. Tradicionalmente, la estimulación ovárica se hacía con el inicio de la menstruación, pero ahora se puede empezar en cualquier momento del ciclo menstrual. La estimulación tiene una duración media de unos nueve días y a los dos días se programa la extracción de los óvulos. Por tanto, en 11 días ya se puede disponer de ovocitos maduros para su criopreservación. También se pueden congelar embriones, pero la diferencia es que el embrión ya conlleva a la pareja. “Se dan tasas de separación altas tras un cáncer, por ello se recomienda siempre optar por congelar ovocitos”, aclara. La tendencia actual es combinar múltiples estrategias para poder maximizar las opciones de éxito futuras.

En cualquier caso, es esencial actuar de la manera más rápida posible, a poder ser, señala esta especialista, “se ve a la paciente el mismo día”. Y es que ante un cáncer el tiempo siempre juega en contra. La clave del éxito en estos casos se fundamenta en el trabajo en equipos multidisciplinares. Marta Devesa insiste en las recomendaciones de la Sociedad Internacional de Preservación de Fertilidad, según las cuales toda mujer en edad reproductiva que es diagnosticada de un cáncer debe ser informada de los posibles daños en la fertilidad del tratamiento oncológico y de las distintas opciones de preservación de fertilidad.

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