Qué será, será…

Por Antoni Trilla, epidemiólogo. Hospital Clínic. Barcelona

Qué será, será, whatever will be, will be. The future’s not ours to see, qué será, será…”. Esta melodía, interpretada por Doris Day en la película de Alfred Hitchkock El hombre que sabía demasiado, ganó en 1956 el Oscar a la mejor canción original. Su letra advierte que nadie puede conocer con seguridad lo que le va a pasar al día siguiente.

Empezamos el año 2020 con palabras como coronavirus, pandemia, distancia, manos y mascarilla, confinamiento, estado de alarma, aplanar la curva o salvar el sistema sanitario. Mucha  incertidumbre, dudas, acción y reacción, aciertos y errores, demasiada información.

La covid es una catástrofe sin precedentes cercanos que ha afectado la salud y cambiado la vida de todos, además de hundir la economía. Dudamos y nos preocupamos sobre qué nos espera en el futuro. Hay demasiadas variables que pueden escapar relativamente a nuestro control. Mi humilde opinión respecto a lo que podría suceder es la siguiente.

En el corto plazo (meses) seguiremos en una fase de control y equilibrio relativamente inestable. La tercera oleada presenta un descenso lento de casos y una reducción aún más lenta de la ocupación de las ucis. Predomina ya la variante británica, más contagiosa. Seguimos con medidas de distanciamiento y restricciones. Hemos empezado la campaña de vacunación. Las vacunas son seguras (sobresaltos transitorios al margen) y muy efectivas para reducir el número de casos graves, hospitalizaciones y muertes por covid. El objetivo principal es vacunar a la población más vulnerable: las personas de más edad y las personas con factores de riesgo de sufrir formas graves de la covid.

Después, vacunar lo antes posible al mayor número de ciudadanos. Podemos poner plazos: el objetivo debe ser alcanzar un 70% de población vacunada antes de que empiece el invierno. Todo lo que sea lograr más cobertura o hacerlo antes, mejor. Es factible si el suministro de vacunas aumenta y se estabiliza pronto. Las vacunas nos protegerán individualmente y en mayor o menor medida reducirán la transmisión del coronavirus en la comunidad. Habrá por ello menos casos y menos casos graves. El sistema sanitario normalizará su actividad, atendiendo pacientes covid y no covid.

Una cuarta oleada es posible, pero cuanto más logremos retrasarla su impacto será probablemente menor. En resumen, estamos en una carrera de fondo entre el virus, sus variantes, nosotros y la vacunación. Con alta probabilidad habrá que mantener distintas medidas de prevención y ciertas restricciones durante algunos meses más, que podrán relajarse o no periódicamente dependiendo de cada situación concreta. A pesar de todo, este verano ha de ser necesariamente mejor que el del 2020.

A medio plazo (uno o dos años) una variable importante que no podemos aun definir con precisión es la duración de la inmunidad. Trataremos de alcanzar y mantener la inmunidad de grupo. El virus circulará cada vez con mayor dificultad en los países bien vacunados. Menos circulación del virus significa también menos probabilidades de mutación. Probablemente tendremos que adaptar las vacunas y vacunarnos periódicamente. Dispondremos de nuevos tratamientos efectivos contra la covid. Las medidas de prevención se irán relajando paulatinamente.

En el largo plazo (más años) nuestro sistema inmune se adaptará al coronavirus, que probablemente se convertirá en endémico. Ello significa que no desaparecerá. Seguirán habiendo casos, quizás clínicamente más leves, y circulará periódicamente por determinadas zonas del planeta. Esta es la opinión del 90% de expertos consultados por la revista Nature.

Es posible lograr el control funcional de la pandemia antes de lo que pensamos. Si la ciencia nos acompaña, y si somos prudentes, pacientes y solidarios (hay que recordar que tenemos un solo mundo y una sola salud) volveremos a la normalidad. Quizás no la que conocemos, pero podría parecerse bastante. No hay que precipitarse ni olvidar lo que estamos viviendo. Hay que corregir y evitar errores. Hay que mejorar nuestra capacidad de prevención. No podemos predecir el futuro, pero podemos influir sobre él, tanto individual como colectivamente. Como decía antes, las vacunas nos protegerán y en mayor o menor medida reducirán la transmisión y en el largo plazo (años) nuestro sistema inmune se adaptará al coronavirus.

Doris Day cantaba Qué será, serácon una espléndida sonrisa y un tono positivo: What will be, will be. Si logramos hacer las cosas bien, lo que será, será mejor seguro.

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