¿Ojo seco o irritado?

Es complicado diferenciar entre ojo seco y ojo irritado, lo que provoca que, con frecuencia, se confundan ambas patologías. Casi todo paciente de ojo seco (crónico) presenta síntomas compatibles con irritación (temporal), pero un ojo irritado no deriva en ojo seco. Cuando el paciente sufre de ojo seco, tenemos que aportar una lágrima artificial para humectarlo; en cambio, con el ojo irritado, además de humectar, también hay que calmar.

Una de las patologías más importantes con creciente incidencia es el denominado `síndrome de ojo seco´. Antes de la pandemia la prevalencia era de un 11%, pero en la actualidad se calcula que lo padece más de un 30% de la población y casi un 100% en edades avanzadas. Los cambios de nuestros hábitos, el teletrabajo, el mayor número de horas de uso de pantallas e, incluso, la mascarilla, que hace que la lágrima ocular se evapore más rápidamente, son factores que están propiciando un aumento de las consultas relacionadas con esta afectación.

Normalmente los pacientes que sufren este síndrome mencionan los siguientes síntomas en la farmacia: “Me pica”, “Me llora”, “Me escuece”, junto con una sensación de cansancio ocular, siendo esta una molestia más inespecí­fica que se acompaña del típico gesto de frotado de ojos cuando se lleva mucho tiempo delante del ordenador. También aparecen, aunque con menor frecuencia, fotofobia y lagrimeo continuo. Otra de las consultas más frecuentes en la farmacia es la irritación ocular, aunque en la mayoría de los casos es más estacional y suele ir unida a la temporada de alergias. En estos casos, la consulta más frecuente se debe al escozor y a los ojos rojos. Además de las alergias, hay otros motivos que pueden desencadenar irritación ocular, como pueden ser el cloro de las piscinas, el uso del aire acondicionado o la contaminación atmosférica.

Ácido hialurónico, el mejor aliado para la salud ocular

Se encuentra de forma natural en numerosos tejidos y órganos del cuerpo humano como son la epidermis, el tejido conectivo, el cartílago, el líquido sinovial, humor vítreo, cordón umbilical…

Estas son sus principales propiedades:

– Atrae y retiene el agua, lo que hace que los tejidos se mantengan en buenas condiciones.

– Acumula mucha agua, por tanto, hidrata la córnea y la conjuntiva.

– Mantiene la humedad de los ojos, favoreciendo el intercambio de nutrientes.

– Lubrica a través del humor vítreo. Su presencia es de suma importancia para mantener una vista sana.

– Su alta viscosidad ayuda a formar una película lagrimal estable sin alterar la visión. Esta película protege el ojo reduciendo la fricción entre el párpado y la córnea.

– Se adhiere a la super­ cie del ojo, por lo que sus bene­ficios perduran más en el tiempo. J.S.T. (SyM)

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