Mis cuatro técnicas favoritas en biomedicina, por Manel Esteller

Por Manel Esteller, médico y divulgador científico.

El investigador descubre aquello que la tecnología que le es accessible le permite. Estos son mis instrumentos.

Me disculparán si no es un artículo ideal para leer en la playa o en una hamaca en la montaña en verano, intentaré ser didáctico. Dicen que la intención es lo que cuenta. Igual que existe conocimiento que genera nuevas tecnologías, existen también nuevas tecnologías que generan conocimiento. Son conceptos que se retroalimentan. Y muchas veces los resultados de una investigación dependen de los métodos disponibles al científico. De igual manera que un entrenador de fútbol con jugadores que son unos ‘troncos’ no puede plantearse hacer florituras en el césped, y debe conformarse con armar una buena defensa y salir al contraataque, pues el investigador descubre aquello que la tecnología que le es accesible le permite. Y además todos tenemos nuestras filias y fobias en los medios que usamos, igual que a algunos les gusta la carne más o menos hecha. Permítanme explicarles mis cuatro técnicas o aproximaciones experimentales que más me gustan en la investigación biomédica.

La reacción en cadena de la polimerasa (PCR)

Su irrupción como método diagnóstico durante la pandemia de covid-19 ha popularizado este término, pero ya hace décadas que esta tecnología hizo más fácil la vida de los científicos. Este proceso experimental permite aumentar de forma exponencial la cantidad de ADN, pasando de cantidades ridículas a poder ver el material genético a simple vista si lo asociamos a una tinción. Con anterioridad al desarrollo de esta técnica, el análisis del ADN era tan doloroso como interrogatorio de la Inquisición y requería mucho material de inicio. Me gusta siempre decir que la PCR democratizó el análisis genético y lo puso al alcance de todos. No solo permite avances en investigación sino aplicaciones en diagnóstico y medicina forense. Su invención fue una mala noticia para miles de criminales que creían que habían evitado el peso de la ley.

‘Microarrays’

Una tecnología menos conocida popularmente (tradúzcanlo por la palabra micromatrices si se atreven). Estas plataformas genómicas permiten de un plumazo analizar el estado de miles de genes: excesos, defectos, mutaciones, cambios de orden, alteraciones en su regulación. Son altamente informativas y relativamente baratas. Además, la información derivada de los mismos se puede compartir fácilmente con otros investigadores. Su limitación es que solo permiten estudiar lo que hemos imprimido en el chip. Es decir, no busques una respuesta a una pregunta romántica si solo miras secuelas de la franquicia de ‘La Matanza de Texas’. En cambio, si nos abonamos a todos los canales de telenovelas tendremos seguro más argumentos en el área del amor. Por cierto, este último sentimiento es solo química y selección natural, pero de eso hablaremos otro día.

Secuenciación masiva de última generación

Una metodología que ha generado millones de datos. Anteriormente a la implantación de la misma secuenciar el ADN era una pesadilla. Un proceso largo, con elevado riesgo de fracasar en el intento y además te irradiabas a tope, como le pasó a la adorada y malograda Marie Curie en otro contexto. Hoy en día se realiza con nuevos secuenciadores de forma mucho más barata y rápida, pudiendo completarse un genoma en un día cuando antes se tardaba meses o incluso años. Y estemos atentos porque muy recientemente unos chicos en un garaje de California (¿les recuerda algo esta historia?) parece que han inventado una forma de secuenciar el ADN aún más rápido y quitando un cero al final del precio. Ojalá sea así.

Técnicas de anàlisis de célula única

El nuevo gran juguete de los investigadores biomédicos. Estas tecnologías están llamadas a cambiar cómo se realizan las investigaciones genómicas, Hasta hace poco el anàlisis de las biomoleculas en un tejido solo podía realizarse cogiendo todo el material en bruto, analizando todos los distintos componentes celulares mezclados. Sería como si pidiéramos una paella y nos sirvieran un jugo donde toda la paella ha sido licuada y nos la bebemos con una pajita. Pues ahora podemos estudiar todo el material genético (ADN y ARN) así como las proteínas de cada una de las células por separado. Una revolución, y como tal, aún no ha llegado a la implantación en la práctica clínica, pero permanezcan en sus asientos que un día cada una de las células que forman su cuerpo serán secuenciadas.

Les devuelvo a la paz de sus toallas y hamacas. Feliz Verano de este verano que ya toca a su fin.

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