Los médicos alertan de las secuelas de la Covid-19

Algunos síntomas pueden persistir durante semanas tras superar la infección. Los problemas que más persisten son la sensación de ahogo, la debilidad muscular y una gran fatiga.

La afinidad del virus por el tejido nervioso afecta a funciones cognitivas de algunos pacientes, y no se sabe si será reversible. Algunas alteraciones respiratorias, cardiacas o neurológicas podrían volverse crónicas. Decenas de miles de personas que han pasado la infección por el coronavirus SARS-CoV-2 en España se están encontrando con que la enfermedad les ha dejado secuelas que les afectan en su vida diaria. Las más comunes, que probablemente serán transitorias, son una gran fatiga y la intolerancia al esfuerzo. Menos frecuentes, pero más graves, y que en algunos casos pueden dejar secuelas a largo plazo, son las complicaciones respiratorias, cardiovasculares y neurológicas.

Médicos que han atendido a personas con Covid-19 advierten que se trata de un problema emergente de salud pública y que aumentará a medida que más personas hayan pasado la infección. Abogan por hacer un seguimiento de estos pacientes para conocer mejor qué secuelas deja la Covid-19 en el organismo y para poder ofrecer tratamientos adecuados a este colectivo.

Alertan también contra la percepción de la Covid-19 como una infección respiratoria transitoria y contra la expectativa de que, una vez recibida el alta, los afectados vuelvan a estar de manera inmediata en plenitud de condiciones.

Aunque en muchos afectados la infección no progresa más allá
del aparato respiratorio, en muchos otros “es una enfermedad sistémica, que afecta a todo el cuerpo”, declara Sara Laxe, jefa del servicio de rehabilitación del hospital Clínic de Barcelona.

No hay datos por ahora para saber qué porcentaje de personas afectadas por el coronavirus pueden sufrir secuelas una vez pasada la infección respiratoria. “Posiblemente no sea un problema mayoritario, pero no es infrecuente”, señala Joaquim Gea Guiral, jefe del servicio de neumología del hospital del Mar de Barcelona. Incluso después de sufrir cuadros leves de Covid-19, “tenemos testimonios de mucha gente que nos dice: ‘Tengo sensación de ahogo, tengo cansancio en las piernas en cuanto me levanto”.

Según Gea Guiral, que ha iniciado un estudio en colaboración con los Institutos Nacionales de la Salud de EE.UU. y la Universitat Pompeu Fabra para investigar el problema, “las secuelas post-Covid-19 son un problema diferente a todo lo que conocemos hasta ahora. Parecen ser una enfermedad nueva”.

Abundan los testimonios de personas a las que, sin haber tenido complicaciones graves durante la Covid-19, les cuesta recuperarse en las semanas –y posiblemente meses– siguientes. En el hospital Clínic, “tenemos compañeros que han pasado la enfermedad y se ahogan al mínimo esfuerzo”, observa Joan Albert Barberà, jefe del servicio de neumología del hospital.

En una carta publicada en la web del British Medical Journal, el infectólogo Paul Garner ha explicado cómo, sin haber necesitado que le hospitalizaran en ningún momento, “durante siete semanas he pasado por una montaña rusa de mala salud, emociones extremas y fatiga absoluta”. Garner había supuesto que “años de correr y de actividad física militar me protegerían”. Pero la enfermedad “ha sido como un calendario de Adviento, cada día había una sorpresa, algo nuevo. Cabeza espesa, dolor agudo en una pierna, estómago alterado, acúfenos, sensación de agujas, dolor en todo el cuerpo, falta de aliento, mareo, artritis en las manos, sensación rara en la piel… Caminar lo empeoraba, me sentía absolutamente horrible al día siguiente”. Y eso sin tener una forma grave de Covid-19. Los peores comentarios, explica Garner, fueron los de colegas que restaban importancia a sus síntomas. El objetivo de su carta “es transmitir este mensaje: para algunas personas, la enfermedad continúa durante unas semanas. Los síntomas van y vienen. La fatiga es severa, real y parte de la enfermedad”.

Los casos de los pacientes que han sido ingresados se están empezando a estudiar de manera más sistemática. En el área de Barcelona, hospitales como los de Vall d’Hebron, Clínic, el Mar o Bellvitge –entre otros– han puesto en marcha programas de seguimiento de estos pacientes una vez reciben el alta.

En las personas que han estado en las UCI, “vemos casos en que la afectación pulmonar ha dejado secuelas”, informa Jaume Ferrer, jefe del servicio de neumología de Vall d’Hebron. “Pero aún no sabemos cuál es el alcance de estas secuelas, aún hay muy pocos estudios sobre los efectos de la Covid-19 en el tejido pulmonar”.

Hay preocupación porque la Covid-19 pueda causar daños permanentes en los pulmones y algunos afectados sufran insuficiencia respiratoria crónica, informa ­Joan Albert Barberà, del hospital Clínic. “Aunque se dé en un porcentaje pequeño de pacientes, el número absoluto de afectados puede ser grande”.

Preocupan asimismo los daños que la Covid-19 pueda causar en el corazón, tanto por los efectos directos del virus sobre el músculo cardiaco como porque la infección aumenta la formación de coágulos en la sangre. Así, la Covid-19 aumenta tanto el riesgo de miocarditis –o inflamación del músculo cardiaco– como de infartos de miocardio.

También se ha observado entre los pacientes que salen de la UCI “muchísima atrofia muscular que llama la atención” porque va más allá de la que sería esperable por la hospitalización, señala Sara Laxe, del Clínic. Se ha planteado la hipótesis de que esta atrofia podría deberse a los efectos del coronavirus sobre los nervios que controlan los músculos, o bien a sus efectos directos sobre el tejido muscular.

La afinidad del virus por el tejido nervioso también podría explicar que haya “trastornos cognitivos que van más allá de los característicos de la UCI”, explica Laxe, que es especialista en este tipo de trastornos después de haber trabajado catorce años en el Institut Guttmann. “Hemos visto a muchos pacientes que parecen estar bien cuando los trasladamos a planta pero, en cuanto hacemos exploraciones más profundas, vemos que están apáticos o que tienen disfunciones ejecutivas. Si son personas que tienen una demanda intelectual importante en su trabajo, esto les puede afectar mucho”.

Con todo, las quejas más comunes son “la sensación de falta de aire y una fatiga que no acaba de marcharse. Nos dicen: ‘Me sigo cansando mucho, no puedo ni subir escaleras y ya han pasado dos meses’”, explica Judith Sánchez Raya, jefa del servicio de medicina física y rehabilitación de Vall d’Hebron, el hospital que más casos de Covid-19 ha atendido en Catalunya.

Vall d’Hebron ha acondicionado el pabellón Olímpics como centro de rehabilitación para atender a pacientes que han superado la Covid-19. El seguimiento de las más de 2.000 personas que han sido tratadas en este hospital se ha iniciado con llamadas tele­fónicas a los afectados para determinar quién necesita rehabilitación y quién no. En estos momentos ya son un centenar las personas que están siendo atendidas en el pabellón. El hospital iniciará un estudio en breve para analizar cuánto dura la fatiga en personas que han pasado la Covid-19 y si puede haber casos en que se cronifica.

“Hasta ahora nos hemos centrado en atender los problemas más agudos y urgentes”, explica Sánchez Raya. “Ahora estamos empezando a ver las secuelas. Nos falta perspectiva para saber si serán transitorias o permanentes. Es posible que algunas secuelas sean para toda la vida”. Josep Corbella (LV)

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