Los azúcares libres, pero no los de la fruta, aumentan el riesgo de ictus e infarto

Un macroestudio de 110.000 personas identifica los carbohidratos más dañinos. El estudio se ha basado en adultos de mediana edad; sus resultados no se pueden extrapolar a la población infantil.

Los azúcares libres de la dieta –los que no se encuentran dentro de células en los alimentos– elevan el riesgo de ictus e infarto, según un macroestudio en el que se ha seguido a 110.000 personas del Reino Unido a lo largo de diez años. Por el contrario, no se ha observado un efecto perjudicial de los azúcares que se encuentran de manera natural en la fruta ni de otros carbohidratos.

Los azúcares libres son “cualquier azúcar que se añade a un alimento o bebida; o también el azúcar que ya hay en la miel, el sirope o el zumo de fruta”, informa la Fundación Británica del Corazón. “Cuando se hace zumo de fruta, los azúcares salen de las células y se convierten en azúcares libres. Se pierde la fibra y es más fácil consumir un exceso de azúcar sin darse cuenta”. En el caso de los lácteos, sus carbohidratos no se consideran azúcares libres.

Según los resultados del nuevo estudio, si la proporción de calorías de la dieta aportadas por azúcares libres aumenta un 5%, el riesgo de sufrir un infarto de miocardio en los diez años siguientes se eleva un 6%, y el de ictus, un 10%. La fibra, en cambio, tiene un efecto protector: por cada aumento de cinco gramos de fibra en la dieta diaria, el riesgo de enfermedad cardiovascular se reduce un 4%.

“Sustituir almidones refinados y azúcares libres por almidones integrales y azúcares no libres puede proteger frente a la enfermedad cardiovascular”, concluyen los investigadores en la revista BMC Medicine, donde han presentado sus resultados.

La investigación, liderada desde la Universidad de Oxford, se ha basado en 110.000 voluntarios del proyecto UK Biobank, que estudia la influencia de la dieta y otros factores ambientales en el desarrollo de enfermedades.

Tenían una media de edad de 55 años al enrolarse en el estudio. No tenían ninguna enfermedad cardiovascular diagnosticada ni diabetes y contestaron a cuestionarios exhaustivos sobre su dieta entre el 2010 y el 2012. En los diez años siguientes, se registraron 3.138 infartos de miocardio y 1.124 ictus entre los voluntarios. Los resultados muestran que, cuanto mayor es la cantidad de azúcares libres en la dieta, más alto es el nivel de triglicéridos en la sangre, lo que puede explicar el mayor riesgo de infarto en la población adulta analizada. Estudios anteriores han observado que el mayor consumo de azúcar se asocia también a un mayor riesgo de obesidad.

Sobre el posible efecto per­judicial de los azúcares libres para la salud cardiovascular de niños, adolescentes y adultos jóvenes, “no podemos extraer conclusiones dado que nuestro estudio se ha realizado en adultos de mediana edad”, declara por correo electrónico Rebecca Kelly, primera autora del trabajo.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda desde el año 2015 que tanto los adultos como los niños “reduzcan su consumo diario de azúcares libres a menos del 10% de su consumo de energía total; una reducción­ por debajo del 5% aportaría beneficios de salud adicionales”. Un 5% de las calorías diarias equivale a unos 25 gramos de azúcar para una persona adulta, señala la OMS. Un envase de 150 mililitros de zumo de fruta aporta unos 12 gramos de azúcar, y una lata de refresco de cola de 330 mililitros aporta 35, informa la Fundación Británica del Corazón, que recomienda “elegir bebidas sin azúcar, no tomar más de un vaso de zumo de fruta, no añadir azúcar al té o al café y evitar aperitivos azucarados o limitarse a porciones pequeñas”. Los azúcares señalados son los que se añaden a alimentos y bebidas, así como los de la miel y los zumos naturales. Josep Corbella (LV)

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