Los alérgicos deben verificar si son polisensibles en la consulta del especialista

Aumenta el número de pacientes con alergia a más de dos sustancias, que se pueden beneficiar de la inmunoterapia

El abordaje de la alergia ha experimentado en la última década una importante transformación, derivada fundamentalmente del aumento de personas que la padecen y del número de fuentes alergénicas, así como de los avances en el diagnóstico y tratamiento.

Si antes lo habitual era que estos pacientes manifestaban alergia a una o dos sustancias, ahora es mucho más frecuente que lo hagan a múltiples de ellas y durante todo el año. Es lo que se conoce por polisensibilización. “Hoy por ejemplo tenemos muchos alérgicos al polen que también lo son a alimentos de origen vegetal”, según Pedro Guardia, director de la la Unidad de Gestión Clínica de Alergología del Hospital Universitario Virgen Macarena, en Sevilla.

La explicación de este aumento hay que buscarla en el cambio de estilo de vida occidental, con entornos higiénicos que impiden el contacto con substancias estimuladoras del sistema inmunológico, en el nuevo tipo de alimentación y en la contaminación, sobre todo la generada por los motores de combustión diésel y las calderas de calefacción.

A esta realidad se suma el desarrollo del diagnóstico molecular, mediante el que los alergólogos son capaces de conocer a qué proteínas de una fuente alergénica está realmente sensibilizado cada paciente, de modo que es posible afinar el perfil de sensibilización de cada persona. Esto permite aplicar un tratamiento más preciso e individualizado, indica Guardia.

Eficacia de la inmunoterapia

La vacunación con alérgenos, o inmunoterapia, es la herramienta más eficaz para el control de la alergia en muchos pacientes. Consiste en la administración de dosis repetitivas del alérgeno, para disminuir o eliminar la sensibilidad hacia este, con una duración de tratamiento entre tres y cinco años en la mayoría de casos, aunque la mejoría de los síntomas comienza a notarse a los tres o cinco meses. Es un tratamiento cada vez más personalizado y el único que actúa sobre la causa de la alergia, siendo capaz de modificar el curso natural de la enfermedad y evitar el desarrollo de nuevas sensibilizaciones, apunta este especialista, también presidente de la Sociedad Andaluza de Alergología e Inmunología Clínica.

“Hay estudios que demuestran que, con la vacunación de forma precoz a niños con rinitis, el porcentaje que va a evolucionar a asma – que es lo habitual – es muy inferior a la población no tratada”, sostiene. La administración de esta terapia en el momento inicial de la enfermedad también ha demostrado que evoluciona con un número menor de nuevas sensibilizaciones, añade.

Bajo diagnóstico

A pesar de estos avances, se estima que menos del 50% de pacientes alérgicos son atendidos por el alergólogo y, de estos, menos de la mitad están bajo tratamiento específico con inmunoterapia. El motivo de estas bajas cifras es que el acceso a estos profesionales es desigual y bastante limitado en algunas zonas geográficas. “En Sevilla por ejemplo, el tiempo de espera para una primera consulta es inferior a 20 días, mientras que en otras zonas se superan los seis meses”, subraya Guardia. Cuanto más se deja pasar el tiempo, más asentada está la enfermedad inflamatoria, por lo que hay que aplicar la terapia cuando empiezan a manifestarse los síntomas. Para conseguirlo, insiste en que sea diagnosticada por un alergólogo lo antes posible.

La atención prestada por este profesional tiene que dar respuesta a la polisensibilización, “al paciente real en la vida real”, matiza este especialista. En zonas de España, sobre todo el arco mediterráneo y sur, los pacientes son alérgicos a numerosos alérgenos, y hay que elegir la inmunoterapia más eficaz para el control de su enfermedad. “Esto es un rasgo diferenciador respecto a los del norte de la península y a gran parte de Europa”, señala.

Aparte del fuerte impacto sobre la calidad de vida que ocasionan las enfermedades alérgicas, es necesario considerar las consecuencias socioeconómicas. Por este motivo, es tan importante la reducción de los costes, como así demuestra la vacunación. “Se calcula que la inmunoterapia durante tres años para alergia a pólenes y ácaros comporta una ahorro de unos mil euros”, subraya. Para este especialista, otro de los pilares en el abordaje de la alergia es la educación en salud, dirigida al enfermo, sus familiares y el entorno.

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