La pomalidomida en mieloma múltiple logra pasar de una supervivencia global de 8,1 a 13,1 meses

mieloma-pngM.A. MADRID.  Hasta hace poco, los pacientes con mieloma múltiple refractario tenían pocas alternativas terapéuticas. Recientemente, el Ministerio de Sanidad ha incluido en el Sistema Nacional de Salud (SNS) la pomalidomida, una nueva terapia oral comercializada por Celgene bajo el nombre de ‘Imnovid’, en combinación con dexametasona para el tratamiento del mieloma múltiple resistente y refractario. La indicación es para pacientes que hayan recibido al menos dos tratamientos previos, que deben incluir bortezomib y lenalidomida y que, a la vez, hayan experimentado progresión de la enfermedad con el último tratamiento recibido. Son enfermos que tienen muy pocas opciones más de tratamiento.

La pomalidomida es la tercera generación de fármacos inmunomoduladores. Éstos actúan por un doble mecanismo. Por un lado, por una acción directa sobre la célula tumoral, destruyéndola, y, por otro, activando el sistema inmunológico, los linfocitos T citotóxicos y las células natural killer, que actúan a su vez controlando y destruyendo las células tumorales.

La aprobación del fármaco se ha basado en los resultados de un ensayo clínico internacional fase III dirigido por el director de medicina clínica y traslacional de la Universidad de Navarra, Jesús San Miguel. El estudio, cuyos resultados se presentaron en agosto de 2012, incluyó a 455 pacientes de 93 centros de Europa, Rusia, Canadá, Australia y EEUU. En él se comparaba el tratamiento de pomalidomida con bajas dosis de dexametasona frente a lo que entonces se consideraba el estándar de tratamiento para pacientes que no tenían otras opciones (altas dosis de dexametasona). Como peculiaridad de este ensayo, explica San Miguel, “los enfermos que no respondían a las altas dosis de dexametasona tenían la oportunidad de ser rescatados con pomalidomida”.

La combinación de pomalidomida con bajas dosis de dexametasona demostró una tasa de respuestas significativamente más alta y una prolongación en la supervivencia libre de progresión. Ésta pasa de 1,9 meses en el grupo control a cuatro meses con pomalidomida. En pacientes con respuesta parcial, la supervivencia libre de progresión fue de 8,4 meses. “Este dato se traduce en una ventaja significativa en la supervivencia global, que pasa de 8,1 a 13,1 meses, una diferencia de cinco meses, que aumenta a 7,6 meses si se excluyen los pacientes de la rama control que cuando progresaron fueron rescatados con pomalidomida. Más aún, si nos centramos en los enfermos que logran respuesta parcial con pomalidomida-dexamentasona, la superviviencia global llega a 20 meses”, señala San Miguel. Estos datos se han mantenido tras más de un año y medio de seguimiento.

El mieloma múltiple, un tumor originado por la transformación neoplásica de las células productoras de inmunoglobulinas –las células plasmáticas de la médula ósea-, se caracteriza por la producción de lesiones óseas, anemia, aumento en los niveles de calcio e insuficiencia renal. Hasta principios de la década actual la única opción terapéutica disponible se basaba en la quimioterapia convencional, cuyos resultados no habían experimentado avances desde hacía casi 40 años. Los avances de los últimos años han logrado un aumento en los índices y calidad de las respuestas asociadas a una mejoría en el pronóstico.

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