La polución por diésel es más peligrosa para las mujeres

Respirar humos diésel puede ser peor para las mujeres sugiere un estudio preliminar que se presentará en el congreso de la ERS. La polución asociada al tráfico se relaciona con enfermedades respiratorias y cardiacas.

La contaminación del aire producida por el tráfico es un claro factor de riesgo de enfermedades respiratorias y cardiovasculares, como ya han demostrado múltiples estudios. El informe de la Comisión sobre Polución y Salud de la revista médica The Lancet, actualizado el pasado mayo, indica que de los nueve millones de muertes atribuibles a la contaminación en 2019, la polución del aire (tanto doméstica como ambiental) es la principal asesina, con 6,67 millones en todo el mundo.

De especial impacto para la salud humana son las partículas con un diámetro inferior a 2,5 micras, la micropartículas PM 2,5, emitidas por los tubos de escape de los motores diésel. Su inhalación continuada se asocia a patologías respiratorias, como el asma, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y las reacciones alérgicas, así como a enfermedades cardiovasculares crónicas, a través de su acción dañina sobre los vasos sanguíneos.

Un grupo de investigadores canadienses se ha preguntado si el efecto del gas de escape diésel difiere según el sexo, y para comprobarlo han realizado un análisis de los cambios que provoca la exposición a los humos diésel en la sangre en hombres y en mujeres.

Averiguaron que aunque tanto en mujeres como en hombres se producían alteraciones en los componentes de la sangre relacionados con la inflamación, la infección y la enfermedad cardiovascular, hubo más cambios en las mujeres.

Los detalles del estudio se presentarán en el Congreso Internacional de la ERS (European Respiratory Society), que tiene lugar en Barcelona desde el domingo, de la mano del investigador Hemshekhar Mahadevappa, de la Universidad de Manitoba, en Winnipeg (Canadá). Mahadevappa forma parte del equipo dirigido por el profesor Neeloffer Mookherjee en la Universidad de Manitoba, que ha desarrollado la investigación junto al equipo del profesor Chris Carlsten, de la Universidad de British Columbia, en Vancouver, también en Canadá.

Una investigación preliminar

En declaraciones a la ERS, Mookherjee reconoce que “estos son hallazgos preliminares, sin embargo, muestran que la exposición a los gases de escape diésel tiene efectos diferentes en los cuerpos femeninos en comparación con los masculinos y eso podría indicar que la contaminación del aire es más peligrosa para las mujeres que para los hombres”.

El estudio se realizó con diez voluntarios (cinco mujeres y cinco hombres), todos ellos personas sanas y que nunca habían fumado. Cada voluntario pasó cuatro horas respirando aire filtrado y otras cuatro horas, aire que contenía gases de tubo de escape diésel en tres concentraciones diferentes: 20, 50 y 150 microgramos de partículas finas (PM 2,5) por metro cúbico, con un descanso de cuatro semanas entre cada exposición.

El valor límite anual de la Unión Europea para las micropartículas PM 2,5 es de 25 microgramos por metro cúbico; esta cifra no solo supera en 2,5 veces las directrices de la Organización Mundial de la Salud, que aconsejan no superar los 10 microgramos, sino que es frecuente que incluso se vea sobrepasada con picos más altos en muchas ciudades.

El análisis de las muestras sanguíneas de los voluntarios obtenidas al día de cada exposición reveló, mediante cromatografía líquida con espectrometría de masas, cambios en los niveles de 52 proteínas en los hombres y de 153 proteínas en las mujeres tras la exposición a los humos.

Además, en las mujeres se observaron alteraciones en 91 proteínas diferentes a las vistas en los voluntarios masculinos. Entre esas proteínas que diferían según el sexo, había algunas conocidas por su papel en la inflamación, en mecanismos de reparación, en la coagulación de la sangre, las enfermedades cardiovasculares y el sistema inmunitario. Algunas de esas diferencias fueron más claras al exponerse a los niveles más altos del gas del tubo de escape.

“Esto es importante ya que se sabe que las enfermedades respiratorias como el asma afectan a mujeres y hombres de manera diferente, siendo las mujeres más propensas a sufrir asma grave que no responde a los tratamientos. Por lo tanto, necesitamos saber mucho más sobre cómo responden las mujeres y los hombres a la contaminación del aire y qué significa esto para prevenir, diagnosticar y tratar sus enfermedades respiratorias”, apunta Mookherjee.

La presidenta del Comité de Medio Ambiente y Salud de la ERS, la profesora Zorana Andersen, de la Universidad de Copenhague, quien no ha participado en la investigación, afirma que “sabemos que la exposición a la contaminación del aire, especialmente al escape diésel, es un factor de riesgo importante en enfermedades como el asma y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica. Es muy poco lo que podemos hacer como individuos para evitar acabar con el aire contaminado, por lo que necesitamos que los gobiernos establezcan y hagan cumplir los límites de los contaminantes del aire.

‘Huella’ en el proteoma

Los investigadores de este trabajo ya habían establecido en un trabajo anterior la huella en el proteoma o en las proteínas del plasma que deja el gas de escape del diésel, algunas de esas proteínas están asociadas con procesos de respuesta inmune e inflamación.

Ahora, a la luz de los resultados de este nuevo estudio planean analizar las funciones de las proteínas que han revelado para comprender mejor su papel en la diferencia entre las respuestas inmunitarias femeninas y masculinas. Sonia Moreno

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