La importancia de revisar la medicación periódicamente en enfermedades crónicas

El control riguroso y la revisión de la medicación por parte del especialista es fundamental en enfermedades crónicas y severas. Las visitas regulares al especialista son de vital importancia para conseguir la curación y mejor calidad de vida del paciente.

Las dosis indicadas necesitan supervisión, “en muchos casos, si se mantiene la dosis inicial el paciente puede sufrir algún trastorno o desarrollar una intolerancia a la medicación que provoque patología adicional”, indica Francisco José Nicolas, especialista en medicina interna del Hospital Vithas Montserrat de Lleida . Afortunadamente, nuevos medicamentos se incorporan al mercado con frecuencia y, en muchos casos, un nuevo medicamento puede suponer una mejora sustancial en la calidad de vida del paciente. Los expertos aconsejan visitar a los profesionales adecuados periódicamente para asegurar la efectividad y resultados de los medicamentos.

“El paciente ha de tener en cuenta que la prescripción hecha por el médico en un momento determinado puede no ser válida para siempre, ya que en el organismo experimenta cambios”, afirma el doctor Nicolas. Por ese motivo es importante revisar la medicación y chequear cómo evoluciona la enfermedad ante las sustancias ingeridas, “sobre todo con enfermedades como la diabetes o la depresión, que requieren medicación durante largos periodos de tiempo, y a veces, de por vida”.

Estas son algunas de las patologías cuyos fármacos deben llevarse a revisión periódicamente.

Diabetes: las personas que sufren un exceso de glucosa en sangre producido por la diabetes, además de recibir tratamientos de insulina para disminuir los niveles de glucosa, pueden necesitar otros medicamentos. Se debe comprobar que las pastillas y/o la insulina controlan bien el azúcar y no produce bajadas del mismo. Debido a que el azúcar en sangre se puede ver alterado por factores externos y circunstanciales, los efectos de la medicación deberán ser controlados por los médicos. Según el doctor Nicolas del Hospital Vithas Montserrat: “la revisión debe realizarse como mínimo tres veces al año y cada vez que se produzca algún síntoma adicional”.

Problemas de circulación: hace años se prescribía con cierta frecuencia los vasodilatadores “actualmente los pacientes actualizan su medicación gracias a principios activos que actúan de forma más eficaz como los antiagregantes”. Lo conveniente en estos casos es revisar la medicación cada 3 meses.

Cardiopatías e insuficiencias cardiacas: Las insuficiencias cardiacas son objeto de revisiones periódicas “normalmente cada 6 meses”, explica el doctor Nicolas. Normalmente, en cada revisión se controla la medicación que toma el paciente y “se puede incorporar una nueva medicación o cambiar la dosificación según los efectos observados”.

Depresión: cuando el psiquiatra considera necesaria la administración de fármacos para el control de la depresión, se establece un calendario de control para evaluar la progresión del paciente. Los antidepresivos están diseñados para mejorar los síntomas. Uno de los antidepresivos más recetado es el Scitalopram que funciona sobre receptores serotoninergicos del sistema nervioso central. Al mismo tiempo, los medicamentos para la depresión no se pueden dejar de tomar motu proprio y sin asesoramiento médico. A pesar de experimentar mejorías en el estado anímico, es importante abandonar los fármacos de forma paulatina bajo la supervisión del experto.

EPOC: la enfermedad obstructiva crónica es una de las enfermedades con más prevalencia en la actualidad. La causa principal en estos casos suele ser el tabaquismo.” En este caso concreto no hay un solo medicamente que sirva para mejorar la enfermedad, sino la combinación de varios que atacan la patologíadesde diferentes ángulos”, para controlar los síntomas. El seguimiento es necesario para adaptar la medicación a los síntomas y evitar recaídas.

Asma: los medicamentos contra el asma generalmente se tienen que administrar todos los días para un buen control de la enfermedad. El papel del médico es esencial en la elaboración de un plan terapéutico con los medicamentos, dosis y momento del día en que se tienen que aplicar. En el control de los síntomas del asma los médicos combinan diferentes fármacos que atajan diferentes grupos de síntomas. A los corticoides inhalados como la Budesonida, hay que sumar el tratamiento con broncodilatadores como el Salbutamol u otros similares de liberación prolongada para prevenir reagudizaciones. Por lo general, es necesario un tiempo para comenzar a experimentar mejorías, pero serán los médicos quienes modifiquen las dosis y tomas según evolucione la afección pulmonar de sus pacientes.

Osteoporosis: la osteoporosis es otra de las patologías que podemos considerar crónicas. En líneas generales, supone la disminución de la masa ósea con el consiguiente debilitamiento de los huesos. “La medicación para tratar la osteoporosis ha avanzado mucho”. La mayoría de los fármacos actuales se dirigen a mejorar la calidad del tejido óseo y evitar fracturas y el especialista ha de revisar la medicación y el progreso del paciente periódicamente.

Colesterol: para aquellas personas cuyo organismo es más vulnerable (avanzada edad, tabaquismo, obesidad…) y presentan unos elevados niveles de colesterol, en función del grado de riesgo cardiovascular valorado por el médico, será necesario la incorporación a su rutina de fármacos para evitar los riesgos de cardiopatías o accidentes cerebrovasculares o ataques cardiacos. Las estatinas son, de momento, el medicamento más indicado para disminuir el LDL, conocido como el colesterol malo. El consumo de estatinas dependerá de la edad de los pacientes, los factores de riesgo y de los niveles de lípidos de su organismo. Los grupos de más riesgo son los que presentan un colesterol por encima de los 220 miligramos por decilitros. Debido a que los niveles de colesterol varían según hábitos de vida como la alimentación o la actividad física, los controles de sangre periódicos permiten a los doctores considerar la necesidad de continuar el tratamiento con estos medicamentos. Algunos de los efectos secundarios de las estátinas, aunque poco frecuentes, son alteraciones en el hígado y los músculos o el estreñimiento y las náuseas.

Dolor crónico: los analgésicos pueden producir efectos secundarios y desajustes del organismo según su consumo. Revisiones y analíticas periódicas serán necesarias en persona que padezcan de dolor crónico para comprobar que estos fármacos no están haciendo daño a otras zonas u órganos de su cuerpo. Por ejemplo, el paracetamol y el ibuprofeno, dos de los componentes más comunes en los analgésicos, tienen entre sus efectos secundarios alteraciones gástricas. Actualmente es posible tratar el dolor crónico con infiltraciones o otras terapias que en manos de profesionales del dolor han demostrado una excelente tolerancia y eficacia.

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