La fecundación sin espermatozoides no supone riesgos para la salud de los futuros niños, según un estudio

Es una tecnología con baja eficacia en términos de niños nacidos por tentativa

La técnica de fecundación sin espermatozoides, Round Spermatid Injection (ROSI), no supone ningún riesgo para la salud de los nacidos, según un estudio realizado por un grupo de investigadores y médicos japoneses y estadounidenses, liderados por los doctores Atsushi Tanaka y Ryuzo Yanagimachi, que no encontraron ninguna diferencia significativa en el desarrollo físico y cognitivo entre los niños nacidos gracias a la técnica ROSI y un grupo de control formado por los niños concebidos de forma natural.

El estudio, publicado en la revista Fertility and Sterility, publicación oficial de la Sociedad Americana de la Medicina Reproductiva, ofrece un informe detallado de la evolución de 90 niños concebidos por la tecnología ROSI, desde el nacimiento hasta la edad de 2 años, respecto a un grupo de control de niños concebidos de forma natural.

Técnica franco-española

La tecnología de la fecundación sin espermatozoides, ROSI, utilizando espermátidas redondas,  fue desarrollada por el doctor Jan Tesarik y la doctora Carmen Mendoza de la Universidad de Granada. El primer nacimiento de un niño sano concebido mediante esta técnica en el mundo fue publicado en el año 1995 en la prestigiosa revista estadounidense New England Journal of Medicine.

Sin embargo, el número de niños nacidos con esta tecnología era bajo y dejaba una puerta abierta a varios tipos de dudas sobre posibles riesgos de anomalías y enfermedades relacionadas con este procedimiento. En este sentido, un año después del primer nacimiento fruto de la utilización de ROSI, sus autores, los doctores Jan Tesarik  y Carmen Mendoza,  publicaron en la revista Molecular Human Reproduction una advertencia sobre un posible riesgo de anomalías de la impronta genómica, relacionado con el uso de las células inmaduras, en lugar de los espermatozoides.

“Los resultados de la encuesta son muy reconfortantes -afirma el doctor Jan Tesarik-  ya que no se encontraron diferencias significativas, y ninguno de los 90 niños estudiados presentó enfermedades causadas por anomalías de la impronta genómica, tales como los síndromes Prader-Willi, Angelman o Wiskott-Aldrich”.

Según Tesarik, “el único problema persistente de la tecnología ROSI es su baja eficacia en términos de niños nacidos por tentativa (…) La probabilidad del nacimiento de un  niño por una sola tentativa de ROSI es de sólo 3,3%.”.

 

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