La aparición de medicamentos más precisos ha permitido curar o cronificar muchos tumores hematológicos

fotonoticia-20140125115306-500-pngLeucemias o linfomas

Actualmente hay más de 100 tipos de tumores hematológicos, entre diferentes leucemias, linfomas o mielomas, pero gracias a las mejoras diagnósticas y a la aparición de tratamientos más precisos cada vez hay más casos en los que se puede hablar de curación o cronificación de la enfermedad.

“En los últimos años se han producido unos cambios tremendos”, según ha reconocido a Europa Press el jefe del Servicio de Hematología del Complejo Hospital Universitario de Santiago (CHUS), José Luis Bello, que ha coordinado una reunión de expertos celebrada en Madrid para analizar las principales conclusiones presentadas en el último Congreso Anual de la Sociedad Americana de Hematología (ASH, por sus siglas en inglés) celebrado en Nueva Orleans (Estados Unidos) el mes pasado.

De este modo, explica, en algunos linfomas se logra la curación en el 60 por ciento de los pacientes, mientras que en algunas leucemias en las que hace años fallecían entre el 70 y 80 por ciento de pacientes, actualmente se curan más del 50 por ciento de los casos. Y otras, como los linfomas de bajo grado o la leucemia linfática, se están consiguiendo cronificar.

Esto es posible gracias a la “aparición masiva” de nuevos fármacos como los inhibidores de la tirosina quinasa, los inhibidores de proteosoma o los anticuerpos monoclonales, que “han cambiado el paradigma del tratamiento de estos tumores”.

“El conocimiento de la base biológica de estos tumores permite saber cómo se originan y qué factores favorecen la proliferación de las células tumorales y pueden ser bloqueados”, ha defendido.

Uno de los últimos fármacos en aparecer del que se ha hablado en esta reunión ha sido precisamente un nuevo anticuerpo monoclonal contra la leucemia linfática crónica (LLC), el obinutuzumab, que reduce un 61 por ciento el riesgo de progresión o muerte de estos pacientes en comparación con la terapia estándar.

Además de una mejor eficacia, estos nuevos fármacos también aportan una mayor seguridad para el paciente ya que, como apunta Bello, “al ir dirigidos a dianas concretas se reduce el riesgo de efectos secundarios o que estos no sean importantes”.

Y a todo ello hay que añadir la búsqueda de nuevas vías de administración que también faciliten al paciente su día a día con la enfermedad.

“Algunos tratamientos para la leucemia linfática crónica que antes eran muy complejos, ahora son orales. Y algunos inhibidores del proteosoma que antes se administraban por vía intravenosa, se pueden administrar de forma subcutánea, lo que hace que sea más fácil de aplicar, y más cómodo y rápido para el paciente”, reconoce el doctor Bello.

Fuente. EP_ Salud

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