Irradiación parcial de la mama con braquiterapia como alternativa a la radioterapia externa

cdr710874El tratamiento está indicado para pacientes mayores de 50 años con tumores de pecho incipientes

Silvia Fidalgo

Las innovaciones en el tratamiento del cáncer han ido cada vez más enfocadas a la personalización y a la adaptación de la terapia a las características de cada tumor. En el caso del cáncer de mama, estas premisas son especialmente importantes, puesto que, en pacientes con tumores incipientes, con la radioterapia convencional se exponía de forma innecesaria a la radiación a órganos vitales. Con el fin de reducir este impacto y aumentar la eficacia de los tratamientos, y siempre que el tipo de nódulo y sus condiciones lo permitan, se aplica una irradiación parcial de la mama (APBI, por sus siglas en inglés), que consiste en la aplicación de la radioterapia únicamente alrededor de donde se encontraba el tumor, una vez se haya extirpado el nódulo.

Aunque existen diferentes técnicas para la aplicación de la irradiación parcial de la mama, la más usada es la braquiterapia intersticial multicateter con tubos plásticos. El procedimiento consiste en introducir unos tubos de plástico (entre 14 y 18) de forma que rodeen la cavidad donde estaba el tumor. Estos tubos van conectados a una máquina que conduce la radiación por su interior para irradiar directamente la zona afectada. Esta técnica se aplica siempre después de una tumorectomía, y lo más adecuado es empezar el tratamiento lo más rápido posible, aproximadamente dos o tres semanas después de la intervención, tal como indica Cristina Gutiérrez Miguélez, especialista en oncología radioterápica y coordinadora de la unidad de braquiterapia de l’Institut Català d’Oncologia (ICO). Habitualmente se realiza primero la extirpación y de forma posterior la colocación de los tubos, aunque en ocasiones se puede aprovechar la intervención para colocarlos.

De momento, este tratamiento está indicado en pacientes que tengan un cáncer de mama bastante precoz, de menos de tres centímetros y que no tengan ganglios afectados en las axilas. Generalmente se aplica a pacientes de entre 50 y 60 años, ya que cuando se trata de personas más jóvenes, los tumores suelen ser más agresivos y es conveniente irradiar todo el pecho. “El objetivo es hacer tratamientos más pequeños y menos agresivos, siempre que se pueda. Hay que ajustarlos según las necesidades de cada uno”, indica la especialista. La comunicación entre los médicos que tratan a las pacientes es fundamental para la correcta elección de la terapia.

“La irradiación parcial presenta una serie de ventajas sobre la terapia convencional y es igual de eficaz”, indica Gutiérrez. “El tiempo de tratamiento se reduce de seis semanas a una, algo muy beneficioso para las pacientes, sobre todo psicológicamente. Además, al limitar la radiación, ésta no llega a órganos esenciales como son el corazón y el pulmón, y los efectos secundarios son prácticamente inexistentes”, concluye la experta.

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