Gripe: el mejor avance es saber prevenir

Con el coronavirus como telón de fondo, expertos señalan que el mejor abordaje de esta patología es impulsar la higiene de manos, el distanciamiento social y la vacunación. Estos días se inicia la vacunación de la gripe común en muchas comunidades españolas.

La gripe epidémica o estacional es una enfermedad causada por los virus de la gripe A y B, que tienen además la particularidad de mutar con mucha frecuencia. También está el virus de la gripe C, que ocasiona casos esporádicos, pero no epidemias, y el virus de la gripe D, que ocasiona infecciones en animales, pero no se tiene evidencia de que cause patología en humanos.

Según Ángela Domínguez García, catedrática de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Barcelona e Investigadora del Ciber en Epidemiología y Salud Pública del Instituto de Salud Carlos III, la prevención de la gripe puede hacerse mediante vacunas, antivirales y las denominadas medidas no farmacológicas de prevención. Entre las últimas menciona el aislamiento de los casos y la cuarentena de los contactos, las medidas de distanciamiento social (mantenimiento de una distancia de seguridad de 1,5 a 2 metros entre las personas y la restricción o modificación de viajes, actividades y eventos que impliquen aglomeración) y las de protección personal, como la higiene respiratoria (cubrirse la boca y nariz al toser o estornudar con un pañuelo desechable o con la parte interior del codo, así como el uso de mascarilla) y la higiene de manos (con agua y jabón o con solución a base de alcohol si el lavado no es posible y siempre después de estar en contacto con secreciones respiratorias y objetos o materiales contaminados).

En este contexto, Ángeles Ruiz, farmacéutica comunitaria y miembro del Grupo de Enfermedades Infecciosas e Inmunología de la Sociedad Española de Farmacia Familiar y Comunitaria (Sefac), añade que es fundamental “utilizar una de las medidas más eficaces de prevención, las vacunas antigripales, y continuar con lo que ya ha transformado nuestra vida cotidiana: las medidas higiénicas, el mantenimiento de la distancia física y el uso de las mascarillas”, en especial porque “no disponemos de ninguna terapia innovadora en cuanto a antivirales y tratamientos más eficaces contra la gripe”.

Domínguez recuerda que las medidas no farmacológicas de prevención son importantes siempre, “ya que contribuyen a evitar que se produzcan nuevas infecciones por virus respiratorios, pero resultan de suma importancia cuando no se dispone de vacuna, como ocurre cuando se produce una pandemia de gripe por la emergencia de un nuevo subtipo de virus gripal cuyos componentes antigénicos son totalmente distintos a los que contenían los virus que habían circulado hasta entonces”.

Una temporada de incertidumbres

Este año, reconoce Ruiz, todo son incertidumbres, ya que “nos enfrentamos por primera vez a la confluencia de la temporada de gripe, que, como cada año, llega, con la pandemia de la covid-19 y desconocemos cómo interaccionarán”. Tampoco debemos olvidar que el virus de la gripe puede mutar o cambiar con mucha rapidez y sufrir un cambio antigénico, desarrollándose un nuevo subtipo o cepa de virus de la gripe quizás con potencial pandémico.

Los expertos consultados coinciden en señalar que la temporada de gripe del hemisferio sur suele brindar algunas pistas sobre lo que “se puede esperar en el norte a finales de este año”, comenta Ruiz. La buena noticia, destaca Domínguez, es que en los países donde la temporada gripal ha coincidido con la pandemia de la Covid-19, la carga de enfermedad que ha supuesto la gripe ha sido mucho menor que otros años. Así, en Australia en 2020 se han diagnosticado 21.000 casos y contabilizado 36 muertes, frente a los 132.000 y 430 del año anterior.

En sintonía con lo expresado por los expertos, estos descensos se atribuyen principalmente a las medidas de prevención no farmacológicas que se han adoptado frente al coronavirus, “si bien el aumento en dosis de vacunas antigripales administradas (se han administrado dos millones de dosis adicionales) también ha influido”, añade Domínguez. En otros países, como Argentina, Chile y Sudáfrica, se ha observado, igualmente, que la morbimortalidad de la gripe en 2020 ha sido inferior a la de 2019.

Respecto a las posibles mejoras que se pueden esperar a corto y medio plazo para un mejor abordaje de la enfermedad, al margen de la investigación de vacunas frente a la infección por SARS-CoV-2 y el reforzamiento de las medidas no farmacológicas de prevención, se incluyen reforzar los planes de vacunación antigripal de los denominados grupos de riesgo (65 años o más o presentar condiciones que hacen que la infección por el virus de la gripe comporte un mayor riesgo de gravedad y/o muerte), “así como de las personas que, sin tener condiciones de riesgo, pueden transmitirla a otras que sí tienen dichas condiciones”, comenta Domínguez.

En este sentido, recalca Ruiz, todos los países del hemisferio norte han realizado compras masivas de vacunas antigripales “y se han propuesto aumentar las coberturas de vacunación marcando un objetivo ambicioso del 75% (la Organización Mundial de la Salud ya situaba este objetivo en el 75% antes de la Covid-19 tanto para personas mayores de 65 años, como para la población de alto riesgo o para los profesionales sanitarios)”. E. Mezquita DM

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